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Las fallas de la seguridad belga que permitieron los atentados

Todo indica que los servicios de inteligencia dejaron pasar demasiadas pistas. Estos son los principales "agujeros" en la operación
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25 de marzo de 2016 a las 05:00

Bélgica estaba en la mira de Europa luego de los atentados terroristas que azotaron a Francia en noviembre de 2015. Desde el inicio de las investigaciones que siguieron a esos ataques, quedó claro que en ese país vivían muchos extremistas. De hecho es la nación europea con más yihadistas per cápita, con al menos 494 identificados.

El viernes 18 de marzo las fuerzas de seguridad belgas se habían anotado un triunfo importante, cuando lograron detener a Salah Abdeslam, el terrorista más buscado por Francia y –aparentemente- el último que quedaba por capturar de los que participaron de los mortíferos ataques. Luego de más de cuatro meses cayó en Bruselas.

Pero el sabor de la victoria duró poco; cuatro días después el mismo tipo de terrorismo yihadista atacó de lleno a la capital de Bélgica y de Europa, dejando 30 muertos y casi 200 heridos. Cuando el caos comenzó a ordenarse quedó en evidencia que los servicios de seguridad dejaron pasar demasiadas pistas importantes que podrían haber evitado estas tragedias. La mirada de Europa ahora se dirige hacia Bélgica con preocupación; la interrogante es: "¿si no pueden parar a sus propios ciudadanos, cómo evitarán que ataquen a otros países?".

Las críticas además se convirtieron en movidas políticas. Los ministros de Interior y de Justicia belgas, Jan Jambon y Koen Geens, presentaron este jueves 24 su dimisión al primer ministro belga, Charles Michel -que sin embargo las rechazó- por "errores" vinculados al seguimiento de uno de los atacantes suicidas de los atentados de Bruselas, indicó la prensa belga.

"Confirmo que presenté mi renuncia", declaró el ministro de Interior, Jan Jambon, citado por el periódico Le Soir. El ministro de Justicia, Koen "Geens también. Fueron rechazadas", agregó, señalando que hubo "errores de la Justicia y de un oficial de enlace (belga) en Turquía".

Michel prometió el jueves 24 que su "gobierno y las autoridades competentes harán absolutamente todo para esclarecer los atentados". "No habrá impunidad (...) no puede haber zonas grises", insistió en un discurso en el Parlamento al tercer día de duelo nacional en Bélgica.

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Lo que falló

1)

Los hermanos Khalid e Ibrahim El Bakraoui, que fueron quienes hicieron detonar las bombas en el aeropuerto de Zaventem y el metro de Maalbeek (y murieron allí), ya estaban "fichados" por la Policía local. Tenían antecedente por robo y por disparar a un policía, estuvieron en prisión –donde se estima que se radicalizaron- pero se les dio la libertad antes de que terminaran sus penas. Uno de ellos había viajado a Siria mientras que el segundo, Khalid, integraba la lista de la Interpol.

2)

Abdeslam, el terrorista que participó en los atentados en París y el último en caer de esa célula, logró permanecer más de cuatro meses escondido en Bruselas, a pesar de ser tal vez la persona más buscada del mundo. Cuando lo encontraron estaba a cinco cuadras de la casa de su familia, en un área muy cercana a una comisaria.

3)

El papel que juega el barrio de Molenbeek explica en parte la dificultad para capturar a Abdeslam; es una zona en la que abundan los radicales, muchos de los cuales lucharon en Siria o Irak y volvieron a Bélgica con el objetivo de sumar más adeptos a su causa. Es una zona repleta de mezquitas salafistas en la que además los jóvenes no tienen contención adecuada y son presa fácil de ideologías radicales. Además, el 40% de esos jóvenes no tiene empleo.

4)

Tres días antes de que cayera el terrorista buscado por Francia se realizó un allanamiento de una "casa segura" que había sido alquilada por Khalid el-Bakraoui, uno de los "hermanos suicidas".

Durante el operativo lograron escapar dos sospechosos, que tal vez pudieron ser los propios hermanos. "Si esa operación se hubiera planeado de otra manera, los sospechosos no se habrían escapado a través de los techos del apartamento", dijo al Washington Post Jean Charles Brisard, presidente del Centro para el Análisis del Terrorismo en París. "Es de locos. Es algo que jamás debió suceder".

5)

El presidente turco, Recep Tayyp Erdogan, dijo que en 2015 las fuerzas de seguridad de su país detuvieron y deportaron a Ibrahim El Bakraoui (uno de los hermanos que atentaron en el metro) cuando intentaba ingresar a Siria. Según el presidente turco se informó de esta situación oficialmente a Bélgica y a Holanda. Entre las autoridades belgas y holandesas se pasan la pelota.

