El exmandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva asumirá como jefe de gabinete, un puesto clave en el gobierno de su sucesora Dilma Rousseff, informó el miércoles la Presidencia de Brasil, con la misión de frenar la hemorragia de un gobierno que cruje entre acusaciones de corrupción y una crisis económica.
La presidenta atraviesa una de las peores crisis de su gobierno, marcada por las investigaciones en torno al megafraude en la estatal Petrobras. Este clima de conmoción política se vio agudizado por una multitudinaria protesta el domingo pasado que congregó millones de personas para pedir la dimisión de Rousseff.
Analistas consideran que la figura de Lula en el gobierno traerá un poco de orden a la turbulenta administración de Dilma que, además, se encuentra muy debilitada políticamente.
Sus críticos dijeron que Lula será de hecho el nuevo líder del gobierno y Rousseff no podrá evitar un papel secundario.
La revista Veja titula en su web: "Disfrazado de ministro, Lula asume su tercer gobierno". En esa nota, el diputado petista Wadih Damous señaló que "no es simplemente que se encargará de la articulación política" sino que Lula "moverá al gobierno, le dará una sacudida".
Una de las grandes tareas de Lula, será intentar frenar una potencial diáspora de aliados de la coalición de gobierno, que le permita bloquear un pedido de juicio de destitución contra Rousseff en el Congreso por supuesta adulteración de cuentas públicas, mientras él mismo enfrenta investigaciones ligadas a un megafraude en la estatal Petrobras.
La oposición consideró que la entrada de Lula al gobierno es sobre todo una maniobra para ponerlo al abrigo de la justicia ordinaria.
"En lugar de dar explicaciones y asumir sus responsabilidades, el expresidente Lula prefirió huir por la puerta de atrás. Va a asumir un ministerio para asegurarse el fuero parlamentario (...). Es una confesión de culpa y una bofetada a la sociedad. La presidenta Dilma, al invitarlo, se torna su cómplice", afirmó el líder del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en la Cámara de Diputados, Antonio Imbassahy.
"El expresidente inicia en la Casa Civil su tercer mandato y la presidente termina su segundo. No hay como darle otra lectura, esto es grave. Creo que el gobierno se hunde aún más (...) El enorme rechazo de la presidente Dilma se suma ahora al rechazo del presidente Lula", dijo Álvaro Dias, senador del Partido Verde.
En los hechos, una vez que Lula asuma como ministro sólo el Tribunal Supremo Federal podría juzgarlo, el órgano judicial más alto de Brasil. Si bien no podría escapar de un juicio en caso de que se reúnan pruebas en su contra, los analistas recuerdan que muchos de los miembros de ese Tribunal fueron nombrados por el propio expresidente y Rousseff por lo que, según entienden, podrían negarse a iniciar acciones legales en su contra, a diferencia del juez federal Sergio Moro que está al frente de las investigaciones por Petrobras.
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