Espectáculos y Cultura > "ÁNIMO COMPAÑEROS"

La historia de una pintada que sobrevivió 30 años

Este martes un grupo de jóvenes volvió a pintar una frase emblemática para Montevideo, en la esquina de bulevar España y Paullier
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05 de julio de 2017 a las 16:10
Una mujer que pasa por bulevar España y Juan Paullier se detiene ante un muro verde, piensa unos segundos y pregunta. ¿La frase no decía compañeras? Hay una decena de jóvenes de entre 18 y 20 años por la vuelta, pintando, pero la que le contesta es protagonista de la historia, Cristina Badán. Le dice que no, que la original es: ¡Ánimo, compañeros, que la vida puede más! Cuando la mujer se va, Badán les comenta, sorprendida, a sus compañeras que es increíble como cada uno interpreta lo que quiere. Ese es el encanto de la inscripción. Hace casi 30 años que la pared de la residencia estudiantil para mujeres de la congregación religiosa Institución Teresiana, para la cual Badán trabaja, dice lo mismo. Sus orígenes se remontan a la guerra civil española.

La palabra compañeros podría remitir a la política y la idea de que la vida "puede más" bien podría ser una arenga optimista, pero lo cierto, dice Badán, es que se trata de las últimas palabras de una mujer a punto de ser fusilada por el bando republicano. Sí, de izquierda. También tiene un trasfondo religioso, dado que se trata de una figura importante para los teresianos.

Su nombre era Victoria Díez.

Cristina Badan
Cristina Badán es secretaria de la residencia estudiantil teresiana.
Cristina Badán es secretaria de la residencia estudiantil teresiana.

Era maestra, servía a la iglesia y les daba clases a otras mujeres con la idea de que salieran adelante por sus propios méritos. Pero su mala reputación con los republicanos torció su suerte y la puso en el mismo camino que un grupo de hombres que iban derecho al pelotón de fusilamiento. Lo último que se recuerda de Díez fue la frase de ánimo para sus compañeros de infortunio, que hoy tiene hasta su propia canción, relata Badán. "Lo que la mató fue la intolerancia que se genera en momentos de violencia desatada".

La frase se puede encontrar en varias versiones en la web, pero antes de 1988 prácticamente no existía en el imaginario montevideano. En el muro de la residencia solo se podía leer consignas políticas. Un día de primavera de ese año, cansada de rascar las paredes, Badán compró un poco de cal, pintura azul, y sacó el pincel para rendirle homenaje a Díez. Desde entonces ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que esa frase se volvió a pintar y de la cantidad de interpretaciones que los transeúntes y vecinos le han dado. Hace algunos días el muro amaneció graffiteado y el clamor popular se hizo sentir. La gente llamaba, pasaba por la casa o comentaba en las redes sociales lo triste que era perder ese pedazo de patrimonio. Así fue que este martes, con un poco de pintura blanca y un nuevo diseño, un grupo de jóvenes de la residencia devolvieron la frase al lugar del que nunca debió salir.


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