La Policía Federal envió a principios de semana al Tribunal Supremo un informe parcial en el que concluye que hay indicios de un posible delito de
corrupción pasiva cometido por el presidente de
Brasil, Michel Temer, según informaron distintos medios locales.
La Policía reclamó también más tiempo para concluir sus investigaciones y presentar un informe completo sobre el caso, que colocó al jefe de Estado contra las cuerdas.
Temer es investigado por los delitos de corrupción, obstrucción a la justicia y asociación ilícita, después de que Joesley Batista, uno de los dueños de la multinacional cárnica JBS, lo acusó de recibir sobornos desde 2010.
La Policía no se pronunció todavía sobre el supuesto delito de obstrucción a la justicia, que según la Fiscalía fue cometido por Temer al dar luz verde a Batista para comprar el silencio de Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de los Diputados y preso por corrupción.
Una vez concluida la
investigación de la Policía, el fiscal general, Rodrigo Janot, deberá decidir si presenta o no una denuncia contra Michel Temer, quien se quedó acorralado después de la explosiva confesión realizada por Batista.
El empresario también entregó a las autoridades una grabación clandestina realizada en marzo en la residencia oficial de Temer, en Brasilia, que es analizada por peritos profesionales para comprobar si fue manipulada.
En esa grabación, Batista relata diversas maniobras ilegales que estaba realizando en favor de JBS, tanto en el Poder Judicial como con algunos ministros, ante lo que Temer se mantenía en silencio o hasta llegaba a consentir.
Batista reiteró las acusaciones contra Temer el fin de semana, cuando fue publicada una entrevista en la revista Época en la que acusó al mandatario de ser "el jefe de la mayor y más peligrosa organización criminal" de Brasil.
El jefe de Estado lanzó una ofensiva contra el dueño de JBS y antes de iniciar un viaje a Rusia y Noruega lo denunció ante la Justicia por daños morales, difamación calumnias e injurias.
Lava Jato
Tres años de investigaciones de la Operación Lava Jato pusieron al descubierto la corrupción endémica que corroe a la élite política y económica del país, que vive desde entonces en ebullición.