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Lo que está en juego en Turquía con el triunfo del referéndom de Erdogan

El presidente se proclamó vencedor de una polémica elección para otorgarle superpoderes; resultados son denunciados por oposición
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15 de abril de 2017 a las 05:00
Confirmados los resultados oficiales del referéndum constitucional que dan por ganador al "sí" a la reformas propuestas por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Turquía enfrenta varios desafíos.

El refuerzo de los poderes del omnipresente presidente Recep Tayyip Erdogan, la reforma del sistema político en su conjunto y una redefinición de la crítica relación con la Unión Europea; son las principales cambios que se vendrán, en unas elecciones reñidas cuyos resultados fueron rechazados por la oposición, que denuncia irregularidades en la forma de votación implementada.

Aquí las claves para entender la profunda reforma que se vendrá en Turquía a partir de ahora:

Principal cometido

La consulta popular, organizada nueve meses después de un fallido golpe de Estado contra Erdogan –y en la están habilitados a votar 55,3 millones de turcos– tenía como principal propósito modificar la Constitución para reforzar los poderes del presidente.

El gobierno presentó la enmienda como un instrumento imprescindible para dotar al Estado de un Ejecutivo estable y romper con los endebles gobiernos de coalición de los años 1980 y 1990, antes que llegara al poder el AKP, el partido islamoconservador de Erdogan.

Pero sus enemigos políticos ven en esto un nuevo gesto autoritario de un político al que acusan de querer silenciar toda voz crítica hacia su gestión, en particular luego del intento de golpe militar ocurrido el 15 de julio de 2016. Antes de ser presidente, Erdogan, de 63 años, fue primer ministro entre 2003 y 2014.

Plenos poderes

Con los resultados actuales, el presidente asumirá plenos poderes, como nombrar a los ministros y designar a uno o más vicepresidentes. Además, el texto contempla la supresión del cargo de primer ministro.

La reforma autoriza al presidente a intervenir en el ámbito judicial, ya que podrá elegir a seis miembros del alto consejo de jueces y fiscales, que tiene la responsabilidad de nombrar y destituir a los miembros del sistema judicial.

La reforma también permite al presidente instaurar el estado de emergencia en caso de que ocurra "un alzamiento contra la patria" o acciones que "pongan la nación en peligro de dividirse". En ese caso, el presidente tomará la decisión antes de someter la cuestión a consideración del Parlamento, que después podrá acortarlo, prorrogarlo e incluso suspenderlo.

El estado de emergencia no podrá durar en principio más de seis meses, aunque podrá ser prolongado por otros cuatro meses como plazo máximo.

La enmienda también cambiará la estructura del Parlamento, donde la cantidad de diputados pasará de 550 a 600 y la edad mínima para acceder a un escaño se reducirá de 25 a 18 años.

Uno de los aspectos que más preocupa a los detractores de Erdogan es que el proyecto de reforma constitucional puede significar su perpetuidad en el cargo.

El 3 de noviembre de 2019 es la fecha de las próximas elecciones presidenciales y legislativas. De acuerdo con el nuevo texto constitucional, el presidente sería electo por un mandato de cinco años, renovable por una vez.

De esa forma, Erdogan podría continuar en la jefatura del Estado hasta el año 2029, cuando tenga 75 años.

Polarización

El resultado de la votación fue reñido. Según la agencia gubernamental Anadolu, el sí logró el 51,3%, frente al 48,7% del no. La oposición ya denunció "manipulaciones" y anunció que impugnará le resultado.

Los dos principales partidos de oposición al presidente turco -que consideraban en contra del "si" en el referéndum que el país merece un sistema parlamentario democrático, que no esté dominado por un solo gobernante que haga y deshaga a su antojo- denunciaron enérgicamente una medida anunciada en el último momento por el Alto Consejo Electoral Turco (YSK), de considerar válidos los votos que no llevaban el sello oficial del colegio electoral en el que fueron introducidos en la urna.

Por su parte, los defensores del "sí" celebran la victoria y sostienen que Erdogan continuará defendiendo a Turquía en Europa y promoviendo medidas que sigan mejorando la economía del país (que ha crecido al 5% anual durante una década).

La cuestión europea

Como si ese mar de fondo no alcanzara, la relación entre Turquía y Europa también aparece como cuestión central del referéndum.

Ese vínculo siempre fue turbulento, pero la tensión se elevó en esta campaña, cuando Erdogan acusó de "nazis" a dirigentes políticos alemanes que suspendieron mitines en sus países dedicados a convencer a los turcos en el exterior. Sin embargo, el 63% de los turcos residentes en Alemania votó por el sí, según informa la agencia de noticias Deutsche Welle.

Antes de las elecciones el presidente turco afirmó que la cuestión de la UE se "pondrá de nuevo sobre la mesa" luego del referéndum.

Turquía tiene pendiente hace años una negociación para entrar al bloque. Sin embargo, desde el intento de golpe Erdogan ha dado un vuelco hacia un islamismo conservador, además de cortar puentes con Europa y hacer guiños con Rusia.

De todos modos, Turquía sigue siendo miembro de la OTAN, lo que lo hace un socio militar ineludible. Incluso Ankara ha amenazado varias veces con romper el pacto migratorio concluido en 2016 con la UE, el acuerdo no ha dejado de traer frutos, con un flujo migratorio que llega a Grecia por el mar Egeo mucho menos importante que en 2015.

"La parte económica de la relación es sustancial para los dos bandos", destacó Marc Pierini, del centro de reflexión del Carnegie Europe, recordando que la Comisión Europea propuso a fines de 2016 modernizar la unión aduanera entre los dos socios, cuyo valor de intercambios bilaterales se ha multiplicado por cuatro desde 1996.

Pero con la victoria del sí, la ruptura es evidente. "Tendremos un sistema unipersonal sin mucho estado de derecho ni contrapoderes, autoritario y evidentemente en contradicción con los criterios políticos europeos", anticipó Pierini. "Esto provocaría que empeorara la ya terrible situación de los derechos humanos en Turquía", muy degradada tras la ola de represiones que siguieron al fallido golpe de Estado de julio.

"Pero Erdogan es conocido por mostrar un sorprendente pragmatismo en el momento menos esperado", constató esta analista, en un comentario publicado en la página web de ese think tank.

Lo que está claro, en síntesis, es que la consulta y la victoria del sí provocó un sacudón en Turquía que, por añadidura, podría impactar duro en el resto de Europa.

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