La omnipresencia de Adele

Tras un silencio de cuatro años, Adele comenzó a promocionar gradualmente su disco más reciente, 25. Primero se publicaron 30 segundos de la canción Hello, a lo que, una semana después, le siguió la versión completa del tema. Inmediatamente encabezó el ranking de Billboard y su video ya lleva 508 millones de reproducciones en Youtube.

A todo esto lo siguió el disco completo, lanzado el 20 de noviembre en los mercados más importantes (su llegada a Uruguay será en las próximas semanas). Durante un tiempo, 25 no estará disponible en Spotify ni en otros servicios de streaming, por lo que Adele hizo lo que parecía imposible: llevó a que la gente volviera a comprar discos en su edición física.

La cantante inglesa ya lleva más de 3 millones de copias vendidas solo en Estados Unidos. El récord pertenecía a NSYNC por No Strings Attached, es decir que estaba vigente desde el año 2000, una era previa a la piratería y a los servicios musicales digitales.

Se estima que se vendieron unas 30 millones de copias de su anterior trabajo, 21, y parece que 25 va por un camino similar. Claramente, los discos éxitos de ventas no han desaparecido y aún hay un papel para la industria de la música que puede ayudar a convertir a algo como 25 en un evento global ineludible.

Y no es solo la industria musical que está ayudando a Adele. Los efectos de la tecnología digital también colaboran, como evidencian las imitaciones y homenajes instantáneos que Hello ha generado. Ya hay docenas de versiones y covers de la canción en Youtube, y a lo largo de la web hay varias listas de "las mejores versiones".

Eso es algo positivo para varios. Le da exposición a artistas talentosos pero poco conocidos, a la vez que genera aún más atención sobre el nuevo lanzamiento de Adele. El público es bombardeado desde todas las direcciones por este nuevo disco. No se puede escapar de 25 y especialmente de Hello (que seguramente esté sonando en su cabeza mientras lee esta nota).

Toda esa atención, sin embargo, no se traduce necesariamente en ventas, más allá del éxito del disco. Los 30 millones de 21 lo convirtieron en el álbum más vendido de la década pasada. Sin embargo, a nivel histórico solo está en el puesto número 25. Esa es la realidad de la música en la era digital.

Con el ascenso de los servicios de streaming, será complicado pero no imposible para 25 llegar a esa cifra. Como fenómeno cultural, este nuevo disco parece ser de lo más importante de los últimos tiempos, pero puede que no sea tanto a nivel monetario.

Derribar el sistema

El hecho de que el disco de Adele se mantenga por fuera (al menos de momento) de los servicios de streaming lleva al público a tener que conseguir el CD, algo que para los músicos es más redituable, puesto que el porcentaje de regalías por las ventas físicas es mayor que el de venta o escuchas digitales. Pero, a su vez, va a contracorriente de las tendencias actuales de la música.

Una columna de la revista New Yorker plantea que el retiro de Adele de sitios como Spotify, sumado a la ausencia de otra artista líder en ventas como Taylor Swift, pueden llevar a la caída de estos servicios. Según New Yorker, esto es bueno para la industria discográfica pero no tanto para la industria musical en sí.

Por lo pronto, lo único seguro es que, al mantenerse lejos del mundo digital, Adele está imponiendo sus condiciones.

El éxito de la canción Hello generó innumerables versiones, tanto en serio como en clave humorística: desde una versión que reemplaza a Adele por Miss Piggy de los Muppets hasta una que combina la canción de la inglesa con el tema del mismo nombre de Lionel Richie. Por otra parte, se han popularizado covers a cargo de Demi Lovato, una liceal coreana e incluso de Adele junto al humorista Jimmy Fallon y la banda que lo acompaña en su programa, quienes tocaron con instrumentos de juguete.