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La mitad de los niños uruguayos vive en el 20% más pobre de los hogares

Solo uno de cada cuatro menores de 12 años vive en un hogar donde sus padres terminaron el liceo
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12 de septiembre de 2015 a las 05:00
Por esos caprichos que tiene la estadística, no todos ellos son pobres. La mayoría superan la delgada línea que separa la pobreza de los ingresos que se consideran suficientes para satisfacer mínimamente las necesidades básicas. Pobres o no, en sus hogares, uno o –con suerte– dos adultos hacen malabares para llegar a fin de mes con algo en los bolsillos. Son la mitad de los niños uruguayos. No uno de cada tantos, sino uno sí y otro no. Y, según las estadísticas, viven y crecen en hogares a los que ingresan menos de $ 10 mil mensuales por integrante.

Uno de los logros sociales más importantes de la última década para un país que escapaba de una de las peores crisis de su historia, fue la salida de la pobreza de más de 800 mil uruguayos. Los grandes números sociales trazan un panorama muy lejano al de aquel 2002. Hoy la pobreza es una excepción en los hogares uruguayos, que en el 94% logran saltar con éxito la línea de privación. Hoy la capacidad de consumo de los trabajadores se encuentra en su máximo nivel desde 1976 y nada hace prever que se contraiga en lo inmediato.

Sin embargo, tanto el crecimiento económico de los últimos años como el aumento del poder de compra en el bolsillo de los trabajadores y los miles de millones de dólares en la llamada "inversión social", tienen gusto a poco cuando se miran desde la perspectiva de los más jóvenes. Prácticamente la mitad (49,2%) de los habitantes del territorio uruguayo de entre 0 y 11 años viven en el 20% de los hogares que perciben menores ingresos. Esto es, si se suma la totalidad de las remuneraciones mensuales percibidas por los miembros de la familia, no superaban los $ 10.009 mensuales por integrante en el promedio del último año.

Por cada niño que vive en el quinto de los hogares que tienen mayores ingresos del país, hay nueve que crecen en el 20% más pobre

Los datos surgen de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en base a la Encuesta Continua de Hogares de 2014 y llaman la atención sobre las desigualdades que se esconden detrás de los datos macro.

Mientras que el 20% de los hogares más pobres cargan con la responsabilidad del desarrollo y la educación de la mitad de los niños uruguayos, el 20% de los hogares de mayores ingresos –por encima de $ 30.257 mensuales por integrante– soporta económicamente de forma directa el desarrollo de apenas 5,6% de los menores de 12 años. Dicho de otra manera, por cada niño que vive en el quinto de los hogares que tienen mayores ingresos del país, hay nueve que crecen en el 20% más pobre.

Si además se consideran aquellos niños cuya infancia se desarrolla en hogares del segundo quintil de ingresos, se tiene que 72,1% de los niños uruguayos viven en familias que perciben menos de $ 14.695 mensuales por integrante.

Esos ingresos incluyen las partidas por asignación familiar y otros beneficios del Estado. De hecho, 53,6% de los hogares en los cuales hay niños menores de 12 años, cobran asignaciones familiares, mientras que 35% son beneficiarios de políticas alimentarias.

Educación de los padres
Según los estudios del Banco Mundial acerca del reparto social de las oportunidades, una de las variables que más pesa a la hora de establecer la probabilidad que tiene un niño en particular de alcanzar una calidad de vida adecuada en su adultez, es el nivel educativo de sus padres.

En ese sentido, los niños uruguayos no corren con la mejor suerte. El 77,1% de los menores de 12 años viven en un hogar cuyo mayor perceptor de ingresos no terminó la educación secundaria. Solo en el 6,3% de los casos el adulto que percibe la mayor remuneración ostenta un título universitario.

De hecho, 24% de los jóvenes de entre 15 y 17 años –la edad teórica en la que deberían estar cursando bachillerato–, están por fuera del sistema educativo. Entre los 18 y 25 años, mientras que en el mundo desarrollado la mayoría de los jóvenes cursan estudios terciarios, 68,4% de los uruguayos dieron por finalizado su pasaje por las aulas.

El 60% de los jóvenes que no estudian ni trabajan pertenecen al mismo quintil de hogares –el 20% más pobre–, donde crecen la mitad de los niños uruguayos

Muchos de ellos se vuelcan al mercado laboral, a pesar de que las estadísticas son contundentes a la hora de vincular la remuneración con los años de educación aprobada. Pero otros encuentran un abismo entre el sistema educativo y el mundo del trabajo. Uno de cada seis uruguayos de entre 14 y 29 años no estudia ni trabaja. Y el origen económico de su hogar también pesa en este sentido. El 60% de los jóvenes que no estudian ni trabajan pertenecen al mismo quintil de hogares –el 20% más pobre–, donde crecen la mitad de los niños uruguayos.

La falta de interés en el sistema educativo aparece como la primera causa de deserción entre los jóvenes desligados tanto de las aulas como del mercado de trabajo, cuando es la educación el único camino que permitirá a esos jóvenes trepar los quintiles de ingresos y ganar las oportunidades que ni el crecimiento económico ni las políticas sociales de la última década pudieron brindarles.


NOTA DEL AUTOR: El presente informe fue actualizado debido a un error en algunos de los valores manejados. Por más detalles, consulte la siguiente aclaración.

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