Pedro Sánchez buscó seducir a los parlamentarios con ofertas de reforma

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Líder socialista sigue apelando al diálogo ante falta de apoyos

Pedro Sánchez se presentó en el Parlamento para el debate de investidura
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02 de marzo de 2016 a las 05:00
El líder socialista español, Pedro Sánchez, presentó ayer en el Parlamento su candidatura a la Presidencia del gobierno con una batería de reformas que tienen un marcado eje social y consciente de la importancia del diálogo para superar la escasez de sus apoyos. El número uno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tiene muy difícil lograr ser hoy –cuando tenga lugar la votación– ser jefe del ejecutivo en unas cámaras hostiles por izquierda y derecha.

Las elecciones legislativas del 20 de diciembre dieron ganador al PP (centroderecha, con 123 escaños), por delante del PSOE (con 90), Podemos (izquierda, 69) y Ciudadanos (liberales, 40) en un Congreso con 350 escaños en la que la mayoría absoluta está fijada en 176 bancas.

Después de que el presidente del PP y del Ejecutivo, Mariano Rajoy, declinara la oferta inicial del rey para intentar formar gobierno, Sánchez aceptó el ofrecimiento de Felipe VI el pasado 2 de febrero.

Partió de esa fragmentación parlamentaria inédita en España para poner énfasis en que la etapa que se abre exige diálogo y disposición al acuerdo, pero llamó la atención sobre el hecho de que sus noventa diputados, aunque exiguos, otorgan a su partido una posición de "piedra angular", necesaria para la gobernabilidad.

Sánchez parte del acuerdo que la semana pasada suscribió con Ciudadanos con 200 medidas reformistas que desmontan gran parte del andamiaje levantado en los últimos cuatro años por el PP, pero los 131 votos que suman ambos partidos son insuficientes para gobernar.

Tanto el PP como Podemos rechazan apoyar la investidura de Sánchez, que tiene difícil ser elegido tanto hoy como en la segunda votación, el viernes próximo.

No obstante, hizo guiños a ambas fuerzas, mucho más evidentes en el caso de Podemos, ya que el líder socialista quiere abanderar el cambio progresista al PP.

Consciente de que el voto de izquierda se reparte entre el PSOE y Podemos, Sánchez desgranó algunas medidas que pueden ser del gusto de ese segmento del electorado.

Es el caso de la aprobación de un Ingreso Mínimo Vital para atender la situación de 750.000 hogares españoles que carecen de todo ingreso, del restablecimiento inmediato de la universalidad de la cobertura del Sistema Nacional de Salud, de la limitación de mandatos del presidente del gobierno o la prohibición del indulto en delitos vinculados con la corrupción y la violencia machista.

Asimismo, Sánchez quiere un nuevo marco de relación con la Iglesia Católica que garantice la laicidad del Estado y, respecto al problema suscitado por los independentistas catalanes, se ofreció a dialogar acerca de sus peticiones, incluida la financiación.

En materia internacional reafirmó su compromiso con la coalición contra el terrorismo yihadista y calificó de "urgente" apoyar a los países que acogen más refugiados, incrementar el número de los que están en España y promover una política europea común en esta materia.

En materia social garantizó que llevará al Parlamento una ley para la Muerte Digna y que impulsará medidas para equiparar el salario de hombres y mujeres (el de ellas es un 34% más bajo en España).

'Noes' a izquierda y derecha

Sánchez sólo cuenta con 131 diputados de 350, procedentes de sus propias filas socialistas, uno del pequeño partido regionalista Coalición Canaria y 40 de Ciudadanos, con el que llegó a un acuerdo la pasada semana.

Este pacto hizo saltar sus negociaciones con las fuerzas de la izquierda, principalmente Podemos (65 diputados), que lo consideró demasiado liberal en sus medidas económicas y sociales.

"Quienes realmente han conseguido una amplísima mayoría parlamentaria son las fuerzas del cambio", en las que también incluye a Ciudadanos, dijo Pedro Sanchez, tratando de convencer a la izquierda radical de apoyar su proyecto.

No pareció tener mucho éxito.

"Ha sido un discurso a la carta intentando pedir el apoyo de unos y otros, para no sabemos ir en qué dirección", dijo el número dos de Podemos, Iñigo Errejon.

Podemos anunció hace ya varios días su voto negativo, al igual que por la derecha hizo el PP.

Todos parecen mirar al día después y el líder de la pequeña formación eco-comunista Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, tras anunciar su voto en contra, se ofrece a volver a mediar entre el PSOE y Podemos. "Habrá 54 días para seguir hablando", dijo.

Aunque hasta el momento, los partidos han sido incapaces de un acuerdo, está por ver si esta actitud puede variar antes de nuevas elecciones. También habría que considerar la posición del rey Felipe VI.

Hasta ahora el monarca ha mantenido una escrupulosa neutralidad, pero "si ve que pasa el tiempo y que no hay viabilidad, igual lo que hace es convocar de nuevo a los grupos políticos e instarlos a que lleguen a un acuerdo", dijo a la AFP el politólogo Fernando Vallespín.

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