Lo político antes que lo educativo

Al comparecer ante la comisión parlamentaria de Presupuesto, Santiago Cardozo, asesor del Consejo Directivo Central (Codicen) de ANEP, informó que el 30% de los liceales no aprueba el tercer año, lo que a su vez reduce los ingresos a bachillerato. Estos resultados desdibujan el objetivo oficial de universalizar los ingresos en la enseñanza media básica y duplicar los de la educación media superior y evidencian que el deficiente sistema actual ni siquiera es capaz de algunos logros mínimos. Las posibilidades de cambio, no ya de introducir las reformas postergadas desde hace una década y anunciadas por el presidente Tabaré Vázquez para este período sino por las modestas metas actuales de ANEP, se alejaron aun más con los cambios en el MEC.

Las docentes designadas como subsecretaria y directora de Educación reemplazaron a los dos técnicos que el propio Vázquez había escogido para encarrilar reformas, uno cesado por hablar con franqueza y el otro renunciante en solidaridad. En este tema el gobierno cedió a presiones internas provenientes del MPP del expresidente José Mujica, en un gesto de conciliación política que toma de rehén al estudiantado al condenarlo a seguir viviendo en una mediocridad formativa que alienta repeticiones y deserciones y mantiene a Uruguay a la cola del mundo moderno. Ya ni se habla de los profesores de tiempo completo, de la autonomía operativa y curricular de los centros de enseñanza o de la unificación de los ciclos primario y secundario hasta el tercer año, proyecto del propio Vázquez como bandera de sus planes reformistas.

Poco ayudará a mejorar este panorama desalentador la derrota de los dirigentes de los sindicatos docentes, como no sea para alertar a las autoridades de la escasa representatividad de esos grupos que, sin embargo, obstruyen exitosamente los planes de modernización educativa que siguen naufragando desde que el Frente Amplio llegó al poder. La mitad de los docentes votó en blanco o anulado en la reciente elección de delegados al Codicen y los consejos de cada nivel, en tanto, el 21% votó en contra de las listas de sus sindicatos.

Esto significa que menos del 30% acompañó a la actual dirigencia sindical, lo que se reflejó en la sorpresiva incorporación de un delegado opositor al Codicen y otro a UTU. Pero el peso que puedan tener difícilmente baste para imponer sentido común en la enseñanza pública ante la improductiva mayoría de quienes la conducen, del presidente del Codicen, Wilson Netto, para abajo. A menos que Vázquez cambie de rumbo y resuelva que la formación de la juventud uruguaya es más importante que los juegos de poder político dentro del Frente Amplio.