G A L A cuenta con los MCs invitados Berna, Hache Souza y Santi Mostaffá, y su gran atractivo se encuentra en una hipnótica sucesión de viñetas. "La intención inicial fue conseguir esa dinámica de trailer de película, dar la sensación de que las historias que vemos son parte de una narrativa más grande", contó De Souza. "Cuando armamos el guión con Germán Izquierdo y Berna Fernández sabíamos que queríamos proponer una estética que se despegara lo más posible de un video de hip hop convencional". Y esto es algo que se cumple. Agregó el productor: "Es una canción de amor bastante honesta y cotidiana; hay sexo, rivalidad, porros. Es cruda, es sensual pero un poco torpe. Tratamos de pensar en acciones bien distintas entre sí para las escenas pero que a su vez complementaran el clima y la temática que proponen la canción y su letra de una manera bien gráfica. Y la edición está bastante regida por los golpes del beat".
La filmación se realizó en la Pensión Cultural Milán y el restaurante Lucca Bistró, mientras que las tomas exteriores fueron filmadas en los entornos del Cementerio Central. Originalmente el video fue pensado para ser filmado con celulares, hasta que se sumó Germán Luongo y la empresa de equipos Sin Sol. "De una manera muy orgánica pasamos de querer filmar con un teléfono, a un equipo de 10 personas bastante profesional y al resultado que tenemos hoy. Principalmente porque todos tenían ganas de hacer", concluyó De Souza.
Para la nueva canción de su compilado Boomerang 2003-2016, el líder de la banda, Gonzalo Zipitría ideó junto a Rafa Dosetti un video que se adaptara a su bajo presupuesto. En este, la cámara adopta una mirada en primera persona, y muestra el camino desesperado del personaje, con un final que merece no ser contado para mantener el factor sorpresa.
"Las primeras referencias que utilizamos fueron vídeos caseros de gente que sale a correr por la ciudad con una Go Pro. Y lo que perseguimos desde el inicio fue generar tensión, que el espectador no supiera lo que pasa hasta el final, y a su vez que ese final fuera inesperado", contó el músico. "Buscamos que tuviera una vuelta de tuerca sobre algo cotidiano pero divertido, que lo más fuerte sea la idea y no que por ser simple y de bajo presupuesto caer en algo meramente estético".
La producción estuvo a cargo de APA Films (con quienes ya filmaron el video de Reproche), y la dirección fue de Nicolás Zabaleta. "Ellos se encargaron de darle vida, resolvieron todo lo que tenía que ver con la continuidad de la historia, buscar locaciones, edición y reforzarlo con una serie de inserts que le dieron carácter de video clip", afirmó Zipitría. Por su parte, el resto de la banda también aparece en el video encarnando diferentes personajes.
La productora Cielomoto –que entre su currículum cuenta con varios videos de hip hop de artistas como Latejapride y Dostrescinco–, y se reunieron nuevamente con su amigo Santi Mostaffá para realizar Es hora, el video de una canción que supo musicalizar series como Fear The Walking Dead y Lucifer.
En esta realización se intercalan imágenes surrealistas, combinadas con elementos musicales característicos del género. "Sabíamos que no queríamos ir por el lado narrativo sino buscar algo más estético. Queríamos jugar con las imágenes de una forma similar a los samples de las bases de hip hop: loopear, invertir la velocidad, cambiar las cosas en montaje, explorar un poco ese camino", contó el equipo. En este video se hace evidente que tempo de la canción es el que también lleva el ritmo de la edición, fortalecido por elementos que caen o se rompen en sintonía con el pulso.
En este sentido, además de la interpretación de Mostaffá y la casa abandonada de Lezica que sirvió de locación, los protagonistas son toda una colección de instrumentos, alimentos y juguetes que quedaron a merced de los realizadores. "Sabíamos que se tenían que romper cosas. Prenderlas fuego, patearlas, aplastarlas, golpearlas. El desafío era encontrar qué romper y cómo, y una forma atractiva para lograrlo", afirmaron. Por eso su mayor desafío fue encontrar que las cosas no siempre se rompen cuándo y cómo lo planearon.
Según declararon, solo unos pocos peluches fueron dañados en esta producción: "tres pollitos mecánicos que fueron aplastados, pisoteados y rostizados, y el conejito con el tambor que donó mi hijo", contó Martín Caparrós, uno de los realizadores.
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