La fiesta Creamfields a un paso de volver a Uruguay

La fiesta de música electrónica Creamfields está a punto de llegar a Uruguay y la producción ultima los detalles para anunciar el evento, informó a El Observador una fuente de la organización. La fiesta no tenía fecha ni escenario confirmados oficialmente hasta anoche por parte de la empresa que lo organiza, AM Producciones, pero el anuncio era inminente.

Creamfields ya había tenido una edición en Uruguay, más precisamente en Punta del Este, en 2008. La fiesta electrónica nació diez años antes en Inglaterra y se trata de uno de los festivales más destacados dentro del género a nivel mundial, con ediciones anuales en diversos puntos de Europa, América y Asia.

El evento nació del seno del boliche Cream, de la ciudad de Liverpool, y tuvo su primera edición en la localidad de Winchester, cuando convocó a 25 mil personas y presentó en su escenario a artistas como Daft Punk, Run DMC y Primal Scream.

Desde 2001 ha generado una constante expansión internacional, reuniendo en cada edición a los principales DJ y bandas de música electrónica del mundo. Fue también ese año cuando realizó su primera edición en Buenos Aires. La capital argentina fue una de las sedes estables del festival desde entonces, aunque desde 2015 no se ha vuelto a realizar allí.

El contexto actual para la música electrónica en Argentina es desfavorable. Mientras que en 2003 el evento era considerado como "de importancia cultural y turística para la región de Buenos Aires y para toda la nación argentina" por el Ministerio de Turismo y Cultura, cinco muertes a causa de sobredosis con drogas sintéticas durante la fiesta Time Warp, en abril de 2016, generó un ambiente negativo para el género.

El diario argentino Clarín publicó en setiembre de 2016 que la música electrónica en Argentina experimentaba una situación similar a la del rock luego de la tragedia del boliche Cromañón, con una drástica reducción de los locales dedicados al género y con una mirada negativa de parte del gobierno.

Por ejemplo, en noviembre del año pasado la banda Kraftwerk tenía previsto presentarse en Buenos Aires, y se generó una polémica al respecto cuando el gobierno argentino suspendió temporalmente la venta de entradas para el show, que finalmente se pudo realizar.

Ese ambiente desfavorable llevó a que en 2016 la Creamfields se mudara a Paraguay, y sembró el terreno para los organizadores en Uruguay.

En los últimos años se ha producido un incremento en la visibilidad y popularidad de fiestas centradas en la música electrónica en Montevideo y la costa uruguaya, con eventos como la fiestas The Warehouse o La Terraza, por mencionar solamente dos ejemplos.

En los últimos años, además, Creamfields expandió sus locaciones en Sudamérica con eventos en Chile, Perú, Brasil y Colombia, además del mencionado evento paraguayo de 2016.

Si bien la versión que se realiza en Latinoamérica es más acotada en cuanto a su duración (el evento europeo principal, que este año festeja su vigésima edición, se realizará a fines de agosto durante cuatro días), permitirá recibir a nombres destacados de la música electrónica de la región y del extranjero, aunque aún no se han anunciado qué DJ participarán del evento.

En la edición principal de este año participan artistas como The Chainsmokers, Deadmau5, Fatboy Slim y Armin van Buuren, entre otros.

En enero de 2008 se realizó en El Jagüel, en Punta del Este, una edición especial del festival, que celebraba su primera década, mientras que el balneario festejaba el centenario de su fundación.

Con una convocatoria de 8.000 personas y tres escenarios que recibieron a DJ uruguayos, argentinos, ingleses y franceses, aquel fue el evento destacado de esa temporada.

Ahora ocurre lo mismo con el anuncio de esta fiesta, que se convierte en uno de los mojones musicales más importantes del año. Este año Creamfields también tendrá una versión en Chile, prevista para noviembre y de la que tampoco se conocen aún los artistas que participarán.

Los precios de la fiesta Creamfield en Uruguay se desconocen por el momento, pero una referencia es lo que costaban las entradas en otras ediciones en la región. En Santiago de Chile, que será en noviembre próximo, los boletos cuestan entre US$ 80 y US$ 300. En la última fiesta que organizaron en Buenos Aires, en 2015, los precios iban desde US$ 50 a US$ 90.