Gabriel Pereyra

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Le rompés la cara al nene y después te alarmás de las rapiñas, ¿dale?

Se conmemoró el Día Internacional del Niño
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22 de noviembre de 2016 a las 04:50

Este domingo 13 las Naciones Unidas conmemoraron el Día internacional del Niño. Es un hecho que algunos regímenes políticos utilizan conscientemente a menores de edad en tareas de explotación y los violentan física y psicológicamente, como los niños soldados.

Pero, en general, en el mundo Occidental se presume que la niñez es un asunto delicado que hay que cuidar. De hecho, en Uruguay los gobiernos de la era post dictadura (1985 en adelante) pusieron atención y recursos al servicio de la infancia y lograron buenos resultados en índices básicos para esta etapa de la vida, como la mortalidad infantil.

Lo que no se hizo seguramente dependa de que no solo los niños requieren recursos, o de políticas que fueron ineficaces y cuyo debate se enmarca en el libre ejercicio de la democracia.

¿Quién es responsable de que uno de cada cuatro niños uruguayos aún viva en la pobreza? ¿Los gobiernos? ¿El sistema? Puede ser.

¿Quién es responsable de que cuatro de cada 100 pasen hambre? ¿Los gobiernos? ¿El sistema? Puede ser.

¿Quién es responsable de que tres de cada 10 sufra de anemia? ¿Los gobiernos? El sistema? Puede ser.

¿Quién es responsable de que en Casavalle (donde el 60% tiene sus necesidades básicas insatisfechas) cada mujer tenga un promedio de 3,63 hijos mientras que en otros barrios como el Centro tengan 1,27 ¿Los gobiernos? ¿El sistema? Puede ser.

Siempre tenemos alguna explicación a los males que sufren los niños, explicación que en general nos deja afuera del problema, al menos como generadores de esa fuente de injusticia tan dolorosa. Si de nosotros dependiera quizás las cosas fueran mejor porque los niños es lo más sagrado que tenemos, ¿no?

Pero hay una mala noticia. Otra. La mitad de los niños uruguayos sufre algún tipo de violencia. No es culpa del gobierno ni del sistema. Es de otros uruguayos, más fuertes que los débiles pibes que son agredidos en todas las formas inimaginables. Y ojo al gol con creer que este fenómenos es privativo de algunas clases sociales.

Uno de cada cuatro son agredidos físicamente, algunos de ellos en términos muy graves: traumatismos de cráneo, quemaduras con planchas, patadas en el vientre mientras los encadenan. No es culpa del gobierno ni del sistema. Es de otros uruguayos, algunos de los cuales seguramente griten a los cuatro vientos contra la inseguridad y la violencia que vive el país.

El 52% de los niños agredidos se desagrega así: un 34% son varones y un 18% niñas. El resultado futuro es casi de libro. Cuando crezcan, los varones violentados tendrán más fuerza física que las niñas violentadas, y más aún que sus hijos, hijos de padres violentados. Y en muchos casos la cadena del dolor se reproducirá. No es culpa del gobierno ni del sistema. Ni siquiera podemos refugiarnos en eso. Es simplemente que estamos enfermos de violencia. Si hay quien es capaz que darle un martillazo a un nene de tres años, ¿no va a haber alguien capaz de entrar a balazos en un supermercado? ¿Quiere que todo esto se vea aún peor? Bueno, ahí va: no faltará el que diga que una cosa y otra no tienen nada que ver. Y que ellos, con la violencia, nada que ver; que la violencia está en otra parte.

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