La petrolera estatal brasileña, Petrobras, fue fundada en 1953. Actualmente tiene unos 87 mil empleados y es la mayor empresa de Brasil y la principal firma estatal de América Latina.
La compañía produce dos millones y medio de barriles de petróleo por día.
El escándalo se destapó a través de la operación Lava Jato, cuando se comenzó a investigar una red de corrupción de lavado de dinero que operaba en Brasilia y San Pablo. Se trata de la mayor investigación de corrupción de la historia de ese país. El operativo comenzó en julio de 2013 y en marzo de 2014 se realizaron las primeras detenciones.
Las maniobras delictivas generaron pérdidas por US$ 2059 millones, según los cálculos de la empresa.
Quien llevó adelante la investigación contra la red de corrupción enquistada en Petrobras fue el juez federal Sergio Moro. El magistrado concluyó que existía "corrupción sistémica" en el que era "regla" pagar soborno por cada gran contrato celebrado por la petrolera.
Las pruebas recogidas hasta ahora apuntan a que "todo gran contrato de Petrobras incluyó el pago de sobornos a dirigentes de la empresa y participación de políticos", según concluyó Moro
"Era regla de juego pagar sobornos del 1 % al 2 % del valor del contrato", aseveró Moro, convertido en un símbolo del combate a la corrupción en el país.
Según estableció la Policía, los empresarios obtenían contratos, inflaban los precios, repartían parte de esa diferencia con altos cargos de la estatal y el resto del dinero lo distribuían entre políticos que amparaban esos negocios, en su mayoría de la base aliada a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
La Fiscalía calcula que la cantidad total desviada entre 2004 y 2012 asciende a 8.000 millones de dólares.
Entre los detenidos está Alberto Yousseff, un viejo lobo de mar experto en blanqueo de dinero, y Paulo Roberto Costa, exdirector de Abastecimiento de Petrobras entre 2004 y 2012; con un acuerdo de delación premiada colaboraron con la Justicia. De ese modo explotó el megaescándalo Petrobras.
Hay varios expresidentes que fueron mencionados en los autos del caso: Fernando Henrique Cardoso (del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, PSDB), Luiz Inácio Lula da Silva (del gobernante Partido de los Trabajadores, PT), Fernando Collor de Melo (senador del Partido del Trabajo de Brasil, PTB, que está siendo procesado en el Supremo Tribunal Federal) y la actual mandataria, Dilma Rousseff (PT).
El escándalo derrumbó la popularidad de Rousseff, que alcanzó la reelección en octubre. Una encuesta encargada por la Confederación Nacional del Transporte (CNT) reveló que 70% de los brasileños considera "mala o pésima su gestión", mientras que solo 7% aprueba su mandato.
Rousseff presidió el Consejo de Administración de Petrobrás entre 2003 y 2010, cuando se aprobaron y ejecutaron algunas de las operaciones más escandalosas del caso. Una de las más cuestionadas fue la compra de la refinería de Pasadena, en Estados Unidos, por un precio 47 veces superior al que había desembolsado dos años antes, en 2004, la empresa belga Astra Oil, informa El País de España.
El diario Folha de San Pablo accedió a documentos que revelan que el operador de un estudio jurídico uruguayo participó de la apertura de una cuenta del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha (del partido PMDB) en Suiza, a la que, según la Fiscalía de Brasil, llegaron sobornos de empresas constructoras y de ingeniería contratadas por Petrobras.
La persona en cuestión participó además de la apertura de una cuenta en Suiza del exdirector de Petrobras Nestor Cerveró. La cuenta atribuida a Cunha tenía US$ 2,4 millones en abril de 2015, cuando fue bloqueada por las autoridades suizas por existir sospechas de lavado de dinero.
El Ministerio Público de Brasil acusa a Cunha y a Cerveró de estar involucrados en el esquema de corrupción de Petrobras. Los fiscales sostienen que ambos recibieron sobornos de empresas proveedoras de la petrolera estatal entre 2006 y 2007.
La Justicia de Suiza informó a la de Brasil que en setiembre de 2008 una empresa fantasma llamada Netherton Investments, con sede en Singapur, abrió la cuenta que le pertenece a Cunha. Esa empresa fue creada dos meses antes, en julio de 2008, por una sociedad llamada PVCI Nueva Zelanda Trust, en la que el intermediario uruguayo figura como director.
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