Leyes de propaganda gay de Rusia son ilegales, dictamina corte europea

La prohibición de Rusia de lo que considera la promoción de la homosexualidad es discriminatoria y viola la libertad de expresión, dictaminó recientemente el máximo tribunal de derechos humanos de Europa, en un firme rechazo a las leyes que grupos defensores de los derechos dicen han sido usadas rutinariamente como pretexto para el abuso y la violencia.

La homosexualidad fue despenalizada en Rusia poco después de la caída de la Unión Soviética, pero homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales a menudo son sometidos a discriminación, persecución y cosas peores.

La prohibición, codificada en la ley nacional en 2013, ha sido vista como una plataforma central del mensaje nacionalista del presidente Vladimir Putin, el cual ha posicionado a Rusia como defensor de los valores cristianos y tradicionales, y a Occidente como decadente y ateo.

Al fallar a favor de tres activistas homosexuales, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos concluyó que "el propósito de las leyes y la forma en que fueron formuladas y son aplicadas" era "discriminatorio y, en general, no servían al interés público legítimo". Ordenó a Rusia pagar a los hombres un total de 43.000 euros (US$ 48.000) en daños. "Al adoptar esas leyes", añadió un comité de siete jueces del tribunal, el gobierno "reforzó el estigma y prejuicio y alentó la homofobia, lo cual era incompatible con los valores de una sociedad democrática". Rusia ratificó la Convención Europea sobre Derechos Humanos en 1998.

El tribunal, que está a cargo de la interpretación del tratado, que entró en vigor en 1953, a menudo ha castigado al país. El fallo es vinculante, pero, como con muchas cosas más en el derecho internacional, no hay una aplicación firme del mecanismo. Rusia prometió presentar una apelación.

"Las leyes sobre la prohibición de propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre los menores de edad no contradijeron la práctica internacional y estaban destinadas a defender la moralidad y salud de los niños", señaló en una declaración el Ministerio de Justicia ruso. "Las leyes no impusieron ninguna medida que prohibiera la homosexualidad o la condenara oficialmente. No fueron discriminatorias".

Además, Andrey A. Klishas, miembro del Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento de Rusia, dijo que el país no cumpliría con la decisión "porque contradice a la Constitución rusa". La "ley de la propaganda gay", como se le llegó a conocer, es en realidad una serie de estatutos introducidos a niveles regionales en 2003 y 2006 y a nivel federal en 2013, esencialmente proscribiendo la mención pública de la homosexualidad.

En particular, la ley de 2013 prohibió "la promoción de relaciones sexuales no tradicionales entre menores de edad" y la "creación de una imagen distorsionada de la equivalencia social de las relaciones sexuales tradicionales y no tradicionales".

Los críticos dicen que el lenguaje de la ley promovía estereotipos insidiosos de que las personas gais promueven un "estilo de vida homosexual" o, aun peor, asedian a los niños. Este año, se dio a conocer que hombres gais habían sido detenidos y torturados en la región de Chechenia en Rusia, en lo que observadores compararon con un genocidio.

Los tres activistas que demandaron - Nikolai V. Bayev, de 42 años de edad: Alexey A. Kiselev, de 33; y Nikolai A. Alexeyev, de 39- protagonizaron manifestaciones de 2009 a 2012 en las ciudades de Ryazan, Arkhangelsk y San Petersburgo, portando estandartes que declaraban que la homosexualidad es natural, no una perversión. Fueron arrestados y multados.

Refutaron los veredictos ante el Tribunal Constitucional de Rusia, el cual sostuvo la prohibición con base en proteger la moral. Los tres hombres entonces llevaron sus quejas a la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo, Francia.

Los jueces dictaminaron 6 a 1 contra Rusia. El juez que disintió, Dmitry Dedov, es ruso. Alexeyev elogió el fallo como "un golpe destructivo contra uno de los pilares de la ideología moderna de Rusia", y "otra confirmación de que los representantes de la comunidad LGBT son discriminados en Rusia y sus derechos son violados".

El dictamen se enfocó en dos doctrinas: libertad de expresión y no discriminación. Sobre la primera parte, el tribunal rechazó rotundamente la afirmación del gobierno de que regular el debate público sobre la homosexualidad servía para proteger la moral. Rusia "no demostró cómo la libertad de expresión sobre los temas LGBT devaluaría o de otro modo afectaría adversamente a las 'familias tradicionales' reales y existentes o comprometería su futuro", concluyó el tribunal.

Las leyes incumplían con "un claro consenso europeo sobre el reconocimiento del derecho de los individuos a identificarse abiertamente como gais, lesbianas o cualquier otra minoría sexual, y promover sus propios derechos y libertades", escribieron los jueces.

El tribunal también concluyó que Rusia no había podido "ofrecer ninguna explicación del mecanismo" por medio del cual un menor podría ser atraído a un "estilo de vida homosexual", "ya no digamos evidencia basada en la ciencia de que la orientación o identidad sexual de una persona sea susceptible de cambiar bajo influencia externa".

La vaguedad de algunas estipulaciones volvía ilimitado su potencial alcance, dictaminó la corte. Por ejemplo, concluyó, uno de los hombres había sido multado por manifestarse frente a las oficinas centrales del gobierno de la ciudad de San Petersburgo- un espacio público que no se sabe que sea popular entre los niños- los letreros con declaraciones neutrales como "la homosexualidad no es una perversión".

Sobre el tema de la no discriminación, los jueces encontraron que "las diferencias basadas únicamente en consideraciones de orientación sexual" son inaceptables bajo la convención europea. La ley de Rusia "declara específicamente que las relaciones entre personas del mismo sexo son inferiores a las relaciones entre personas de sexos opuestos" y, por tanto, "encarnaba un sesgo predispuesto", indicó el tribunal.

En su disensión, Dedov dijo que sus colegas no habían sopesado adecuadamente los derechos en conflicto. Escribió que la ley "tenía una intención legítima, es decir la protección de la moral pública, la salud pública y los derechos de otros", y que buscaba "proteger la privacidad (incluyendo la dignidad e integridad) de los niños y las convicciones de sus padres en cuando a cómo sus hijos deberían organizar su vida familiar".

Dedov también defendió la prohibición como un asunto de estrategia: "La idea de que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son normales en realidad crea una situación en que estén dispuestos a involucrarse en esas relaciones, solo por la curiosidad que es una parte integral de la mente de un niño. Así es como la diseminación de ideas funciona con relación a los niños".

Citó estadísticas que reportan que 50,000 niños al año son agredidos sexualmente en Rusia, la mayoría por parte de hombres. "Una diseminación no autorizada de información que busque atraer el interés de un niño hacia las relaciones sexuales podría destruir las propias percepciones del niño de la vida privada y familiar", escribió.

Por su conclusión, "la posición de la corte pudiera ser entendida como una forma de decir que esas manifestaciones, incluso si se celebraran en la cercanía de escuelas, son relevantes e incluso útiles en una sociedad democrática", escribió Dedov. "¡No estoy seguro de que los padres estarían de acuerdo con ese enfoque liberal de amplio alcance!"