Por su historia desde los tiempos coloniales, a los uruguayos no les debería resultar para nada ajena la posibilidad de abrir sus puertas a la llegada de inmigrantes para trabajar en las más diversas áreas.
La intención de recurrir a extranjeros para dar respuesta a una demanda de mano de obra insatisfecha en varios sectores de la economía fue un tema que generó varios debates durante el gobierno pasado. Durante el mandato de José Mujica, al mismo tiempo que el desempleo alcanzaba su mínimo histórico desde que se llevan registros, asomaban cada vez con más fuerza los datos acerca de la falta de capital humano en algunas áreas, fundamentalmente aquellas de gran especialidad técnica. Ese nuevo panorama llevó al Poder Ejecutivo a diseñar nuevas estrategias para atender los nuevos problemas
El por entonces ministro de Trabajo, Eduardo Brenta, remarcó en 2012 de la necesidad de flexibilizar los trámites para lograr que llegaran más extranjeros de gran capacidad técnica. En aquel entonces, la crisis económica golpeaba a Europa, razón por la cual crecían las posibilidades de que los habitantes de ese continente tuvieran intenciones de buscar nuevos destinos donde trabajar.
"Debemos orientar y priorizar determinado perfil de inmigrante asociado a la demanda", marcaba Brenta en 2012.
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Otro dato que inquietaba al gobierno de Mujica era que los datos del Censo 2011 habían confirmado un estancamiento en el crecimiento de la población uruguaya. Pero ante esa realidad, Mujica no solo pensaba en atraer ingenieros y técnicos altamente especializados, sino que tenía interés en ver llegar a trabajadores en varios rubros. Concretamente, Mujica alertaba sobre la falta de personal en el campo.
El mandatario aspiraba a que llegaran peruanos, bolivianos, paraguayos y habitantes de otros países latinoamericanos a realizar los trabajos que, según decía, los uruguayos no querían hacer.
Más allá de los discursos, lo cierto es que efectivamente Uruguay se ha posicionado como un polo de atracción para la llegada de trabajadores, fundamentalmente desde la región. En los últimos meses, por ejemplo, ha sido notorio el interés de muchos venezolanos.
De hecho, las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores dedicadas a la tramitación de residencias están desbordadas. Eso obligó al gobierno a reforzar los controles.
Ante ese gran crecimiento de las solicitudes, el Ministerio de Trabajo definió que este año habrá un especial énfasis en los controles que buscan evitar el informalismo laboral de los extranjeros.
"Hay una mayor presencia de extranjeros trabajando en Uruguay. Vamos a hacer foco en sus derechos como trabajadores", dijo a El Observador Gerardo Rey, inspector general del Trabajo y la Seguridad Social.
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