Optimismo con mesura. Esas dos palabras siguen presentes en los análisis sobre el futuro de la economía local. Hace casi un año, un cambio en las expectativas para la región abrió la puerta a un mejor panorama para Uruguay en 2017, aunque esa recuperación no estaba exenta de riesgos.
La primera parte del año confirmó que la economía uruguaya dejó atrás la fase de estancamiento por la que atravesó hasta mitad de 2016. Y en la región, Argentina y Brasil mostraron sus primeros indicios de crecimiento dejando a un lado la recesión que los afectó en los últimos tiempos. De todas formas, la incertidumbre sigue siendo parte de la foto pensando en lo que resta del año y en 2018.
Hasta ahora, el atraso cambiario en las economías de Argentina y Brasil jugó a favor de Uruguay porque los bienes y servicios locales se abarataron frente a esos mercados. Esa variable fue determinante en la última temporada de verano, tanto para que llegaran más de un millón de argentinos, como para que se recuperara el flujo de turistas brasileños.
De cara a una nueva zafra estival, el desenlace político en los dos países vecinos durante los próximos meses será clave para empezar a vislumbrar la suerte de Uruguay.
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Con ello parecen despejarse las dudas acerca de la continuidad de su plan de reformas, y de una posible devaluación en el corto plazo que sería difícil de seguir para la economía uruguaya. Aunque todo quedará claro en octubre cuando el oficialismo y el kirchnerismo vuelvan a medirse en las urnas.
El otro vecino es Brasil, que continúa inmerso en una profunda crisis política, caracterizada por la incertidumbre y la fragilidad institucional, toda una amenaza para los mercados, pese a que el escenario económico luce más benigno que en 2016. El gobierno de Michel Temer, manchado por acusaciones de corrupción, no ha podido recuperar la confianza de la sociedad y de los actores económicos.
La otra alternativa política mirando las próximas elecciones es Luiz Inácio Lula da Silva, también involucrado directamente en procesos judiciales por actos de corrupción. Si la situación se agrava para Temer en la Justicia y por el contrario, Lula logra la absolución en sus procesos en curso, los mercados reaccionarán con un mayor pesimismo para el gigante norteño y eso implicaría una mayor devaluación de la que se ha visto en el segundo trimestre del año.
Hay dos preguntas que vale hacerse a partir del resultado de las elecciones en la vecina orilla: ¿Aumentó la capacidad del gobierno para seguir adelante con su agenda de reformas y su plan de reequilibrio macroeconómico? ¿Es señal de una menor probabilidad para que una alternativa liderada por Cristina Fernández se imponga en las elecciones presidenciales de 2019?
En diálogo con El Observador, el analista de la corredora y gestora de patrimonios Puente, Juan Manuel Pazos, indicó que el cómodo margen de la victoria que obtuvo Macri permite responder afirmativamente esas dos preguntas.
Otra pregunta es: ¿qué implica para Uruguay este resultado? Aunque en los últimos años la economía local ha comenzado a desacoplarse de sus vecinos hay sectores de actividad, como el turismo cuyo principal mercado es Argentina.
Para Pazos, "luce difícil" un traspié de Macri en octubre, aunque si se diera traería como consecuencia un depreciación del peso argentino que afectaría negativamente a los flujos de turismo.
En la previa de las PASO el dólar estuvo a punto de superar la barrera psicológica de los 18 pesos argentinos y descendió a valores de 17,30 en la semana. El equipo de Puente espera una menor volatilidad del tipo de cambio para el segundo semestre y se pronostica que cierre el año en torno a 17,50.
Según Pazos, las elevadas tasas de interés como producto de una política monetaria de sesgo antiinflacionario y la necesidad de conseguir ahorro externo para financiar el rojo de las cuentas públicas tiende a generar un peso sobrevaluado. A eso hay que sumarle que el resultado de la elección fortalecerá la oferta de divisas en los próximos meses de la mano con el mayor optimismo del mercado.
En Brasil, Temer lucha por sacar adelante su agenda económica para poder controlar el creciente déficit presupuestario.
Pero incluso sus aliados en el Congreso dudan si podrá lograrlo, lo que aplazaría probablemente el encauzamiento de la crisis fiscal hasta que la economía se recupere de la recesión.
En una muestra de la incapacidad de Temer de restaurar la salud de las cuentas públicas, el gobierno revisó esta semana al alza sus objetivos de déficit para 2017 y 2018, debido a un descenso de los ingresos tributarios en una economía que apenas crece.
La ventana para poder aprobar una reforma del sistema de pensiones se cerró en mayo, cuando surgieron acusaciones de que Temer avaló el pago de sobornos.
En paralelo, la semana pasada fue archivada la denuncia de corrupción en su contra, luego que no se alcanzaran en Diputados los votos necesarios para que continuara su curso hacia el Supremo Tribunal Federal. Pero el fiscal general Rodrigo Janot volvió a la carga y anunció que se están negociando acuerdos judiciales de delación compensada que ayudarían en las investigaciones que apuntan contra Temer.
Los mercados también siguen con atención qué suerte correrá Lula da Silva. El exmandatario condenado en primera instancia a nueve años y medio de prisión por corrupción espera que un fallo judicial le habilite a ser candidato presidencial en 2018.
Aunque las últimas proyecciones apuntan a que el real termine el año en 3,25 unidades por dólar, el horizonte está lejos de despejarse y antes de fin de año habrá definiciones con la relevancia suficiente para que la moneda brasileña pierda pie.
Un eventual efecto en los mercados financieros podría repercutir de forma negativa sobre servicios como el turismo. La mayor devaluación del real no ayudaría a la competitividad del país y volvería más desafiante atraer al visitante norteño. Sobre todo a los cerca de 12 millones de habitantes que viven en el estado fronterizo con Uruguay de Río Grande del Sur, a donde se dirigen muchas de las misiones promocionales de distintos destinos nacionales a la hora de enganchar potenciales turistas.
En diálogo con El Observador, el presidente de la Cámara Uruguaya de Turismo, Juan Martínez Escrich, consideró que el resultado de las elecciones en Argentina confirma en principio que "seguirán habiendo años positivos para el turismo".
En relación a Brasil, el empresario reconoció que la situación está "algo más entreverada", tanto por la situación económica como política.
De todas formas, recordó que el año pasado Uruguay estaba algo más caro y los brasileños igualmente respondieron.
"De mantenerse las condiciones que tenemos hoy esperamos una temporada muy positiva, similar a la anterior. Hay que tener en cuenta que acá no pase nada y que los vecinos se mantengan. Si los vecinos pegan algún sablazo, alguna devaluación de moneda, eso nos pega", dijo Martínez.
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