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La incógnita del comercio con Brasil

Temer será "más aperturista", pero temen represalia por diferencias políticas.
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04 de septiembre de 2016 a las 05:00
El nuevo escenario en Brasil tras la destitución de Dilma Rousseff y la ratificación de Michel Temer como presidente, abre una interrogante para Uruguay en el terreno comercial: ¿Qué puede esperarse de esa relación en el corto y mediano plazo?

Expertos consultados por El Observador entienden que el nuevo gobierno tendrá una posición más aperturista que puede favorecer el clima de negocios con Uruguay, aunque en lo inmediato entienden que será clave saber qué evolución tendrá la relación política entre ambos países que se ha visto deteriorada por el traspaso de la presidencia pro témpore del Mercosur a manos de Venezuela.

En diálogo con El Observador, el director del departamento de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, dijo que en el mediano plazo es esperable que al igual que ocurrió con Argentina tras la asunción de Mauricio Macri, las autoridades estén más abiertas al diálogo para solucionar las dificultades que puedan existir en el comercio intraregional.

"Es de esperar que a Brasil le ocurra lo mismo, con una estrategia mucho más aperturista, mucha más agresiva en su apertura comercial y eso es favorable. En el mediano plazo la noticia de Temer para los intereses de Uruguay en el Mercosur –que es verlo más modernizado y más abierto al mundo– es buena. La posición es de un Mercosur más flexible, cerca de la Alianza del Pacífico y más cerca de algunos mercados de Asia", añadió.

Sin embargo, consideró que en el corto plazo hay que ver cómo termina de reconstruirse la relación entre ambos países. Aunque la cancillería uruguaya ensayó una posición mesurada tras la destitución de la presidenta brasileña, que reconoce al gobierno de Temer, el Poder Ejecutivo optó por catalogar el acto de "profunda injusticia".

Para Bartesaghi eso demuestra que "no hay afinidad" con Temer. El experto no descartó incluso que Brasil tome alguna represalia comercial, como lo hizo en otras oportunidades cuando las relaciones diplomáticas no funcionaban bien.

Por su parte, el investigador sobre política comercial de la Universidad de Georgetown, Nicolás Albertoni, destacó que a diferencia de otros mercados, tanto con Brasil como con Argentina es difícil hablar solo de comercio sin atarlo a lo político, que tiene un peso importante.

Según Albertoni, el manejo dado por Uruguay al caso Venezuela y la presidencia pro témpore del Mercosur hizo que la situación con el gobierno de Temer cambiara. "Pasamos de tener con Brasil teléfono con línea verde a un teléfono con línea amarilla. Eso no gustó a Itamaraty y puede pesar mucho más de lo que imaginamos. (...) Puede costar un poco para restablecer el vínculo que sí teníamos con Dilma", apuntó.

En una primera instancia, las señales enviadas por Brasil parecen descomprimir la tensión que en las últimas semanas hubo entre ambos países. "Tengo certeza que nuestras relaciones con Uruguay irán de mejor forma", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, José Serra, el viernes durante la cumbre del G20 en Shangai.

Durante el gobierno de Rousseff la relación comercial con Brasil tuvo malos y buenos momentos. En más de una oportunidad, la aplicación de restricciones comerciales para el ingreso de mercadería uruguaya, como textiles y autopartes, por ejemplo, motivó el rechazo del sector exportador. Pero esas dificultades tuvieron como particularidad la disposición al diálogo que siempre mostró el gobierno de Rousseff y que dio lugar a negociaciones duras, pero que terminaron en la mayoría de los casos con el levantamiento de las barreras como resultado.

Según Albertoni, había una relación fluida y se trataba de resolver los problemas lo antes posible. También recordó como un factor importante el poder de lobby de los industriales brasileños, que pesó de forma importante y que lo seguirá haciendo.

Las colocaciones hacia el mercado norteño vienen en caída desde el 2014 y tuvieron el año pasado su peor comportamiento en el último quinquenio, con un descenso interanual de 29,8%. Mientras que el gobierno asocia ese deterioro con una caída de la demanda vinculada al mal momento de la economía norteña, el sector exportador ha apuntado sus baterías a la pérdida de competitividad, por encima de la mejora observada para ese indicador en los últimos meses.

Este año, productos como la leche y el arroz –que han visto afectadas sus colocaciones por el debilitamiento de sus principales mercados– han encontrado en Brasil una alternativa. De hecho, en agosto el mercado norteño lideró la compra de lácteos a Uruguay y volvió a posicionarse como el principal destino para ese tipo de negocios.

"Yo creo que el pragmatismo comercial requiere que lo político se discuta de forma diferente a lo económico", afirmó esta semana el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, tras reunirse con su par de Brasil, Blairo Maggi. Los productores del estado de Río Grande del Sur plantearon la inquietud por la gran cantidad de leche uruguaya que está ingresando al país vecino. Según Aguerre, el ministro Maggi entendió que Uruguay quiere mantener ese mercado.

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