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"Las obras chinas requieren el control de los estándares"

Un periodista español siguió la pista de las inversiones chinas por 40 países y pide cautela
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08 de octubre de 2016 a las 05:00
El periodista español Juan Pablo Cardenal no llevaba un solo día en China cuando se dio cuenta que había cometido un grave error. En 2003 se fue a vivir a ese país sin saber una sola palabra de chino, lo cual le impedía subirse a un taxi y lograr comunicarle al conductor el hotel al que quería ir.

A todos los errores que la perspectiva del tiempo le demostró, Cardenal contrapone un acierto importante: haber recorrido todo el territorio. "Tendemos a juzgar China por lo que vemos en Pekín, Shanghai, Cantón o Hong Kong. Pero China es mucho más que ese mercado fabuloso de 400 millones que Occidente identifica. Hay mil millones que nunca están en la foto y hay que entender esa China", dijo el periodista español a El Observador durante su estadía en Montevideo.

Cardenal pasó una década en el gigante asiático y, según relata, el aprendizaje en ese lugar incluye "microfurstraciones diarias". "China no se aprende en un viaje o leyendo un par de libros. Se aprende por ósmosis: sufriéndola, respirándola, hablando con la gente", afirmó.

Su experiencia la canalizó en dos libros, en los que intenta explicar el milagro del resurgimiento chino. Es decir, cómo pasó de ser un país pobre y rural en 1976 cuando muere Mao a la segunda economía global con una velocidad de crecimiento que escapa al resto de los mortales.

¿Cuáles son las claves del resurgimiento chino en cuatro décadas?
China tuvo la suerte de tener a un líder tan carismático como Den Xiaoping liderando una reforma que era impostergable. A nivel económico dio cinco incentivos para la inversión extranjera: suelo gratis, vacaciones fiscales, flexibilidad legislativa en materia medioambiental, mano de obra barata y un yuan infravalorado. Eso explica por qué tantas empresas empezaron a relocalizar su producción en China. Además, la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio permitió vencer las resistencias internas para la reforma.

¿Cuál es la situación de China hoy?
Tiene el mercado potencial más importante del mundo, mano de obra barata y también cualificada y tiene el dinero que nadie tiene. La pieza del puzzle que le falta es la tecnología y están a muerte tratando de conseguirla, con la compra de empresas en medio mundo que tengan un perfil tecnológico.

¿Cómo debería pararse Uruguay en una negociación con China?
Cuando negocias con los chinos te ganan por agotamiento. Con China tienes una carta para negociar cuando ellos te necesitan. Si hacemos una analogía y nos preguntamos cómo les va a las empresas extranjeras que van a China, veremos que triunfan las que tienen algo que ellos no tienen: marca, diseño y tecnología. En negociaciones bilaterales, la lectura que yo hago es que Uruguay tiene algo que a los chinos les interesa y tienen que jugar esa carta. La razón por la que China está invirtiendo por medio mundo es porque se quiere asegurar su futuro suministro de materias primas.

¿Cómo ve la posibilidad de que China financie obras de infraestructura en Uruguay?
Las empresas de construcción chinas tienen muchísima experiencia y sus bancos la posibilidad de financiar más que nadie. Yo también quisiera que los chinos me hicieran una carretera, un tren o una represa. Ahora: ¿qué impacto medioambiental tendrá? ¿De qué condiciones laborales hablamos? ¿Sus trabajadores serán chinos o uruguayos? ¿Qué estándares utilizarán? Yo he seguido las pistas de las inversiones chinas en 40 países y me he encontrado con todo tipo de experiencias. Desde el 2008 empecé a ver una fórmula que se repite: una gran cifra, muy poca información y todo eso etiquetado como un acuerdo "ganar-ganar".
Pero lo que no podemos olvidar es que cuando los chinos van al exterior llevan sus prácticas empresariales y sus estándares. Es responsabilidad del país que acoge esa inversión marcarle los límites a China, en función de sus controles y de sus propios estándares. Por ejemplo, China está metida hasta la cocina en el sector minero australiano y ahí no hay grandes problemas porque es una sociedad donde el imperio de la ley funciona y porque el sistema tiene contrapesos. Pero eso no se da en todos los estados. Yo estuve en Sudán, donde China tiene su proyecto más importante en África que es una represa en el Nilo, y es un desastre medioambiental y laboral. Lo mismo pasa con su proyecto estrella minero en Perú. En muchos sitios los proyectos chinos no tiene el escrutinio que deberían.

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