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La resistencia começou

Mientras Temer asegura un gobierno "de salvación nacional", Rousseff convocó a los ciudadanos a resistir lo que considera un golpe de Estado y el PT, tras 13 años en el poder, arma su aparato opositor
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13 de mayo de 2016 a las 05:00
Después de ser suspendida de su cargo tras una maratónica sesión del Senado brasileño –que duró casi un día entero y resolvió iniciarle un juicio de destitución–, la mandataria norteña, Dilma Rousseff, se plantó ayer desafiante ante la opinión pública y llamó a la población a movilizarse para resistir el "golpe" en su contra y defender la democracia. Mientras, en su primer discurso como presidente interino, el exaliado de Rousseff y promotor del impeachment, Michel Temer, dijo que "es preciso recuperar la credibilidad de Brasil".

Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil, fue reemplazada en el Ejecutivo por su vice, Temer, luego de que el Senado decidiera someterla a un juicio político por 55 votos contra 22.
Con el gabinete del presidente interino brasileño instalado ya a pleno con 24 ministros, el Partido de los Trabajadores organiza la resistencia tras 13 años en el poder. "La población sabrá decir no al golpe (....) A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado: manténganse movilizados, unidos y en paz", dijo la exguerrillera ante periodistas y funcionarios en la casa de gobierno, el Palacio de Planalto. "La lucha por la democracia no tiene fecha para terminar. Es una lucha permanente que nos exige dedicación constante", afirmó.

Rousseff luego salió a la rampa de Planalto y repitió su discurso ante unos 500 simpatizantes de movimientos sociales, indígenas, homosexuales y representantes de minorías que agitaban globos rojos y la alentaban al grito de "¡Resistiremos!". El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, su padrino político, estaba a su lado.

Rousseff es acusada de "crimen de responsabilidad" por encubrir déficit presupuestarios y engrosar las arcas con préstamos de bancos estatales durante su campaña a la reelección de 2014.
La mandataria asegura no obstante que es víctima de un "golpe moderno" liderado por el "traidor" Temer y el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, suspendido por la Corte Suprema por obstruir investigaciones de corrupción en su contra. Ambos pertenecen al partido de centro derecha PMDB.

Para destituirla definitivamente, la oposición requiere dos tercios de los votos del Senado (54 del total de 81 miembros). Uno menos que los registrados este jueves, lo cual torna poco probable el retorno de Rousseff al poder.

Llegó Temer

Temer realizó ayer su primer discurso como presidente interino. Rodeado de su gabinete enteramente masculino de 24 ministros, Temer dijo en el Palacio de Planalto que "es urgente pacificar la nación y unificar Brasil" con un "gobierno de salvación nacional".

El ahora presidente interino, quien ejerció su cargo de vicepresidente durante los cinco años y medio del gobierno de Rousseff, prometió que adoptará políticas que estimulen la economía y atraigan inversiones para combatir la elevada inflación y el creciente desempleo.

El expresidente del Banco Central Henrique Meirelles, favorable a los mercados, será el nuevo ministro de Hacienda, y el economista José Serra, exgobernador de San Pablo, estará al frente de la cancillería.
Temer pidió a los partidos políticos, entidades organizadas, y al pueblo brasileño que "presten su colaboración para sacar al país de esta gran crisis".

"El diálogo es el primer paso para enfrentar los desafíos para avanzar y garantizar la reanudación del crecimiento", sostuvo.

Rousseff se aleja del cargo con un 10% de popularidad, en medio de una grave recesión económica y un escándalo de corrupción que mancha buena parte de la élite del poder en Brasilia. Además se quedará sin inaugurar los Juegos Olímpicos que se celebran en agosto en Rio de Janeiro.

La exguerrillera no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto socios como rivales son investigados o acusados el inmenso escándalo que robó a Petrobras más de US$ 2.000 millones.

Entre los implicados en el escándalo de Petrobras está el suspendido presidente de la Cámara de Diputados, Cunha.

Un 61% de los brasileños están a favor del impeachment de Rousseff, pero el proceso es cuestionado porque el Congreso carece de credibilidad porque una mayoría de diputados y senadores han sido condenados o están acusados de haber cometido delitos en algún momento.

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