Liceos ocupados y escuelas sin clase en el primer día de esencialidad

No muy lejos de allí, en el liceo 70, las puertas estaban cerradas y por fuera solo se podía ver a un funcionario, pero ningún estudiante o profesores. Lo mismo sucedía en el liceo 11 del Cerro, donde tres funcionarios estaban a la entrada del centro pero, a pesar de que las puertas estaban abiertas, los salones permanecían vacíos.

En Casabó, la Asociación de Trabajadores de Enseñanza Secundaria (ATES) ocupó el liceo 50 desde temprano en la mañana. Según relató uno de los afiliados a El Observador, cuando llegaron sobre la hora 7 encontraron que el liceo estaba cerrado. "La inspectora lo vino a abrir sobre las 8.30. Parece que esto de la esencialidad no les importara mucho", ironizó otra.

Hace dos días el Poder Ejecutivo decretó la esencialidad en la educación como forma de poner fin a la huelga de profesores de Montevideo, que comenzó el lunes pasado. El decreto establece que la esencialidad comienza a regir a partir de hoy, pero los profesores decidieron no acatarla.

A pocas cuadras del liceo 50, se podía ver una reja con una túnica y moñas colgadas, en clara señal de protesta. Era la escuela 303, donde solo había ido una maestra. Temprano en la mañana, fueron 10 alumnos, pero pasadas las horas quedaron cinco. A los otros los fueron a buscar sus padres en el correr de la jornada.

Actualmente hay 43 liceos ocupados por docentes en todo el país, pero ninguno en Montevideo según declaro el dirigente de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), José Olivera, a Telemundo. Sin embargo, los estudiantes en algunos centros de Montevideo decidieron tomar cartas en el asunto. Los alumnos del liceo Bauzá, ubicado en el barrio Prado, ocuparon el centro y aguardaban la resolución de los docentes que se encontraban desde la hora 9 en asamblea. Lo mismo sucedía en el Dámaso Antonio Larrañaga. Los estudiantes decidieron ocupar el liceo y continuarán con la medida hasta mañana.

Las manifestaciones de estudiantes también se podían ver en el liceo Zorrilla, donde no habían ocupado pero en la mañana sacaron bancos de clase a la puerta del centro en forma de protesta. Algunos alumnos dijeron a El Observador que había clases, aunque pocas. De hecho, desde lejos se sentía la voz de una docente dando clase a unos pocos estudiantes que quisieron, más allá de todo, ir a estudiar.