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La mejor serie que nadie esperaba

'Show me a hero' se convirtió en una de las ficciones del año gracias a un elenco formidable y a un drama social inspirado en hechos reales
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13 de septiembre de 2015 a las 05:00

"Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia", desafío hace varias décadas el escritor de El gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald. La cita se puede encontrar en la colección de sus ensayos The Crack-Up y le otorga el título a la última miniserie de HBO, Show me a hero. También funciona como su sinopsis fiel.

Centrada en un conflicto sociopolítico provocado por un plan de viviendas sociales en la ciudad neoyorquina de Yonkers a fines de la década de 1980, la producción se convirtió inadvertidamente en una de las mejores series del año.

Show me a hero es la última serie de David Simon. En Uruguay el nombre no resuena, pero en la industria televisiva de Estados Unidos es considerada una figura venerada. Es que este experiodista de la ciudad de Baltimore, Washington, fue el creador y productor de The Wire. Emitida entre 2002 y 2008 en HBO, todavía pueden encontrarse en internet menciones de la serie enfocada en diferentes habitantes de Baltimore –sus policías, criminales, trabajadores portuarios, políticos, escolares y periodistas, entre otros–, como "la mejor serie de la historia". Lisa y llanamente.

Tras retratar la vida de la población de Nueva Orleans pos Huracán Katrina y a los soldados estadounidenses durante la invasión a Iraq en 2013, en Show me a hero Simon vuelve a atacar, inspirado en hechos reales, un tema que ha sido la médula narrativa de gran parte de su obra: la segregación racial.

A fines de la década de 1980, un juez decretó que al este de Yonkers, la cuarta más poblada de Nueva York, debían construirse 200 viviendas sociales. Sus habitantes, principalmente blancos, se opusieron y protestaron ante el proyecto debido al miedo que les inspiraba la mudanza de la población negra proveniente de los sectores más pobres de la ciudad.

Oscar Isaac en "Show me a hero"
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En el medio de esa tormenta se encuentra el protagonista principal de la miniserie de HBO, Nick Wasicsko. En su momento el alcalde más joven de Estados Unidos con 28 años, Wasiscko –quien es interpretado por el ascendente actor Oscar Isaac– ganó las elecciones como el candidato demócrata bajo la promesa de combatir la medida a través de recursos legales. Una vez que fue asesorado que no había forma de combatir el decreto del juez sin perjudicar a la ciudad (debido a la imposición de multas y detención de recursos esenciales), él y su equipo de legisladores debieron enfrentar a los votantes enfurecidos que aclamaban que las nuevas viviendas significarían un aumento en la taza de crímenes y drogas en la ciudad.

A lo largo de seis capítulos de una hora, Isaac –quien deslumbró con su protagónico en Balada de un hombre común de los hermanos Coen– se encarga de construir en Wasicsko el héroe que la serie reclama, pero que nunca pretende encontrar.

Show me a hero inicia con su elevación, solo para hacerlo caer dolorosamente hasta llevarlo a un punto sin retorno. Mientras ve como su brillo como político se va apagando lentamente, otros se aprovechan de el afán de Wasicsko por cumplir con la ley solo "porque es la ley". Isaac es excelso al aportar las mismas cuotas de ambición, tragedia y hasta devoción (a su profesión o a su esposa, encarnada por la argentina Carla Quevedo) en su retrato.

Pero el Wasicsko de Isaac no es el único personaje elemental de la miniserie. Show me a hero también es la historia de una vecina inicialmente en contra del proyecto de viviendas (Catherine Keener), así como la historia de cuatro mujeres ocupantes de las viviendas: negras y latinas; madres solteras y madres y adolescentes; jóvenes y no tan jóvenes. Como la otra cara de la moneda, esas mujeres son el hilo que une el intento de Wasicsko por calmar las aguas de una punta de la ciudad enfurecida con la otra.

Además está el cuerpo político del gobierno de Yonkers, entre los que se encuentran actores célebres como Winona Ryder –con un bienvenido papel secundario–, Alfred Molina y James Belushi.

Hasta aquí todo el relato exclama "América", en el sentido que los estadounidenses se apropian del continente para referirse a sí mismos. Sin embargo, como escritor y productor, Simon logra hacer de un sistema político nada familiar para el público fuera de Estados Unidos, un escenario televisivo cautivante. Mientras que House of cards juega en las ligas mayores con conflictos políticos internacionales, Show me a hero se desenvuelve en el gobierno más cercano a los ciudadanos.

Escenas como las de los enfrentamientos entre votantes y gobernantes en audiencias o tribunales públicas elevan el nivel de adrenalina del espectador. El volumen de las turbas es tan alto que los diálogos se vuelven inaudibles, uno de los tantos recursos que el director de toda la miniserie, Paul Haggis, utiliza para contrastar esos momentos con los más sosegados de la miniserie.

El formato de pequeña película de seis horas hace que tanto Simon como su elenco puedan explorar el desarrollo emocional máximo de sus personajes. Show me a hero, cuya ambientación cargada de beepers y teléfonos públicos utiliza la nostalgia a su favor, es una serie que a primera vista puede resultar dist

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