Alabama Shakes

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La voz mimada por McCartney y Prince

Alabama Shakes fue una de las bandas imperdibles de 2015 gracias al carisma de su cantante Brittany Howard y su disco Sound & Color, nominado a Mejor álbum del año en los próximos premios Grammy
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13 de diciembre de 2015 a las 05:00

Paul McCartney quiso un poco de ayuda para interpretar Get back durante su presentación en el festival Lollapalooza en Chicago en julio pasado. Encantado por la presentación de un grupo sureño de Estados Unidos que tocó unas horas antes que él, McCartney llamó al escenario a Brittany Howard, cantante de la banda Alabama Shakes. Vestida con una túnica anaranjada, con su moderno corto pixie y portando una guitarra Gibson SG turqueza, Howard logró por unos momentos en escenario lo imposible: eclipsar a un Beatle.

Es que Howard, la frontwoman de Alabama Shakes, es pura fuerza. Con la capacidad vocal de Aretha Franklin y un dominio en la guitarra similar al de Dan Auberbach de The Black Keys, la compositora demostró en el año ser una de las presencias más carismáticas en la escena del rock. Y McCartney no es el único que se ha hecho fanático de su obra.

El último y segundo disco de Alabama Shakes, Sound & Color, fue nominado como Mejor álbum del año para la próxima edición de los premios Grammy, además de competir a Mejor álbum alternativo y Mejor arreglo para álbum no clásico, así como Mejor canción de rock y Mejor ejecución de rock por su tema Don't wanna fight.

El reconocimiento no vino por casualidad, sino que es el fruto de una carrera en pleno ascenso de una banda formada en 2009 en Athens, una ciudad de Alabama, Estados Unidos. Alabama Shakes grabó su primer álbum, Boys & Girls, de forma independiente, con el fin de tener un material tangible que presentar durante sus incesantes giras citadinas por bares y boliches. Sus canciones evocativas al rock sureño clásico y la entrega de Howard frente al micrófono comenzaron a llamar rápidamente la atención.

En particular, consiguieron atrapar a la disquera neoyorquina ATO Records, que agregó a la banda a su catálogo, reeditó su disco y vio cómo lentamente la música de la banda era recibida con elogios por publicaciones de prestigio como Rolling Stone y Pitchfork.

Mientras tanto, Howard se alzó como la verdadera estrella de la banda. No fue de extrañarse, aseguró a El Observador su compañero, el bajista Zac Cockrell. "Ella es muy carismática, tiene mucha energía y es una gran guitarrista y vocalista. Las personas se sienten atraídas a eso y creo que es porque sabe cómo entretenerlos", indica el músico en entrevista telefónica desde su hogar en Alabama.

Cockrell y Howard se conocieron en el liceo, donde él era un año mayor que ella. Según cuenta el bajista, ambos músicos comenzaron a juntarse frecuentemente y tocar como un dúo de bajo y guitarra (o piano) con la inclusión de alguna percusión o batería de forma virtual. "Nos divertíamos y tratábamos de escribir canciones, hasta que subimos a otra gente a bordo y formamos la banda".

Contra los grandes éxitos

La búsqueda de canciones originales, por más obvia que pueda resultar en la formación de una banda nueva, era un verdadero reto para Alabama Shakes. De acuerdo a Cockrell, en Athens no hay muchos lugares donde tocar canciones de autor, ya que el público prefiere las bandas de covers: "Eso es lo que la gente quiere escuchar: canciones que se sienten familiares. Nuestra meta principal era escribir nuestra propia música, rock clásico".

Hold on, el optimista primer single de Boys & Girls, fue la canción catapulta de ese primer disco. Recorrió el dial estadounidense y más allá, y funcionó como un fiel reflejo del espíritu interpretativo de Alabama Shakes. El primer video para Hold on los muestra tocando en vivo bajo una sentida interpretación de su música.

Al cantar, Howard parece combinar el lamento digno de una diva negra del soul con los alaridos que se podrían esperar de Bon Scott, el primer cantante de AC/DC, a quien la cantante ha citado como influencia. "¿Músicos reales tocando instrumentos reales?", dice un irónico comentario anónimo en YouTube ante la contagiosa entrega de los alabameños.

Pequeños experimentos

Para Sound & Color, su segundo álbum, la banda ya era otra. Con kilómetros de ruta encima debido a las giras, grandes festivales, encuentros en el escenario con músicos como Prince y con la confianza de haber pegado bien el primer golpe, en Sound & Color la banda tomó una dirección más introspectiva.

El disco fue grabado en un estudio en Nashville, Tennessee, con el objetivo de no sucumbir ante la presión del éxito cosechado. "Teníamos un montón de libertad con este álbum. Tiempo para explorar y experimentar. Sonidos que queríamos probar en el primero pero no teníamos los medios", dice Cockrell.

El resultado es una segunda parte aún mejor que la primera. En Boys & Girls, Alabama Shakes presentaba con entusiasmo la explosión de blues rock de Howard y sus muchachos. En cambio, Sound & Color inicia con una introducción musical de teclado y bajo (como la formación original entre Howard y Cockrell) para dar rienda a la balada que le brinda el título al álbum y que aboga por el contacto físico y emocional entre personas, una referencia que puede aludir tanto a la soledad del hombre o al fanatismo de Howard por la ciencia ficción.

En el resto de Sound & Color la energía de Howard se distribuye en canciones con más atmósferas de sonido que su antecesor. La voz de la cantante irrumpe en estribillos explosivos, respaldados por una banda cuyos integrantes parecen haber mejorado considerablemente en sus instrumentos. Prueba de ello son los diferentes géneros (blues, fok, rock) que la obra recorre entre canción y canción, en una reproducción que halla orden en su propio caos.

"Queríamos que este disco tuviera detalles que no saltaran a la vista durante una primera escucha. Estamos orgullosos de eso", aclara Cockrell, en una invitación sugerente a escuchar uno de los mejores discos de 2015.

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