Así, mientras que algunos celebraban una nueva chance de Leonardo DiCaprio como Mejor actor y se sorprendían ante la inclusión de la casi desconocida Brie Larson entre las actrices destacadas, otros señalaban la misma polémica que ya había rodeado a los Oscar el año pasado: la completa falta de diversidad entre sus 10 intérpretes predilectos.
En los Oscar de 2015 la omisión había alcanzado al actor David Oyelowo y a la directora Ava DuVernay, ambos del drama histórico Selma (2014), pero en 2016 las chances de las minorías se acrecentaban, con varias películas que habían logrado la aceptación comercial y crítica (ver recuadro).
Así, en vez de limitarse a palabras de actores, realizadores, y al hashtag internacional, #OscarsSoWhite ("Oscar tan blancos"), la respuesta llegó recrudecida bajo la forma de boicot.
El primero fue del director afroamericano Spike Lee, cuya última película, Chi-Raq (2015), no recibió ninguna nominación de la Academia, pese a que el realizador recibiera un Oscar honorífico en noviembre. "¿Cómo es posible que por segundo año seguido todos los actores nominados sean blancos? ¿Cuarenta actores blancos en dos años y nada de 'sabor'? ¿No podemos hacer nada?", reclamó, al tiempo que anunció que no iría a la gala de los premios.
Poco después se sumó Jada Pinkett Smith, esposa de Will Smith, actor cuya denodada interpretación en La verdad oculta (2015) también fue ignorada. "Es hora de que la gente de color se dé cuenta de la cantidad de poder e influencia que hemos amasado y de que no necesitamos que nos inviten a ninguna parte", afirmó, agregando que, en su caso, tampoco vería la ceremonia por televisión.
Con más amenazas en ciernes, la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, manifestó estar "afligida y frustrada" por la ausencia de actores de otras razas entre los nominados, y señaló la necesidad de "grandes cambios" y "pasos dramáticos".
Boone Isaac, tercera mujer y primera afroamericana en desempeñar la presidencia de la Academia, ya había implementado cambios, pero reveló una próxima revisión de la membresía y el reclutamiento a la asociación, para darle la diversidad de género, edad, raza y orientación sexual de la que hoy carece. Según Los Angeles Times, el 94% de los votantes son blancos, y el 70%, hombres.
Sin embargo, como bien arguyen especialistas y personalidades por igual, la miopía manifestada por los Oscar es solo síntoma de un problema más grande, uno que atañe a la estructura de la industria cinematográfica, aún incapaz de incorporar del todo a artistas alejados del espectro de la blancura y la masculinidad.
Las dificultades radican en las agencias de talentos y en las productoras, liderada mayoritariamente por hombres blancos, cuya ecuación privilegiada parece ser que la blancura equivale a dinero, y la diversidad, a riesgo. "La verdad es que no estamos en esas oficinas. Y hasta que las minorías no lo estén, los nominados a los Oscar seguirán siendo blancos como la leche", señaló Lee.
En el último año, no obstante, algunos ejemplos como Straight outta Compton: letras explícitas, War Room y The perfect guy lograron desmentir el axioma, consolidándose al tope de la taquilla estadounidense a mediados de año.
Sin embargo, la televisión continúa tomando los mayores "riesgos", convirtiéndose en uno de los pocos lugares en los que las mujeres, y los latinos, afroamericanos y asiáticos pueden abrir su camino. Y eso no es algo que unas pocas estatuillas puedan solucionar.Inicio de sesión
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