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La moda de las cervezas artesanales

En los últimos tiempos el consumo de las cervezas artesanales en Uruguay se ha disparado, confirmando el furor que vive el producto
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04 de julio de 2014 a las 19:08

Las cervezas artesanales están viviendo su momento de máximo esplendor en el mercado local.

La explicación de esta moda se encuentra en varias causalidades: un consumidor más viajero, mejor informado y con avidez por conocer nuevos productos. Y que hoy se dispone de un sector gastronómico local con una oferta más variada, que permite elegir y educar el paladar cervecero.

Incluso, en tiempos en que Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) en manos de una multinacional detenta el dominio absoluto del mercado, tomar cerveza artesanal aparece hasta como un acto de rebeldía.

Distinta y gourmet

El proceso de elaboración de cerveza industrial o lager genera productos estandarizados y muy similares entre sí, que abaratan costos operativos y productivos pero que relegan todo un florido abanico de sabores y aromas que sí cobija el método artesanal.

A diferencia de las industriales que son fermentadas en frío, las artesanales o “ale” son cervezas fermentadas a temperaturas templadas, que rondan los 20ºC. Además, se elaboran con una gran variedad de maltas y lúpulos distintos. El resultado: cervezas con bouquets aromáticos muy ricos, productos con más cuerpo, y una infinidad de variedades con distintos colores y sabores, que se suelen dividir y estructurar por la procedencia de la receta original.

Entonces encontramos angloamericanas como las Red Ale, Amber Ale, Pale Ale, IPA, Porter, y Stout; escocesas como la Scottish Ale; alemanas como la Kölsch, Altbier, Hefe Weizen, o la Berliner Weissbier; o belgas como la Belgian Ale, Belgian Strong Ale, Witbier, o Bière de Garde.

Las artesanales nos introducen en un variopinto universo que nos invita a que encontremos “nuestra” cerveza.
Por sus características, son cervezas ideales para la cata, equiparables al vino en cuanto al trato que se les profesa, así como por la necesidad que surge de buscar el maridaje adecuado con las comidas. Se consumen más calientes que las cervezas comunes, ya que se suelen servir y degustar a temperaturas que rondan las 12ºC.

El origen de la moda

A partir de los años 70, primero en el Reino Unido, y luego en los EE.UU., se popularizó la cervecería de elaboración artesanal, fruto del interés de los consumidores por la cerveza del tipo ale, portadora del ADN de la cerveza primigenia, fermentada a temperatura ambiente, ideal para la elaboración a pequeña escala.

Con productos mucho más complejos y diversos que sus competidores industriales, las breweries artesanales acabaron regalando decenas de cervezas tan distintas como atractivas, que rápidamente encontraron sus fans. La moda fue tomando distintos puntos del planeta, para en los últimos años desembarcar también en nuestro país.

Artesanales y celestes

A mediados de la década pasada, Uruguay vivió su primavera en lo que a cervezas artesanales respecta. En los albores del 2000, varios emprendedores nacionales –la mayoría por hobbie- comenzaban a elaborar cerveza artesanal nacional bajo distintas marcas, las que hoy ocupan la mayoría del mercado de cervezas ale en Uruguay.

Los comienzos no fueron sencillos: FNC, en clara posición dominante y a fuerza de contratos de exclusividad, limitó los puntos de venta de las cerveceras artesanales. El novel sector carecía –y aún carece– de algún tipo de organización o asociación que las aglutine y proteja mutuamente.

Sin embargo, poco a poco lograron colocar sus productos en bares, restaurantes y pubs como Shannon Irish Pub, Ennis, Gallagher’s, Burlesque o restaurant Madredeus, mientras que las choperas para eventos privados comenzaban a recorrer Montevideo.

Actualmente, incluso ostentan establecimientos propios de reciente inauguración como Montevideo Brew House, La Chopería, o el local de Mastra en el MAM.

Los actores locales más conocidos tal vez sean las firmas Mastra y Davok, pero son sólo las caras con mayor visibilidad de una larga lista en constante crecimiento que incluye a Chela Brandon, Cabesas Bier, Maragata, Dharma, o MBH, entre otras.
Con productos de calidad y nivel internacional, que ya han sabido obtener reconocimientos en certámenes regionales, los brewers nacionales vienen evolucionando en forma meteórica.

Vivir de un hobbie

Cuando el Ing. Alejandro Baldenegro comenzó a elaborar cerveza artesanal allá por el 2005, no perseguía otro fin que encontrar un reemplazo para su querida cerveza escocesa Broughton, discontinuada en el pub Shannon de la Ciudad Vieja.
Años después, en 2008, y junto a sus cuatro socios, Davok comenzaba su producción comercial, que en aquellos tiempos se limitaba a tres tipos de cerveza (English Pale Ale, Irish Red y Oatmeal Stout) y 800 litros de birra por mes. Hoy día la firma elabora 8 tipos distintos de cerveza, con una capacidad de producción de 10 mil litros al mes.

Los insumos que utiliza la firma son, en su mayoría, importados. Sólo la malta base viene de Maltería Oriental. Las maltas tostadas, caramelo y ahumadas llegan de Alemania. El lúpulo utilizado es norteamericano o teutón, mientras que la levadura es francesa.

La cerveza Davok compite desde 2011 en el certamen South Beer Cup, cosechando medallas con sus mejores creaciones: las cervezas Barley Wine y la American IPA.

La firma tiene proyectado comenzar a embotellar su cerveza en los próximos meses –hasta el momento sólo la distribuye en barriles– para destinarla a la exportación.

Un antes y un después

Un viaje a una cervecería en Córdoba (Argentina) fue la chispa que encendió la pasión por la cerveza artesanal en el Ing. Wilfredo Camacho, socio fundador de la firma local Mastra.

Con intención de comercializarla en Uruguay, Camacho comienza con una capacitación en Buenos Aires con la idea de elaborar su propia cerveza. Finalmente, en octubre de 2007 comienza a operar la marca con productos propios. Salían las primeras cervezas Mastra al mercado: Scottish Ale, American Stout y la Golden Ale, ésta última la de mayor aceptación entre público uruguayo, debido a su parecido con las cervezas lager preexistentes en plaza.

Con carácter marcadamente gastronómico, la firma elabora cervezas y packaging como si se tratara de un vino. Talleres de degustación y maridajes en restaurantes, acabaron redondeando el concepto que la cerveza artesanal es un producto gourmet.
Los problemas con el acceso a puntos de venta diversificados, no fueron ajenos a Mastra desde su fundación. La empresa tuvo que recurrir a la creatividad para ganar terreno, a fuerza de atención y productos personalizados, así como de capacitaciones y talleres con los clientes.

Mastra ya embotella sus cervezas, con lo que también logró ocupar estantes en cadenas de supermercados de la talla de Tienda Inglesa, pero buscaba llegar a más.

Camacho no duda en señalar que la apertura de la chopería ubicada en el Mercado Agrícola de Montevideo (MAM) fue el salto máximo dentro del rubro, ya que no sólo incrementó su consumo con un nuevo punto de venta, sino que la exposición y difusión que logró de la mano del Mercado, le dieron otra visibilidad al producto.

Actualmente, la firme elabora una docena de tipos de cerveza, con una capacidad productiva de 15 mil litros al mes.

Para conocer los establecimientos que comercializan cervezas artesanales, se puede visitar un listado en este enlace.

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