Más allá de este "malentendido", El Bakraroui estaba en libertad condicional pero la violó y tenía antecedentes penales por haber usado armas automáticas. Es difícil entender por qué no estaba, al menos, bajo vigilancia.

6)

Los servicios de inteligencia europeos han criticado que Bélgica no haya elevado el nivel de alarma, especialmente en el aeropuerto, luego de que se realizara la detención del buscado Abdeslam (lo mantuvo en nivel 3 y el máximo es 4). También resulta inexplicable que no se haya emitido una alerta general luego de la explosión en el aeropuerto. El segundo suicida se hizo volar en la estación de metro una hora y 10 minutos después del primer atentado.

7)

De no haber sido por el taxista que condujo a los hermanos terroristas –y a otro sospechoso-, la inteligencia belga podría seguir perdida, porque ésta parece ser la única pista fuerte que lograron y fue el propio conductor quien se presentó a declarar ante la Policía luego de ver las caras de los hombres buscados en la TV. Gracias a su testimonio pudieron llegar a la casa de los hermanos y encontraron materiales para construir artefactos explosivos.

8)

En noviembre, cuando se comenzó a buscar a Abdeslam, el gobierno decretó el estado de "lockdown" (encierro) de Bruselas. Pero luego de estos en la propia capital belga esto no pasó; si bien se cerró el aeropuerto afectado, Zaventem, el de Charleroi siguió abierto. Se suspendieron las frecuencias de trenes el mismo día de los atentados, pero en la tarde del martes se retomaron. Nunca se cerró la carretera que une Bélgica con Holanda –que además, no tiene controles-, dejando así más vías abiertas para que los involucrados pudiera escapar.

Las autoridades creen que hubo tres hombres que participaron del ataque en el aeropuerto. Uno de ellos fue Bakraoui; también está identificado el ciudadano belga de descendencia marroquí Najim Laachraoui, de 24 años. Ambos se hicieron explotar.

Las imágenes que se obtuvieron de cámaras de seguridad muestran a un tercer hombre, que viste una chaqueta blanca y un sombrero oscuro. Este terrorista portaba también una bomba pero no la hizo detonar (luego fue destruida por las fuerzas de seguridad). Esta última personas podría haber escapado por cualquier de las vía antes descritas.

9)

Se ha manejado la hipótesis de que los ataques del martes 22 fueron una "venganza" por la caída de a Salah Abdeslam (el último terrorista que faltaba capturar de la célula que ataco en París), pero no hay certeza al respecto. Existen signos de que el ataque podría haberse organizado a las apuradas; por ejemplo, se sabe que Laachraoui era un experto en fabricar bombas con lo cual no parece tener sentido que se le diera el papel de suicida en un ataque.

10)

¿Qué hacían los sospechosos en Hungría en setiembre? Si se va más atrás en el tiempo aparecen otras oportunidades en las que los terroristas que participaron tanto de los ataques en París como de Bruselas podrían haber sido detenidos. Las autoridades dicen que Abdeslam, Laachraoui y un tercer hombre que murió en el operativo de Bruselas, Mohamed Belkaid, fueron detenidos en la frontera entre Hungría y Austria en setiembre, pocas semanas antes del ataque en París. Los tres tenían pasaportes belgas falsos, pero se les permitió seguir adelante. No se sabe cuál era el objetivo del viaje.

11)

La inteligencia belga no parece estar haciendo un buen trabajo a la hora de monitorear a sus ciudadanos que salen del país para luchar en Siria e Irak. Se estima que unos 500 belgas han viajado a estos países y 100 han regresado. Es posible que algunos de los que volvieron lo hicieran desilusionados del Estado Islámico, pero otros definitivamente regresaron para cometer actos de terror.

Abdelhamid Abaaoud, un belga de 28 años de descendencia marroquí, ha sido definido como el "guru" de los ataques en París y fue uno de los que estuvo en el exterior. Fue acorralado y muerto en un operativo en un apartamento de la capital francesa, en noviembre.

Laachraoui, el "fabricante de bombas" que se hizo explorar en el aeropuerto belga, también había viajado a Siria en 2013.

No se sabe con certeza cómo regresan estos combatientes. Se supone que sus pasaportes europeos deberían formar parte de listas de alerta, pero el sistema claramente ha fallado.

Europeos radicalizados

Rob Wainwright, jefe de Europol, ha sugerido que se pueden contar 5.000 personas en Europa, que se radicalizaron y viajaron a Medio Oriente con intenciones de luchar. Muchos han regresado a medida que el Estado Islámico –que está en una situación compleja en Siria e Irak- adopta una posición más "agresiva" hacia Europa, dijo Wainwright a la BBC.

Oficiales de inteligencia de Europa y de Irak creen que hay al menos 400 combatientes del EI que han sido específicamente enviados a Europa para atacar, informó AP.

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