La primera imagen retocada con Photoshop

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La realidad del Photoshop

A los 25 años de la creación del programa de edición fotográfica, es difícil no mencionar las controversias sobre los estándares de belleza que este ocasionó
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20 de febrero de 2015 a las 19:05

No podría existir mejor conmemoración de los 25 años de Photoshop que el tesoro de las fotos sin retoques de Beyoncé que se filtraron en internet este miércoles.

Las fotos aparecieron en un sitio de fanáticos llamado Beyoncé World el miércoles a la mañana. En menos de una hora, Beyoncé World las había sacado, aparentemente alarmados por la furia genuina de los fanáticos. Estos no estaban enojados porque Beyoncé estaba retocada dramáticamente (como es normalmente el caso con estas cosas) sino porque alguien se había animado a mostrarla como ella realmente es. Marcas de la sonrisa, manchas, frizz. Todas las marcas de una persona real, humana.

El problema es que, 25 años después de que se lanzó Photoshop, el mundo prefiere manipulaciones de la realidad antes que la realidad por sí misma.

La culpa no es toda de Photoshop, por supuesto. Mientras que el nombre del programa se ha convertido en el sinónimo de la edición de fotos de cualquier tipo, la edición fotográfica ha existido desde mucho, mucho antes que Adobe llegara al mercado. Y las personas han “editado” su apariencia vía cosméticos, corsés y otros medios, desde incluso tiempos anteriores.

Pero Photoshop hizo que editar fuera fácil. Normal, incluso. Una reseña de la versión del consumidor “a prueba de idiotas” de 1995 decía: “Si tienes una cámara digital o un escáner, ¡puedes retocar tus propias fotos!”

La primera versión del software, lanzada en 1990, permitió ediciones básicas como estirar y torcer y distorsionar y manchar. La segunda versión mejoró en cosas como la manipulación del color. Pero en la sexta versión, Photoshop pudo “curar” las manchas, superponer diferentes imágenes y “licuar” todo el trabajo, para suavizar brazos voluminosos o cinturas muy anchas.

Rediseñando la belleza

En poco tiempo, Photoshop se refirió no solo a una pieza de software, sino a una constelación de males sociales, la mayoría de los cuales se enfocaban en las mujeres: la presión de ser hermosas, sin manchas y delgadas, la complicidad de los medios en esta campaña, la caída en picada de la autoestima de las niñas y mujeres jóvenes que crecieron creyendo que debían verse de esa forma falsa y “photoshopeada”.

Faith Hill tallada hasta la nada en la portada de Redbook. Kate Winslet con piernas larguísimas en la versión británica de GQ. La campaña de Julia Roberts para Lancome prohibida en Gran Bretaña por “no reflejar la realidad”.

El mes pasado una estudiante de una escuela secundaria fue controversia cuando vio que sus imágenes de fin de año habían sido editadas por un fotógrafo para hacerla ver más delgada.

“¡Estaba muy indignada!”, escribió la niña en Reddit. “Cuando nos sacaron las fotos nos dijeron que solo iban a retocar nuestra piel para esconder manchas. No nos dijeron, sin embargo, que iban a hacerle cambios más drásticos”.

Parece apropiado, en retrospectiva, que la primera foto retocada con Photoshop fue el retrato de una mujer con la cara oculta y haciendo topless, tomando sol en una playa. Ella fue “la última mujer”, escribió Gordon Comstock, “en habitar el mundo en el que la cámara nunca mintió”.

Edición para amateurs

Ahora la pregunta es: ¿dicen las cámaras la verdad?

Después de todo, la edición fotográfica ha evolucionado más allá del Photoshop; Adobe, en este punto, es para las revistas y los publicistas profesionales, las personas que cargan con la presión de darle a Beyoncé una cara de otro mundo, un brillo digno de no tener poros.

Para el portador promedio de un smartphone, hay herramientas de menor costo: filtros de Instagram, apps mejoradoras de selfies, un número inalcanzable de herramientas gratis en la web. Cada red social ha incluido distintas formas de edición fotográfica a su aplicación, para que los usuarios mejoren la forma en que se ven sus vidas.

“Es muy fácil creer en una realidad distorsionada”, explica Zilla van der Born, la artista que inventó un viaje a Asia solamente con editar fotos.

“Quería hacer que la gente fuera más consciente de que las imágenes que ven todos los días están manipuladas, y que no es solamente con las modelos de las revistas: también sucede con nuestros amigos en las redes sociales, que contribuyen a falsear esta realidad… Juntos podemos crear algún tipo de mundo online ideal con el que la realidad no tendrá ningún punto en común”.

Vale la pena recordar, sin embargo, más allá de las diferencias, que la perfección y la realidad no son la misma cosa.

No importa lo que digan sus fanáticas en el mundo, Beyoncé aún es humana (y solo humana), con poros y ojos cansados.

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