Lo que pasaría si Sendic renunciara

¿Deberá irse? ¿Quién lo sucedería? ¿Qué efectos políticos generaría?
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24 de junio de 2017 a las 05:00
Varias preguntas sobrevuelan el ámbito político: ¿qué pasaría si Raúl Sendic se viera obligado a renunciar al cargo? ¿Deberá enfrentar más problemas que lo empujen a una decisión irrevocable? ¿Cuáles serían las consecuencias políticas?

¿El libro que el martes llega a librerías y que gira sobre sus estudios y actuación política, traerá más sorpresas que hagan que el respaldo del Frente Amplio no pueda mantenerse?
¿Quién asumiría el cargo en caso que una renuncia se concretara?¿Hay antecedentes de algo así?

El único caso de un vicepresidente que renunció es el de Jorge Sapelli, pero no por estar obligado a hacerlo, sino por su desacuerdo con el golpe de estado (del que en estos días se cumplen 44 años). No cayó él; cayó la democracia, y Sapelli rechazó presidir el legislativo de facto.

Es cierto que la lista de vicepresidentes es más corta que la de presidentes, porque esa figura se creó en la Constitución de 1934 y además no existió entre 1952 y 1967, cuando el Ejecutivo era colegiado (Consejo Nacional de Gobierno).

Presidentes que renunciaron hubo varios: Santos en 1886, Latorre en 1880, Ellauri en 1875, Varela en 1876 y Vidal en 1886, lo que se dio en una época de turbulencias políticas e institucionales.
Por lo tanto, no hay antecedentes de una renuncia forzada de un vicepresidente en democracia a causa de un deterioro político.

Los periodistas del programa Suena tremendo, de El Espectador, debatieron al aire sobre el caso y uno de sus conductores, Diego Zas, hizo dos afirmaciones. Primero, dijo que está convencido de que se harán públicas otras cuestiones complicadas para Sendic. Y segundo, que si el vicepresidente tuviera que renunciar, el impacto es que el Frente Amplio "le deja en bandeja la elección a la oposición".

El problema de Sendic, más que en la propia investigación sobre su gestión, es la combinación del deterioro de popularidad con la pérdida de poder político.

Al comenzar este gobierno gozaba de simpatía de 42%, y en la última medición que fue en abril, solo dos años después, tuvo apenas 14% (encuesta de Equipos Consultores). Y el resultado es peor si se considera el resultado neto de la resta de "simpatía" y "antipatía", porque en esos dos años pasó de tener un saldo positivo y estimulante (+10%) a otro negativo y dramático (-56%).

La pérdida de poder vino atada a los escándalos, a la presión que ejerció la oposición respecto a la gestión en ANCAP y el resultado deficitario de muchos años, a los cuestionamientos severos desde la interna de la izquierda, y sobre todo, a la mala defensa que hizo el propio vice y su grupo. La forma de enfrentar los problemas fue fundamental en la caída.

También lo afectó la defensa que le hizo el Frente Amplio, que se preocupó de cerrar filas, pero sin mostrar convencimiento, y con los argumentos de que se trata de un ataque de la derecha y una conspiración contra Sendic.

El Frente ha aparecido como solidario con Sendic, pero lo ha empujado más a la puerta de salida, porque mientras el ensayo de defensa fue muy pobre, en la interna lo han estado culpando del desánimo de sus militantes, de la pérdida de votantes y del fenómeno de los "desencantados".

Sendic no tiene la culpa, es una excusa. Nadie abandona un partido, y más a uno que lo acompañó toda su vida política, por un caso así. Es como si un matrimonio se divorciara por un hecho puntual: la pareja se abrirá porque el amor se agotó, no porque uno de sus hijos haga algo indebido.

Algo similar ocurre con el diputado Gonzalo Mujica, que al dejar el Frente Amplio le hizo perder la mayoría absoluta al oficialismo en Representantes. "Al perder el voto 50 nos quedamos sin agenda", comentan varios legisladores frenteamplistas. Mujica es la excusa para reconocer que "no hay agenda" más allá de la Rendición de Cuentas y algún otro proyecto, pero si no la hay, es porque no logran marcarla, y no porque los abandonó un diputado.Entonces, vayamos a las preguntas disparadoras.

–¿Pueden aparecer más problemas para Sendic? Sí. La editorial Planeta anunció que el martes lanzan el libro Sendic, la carrera del hijo pródigo, de Patricia Madrid y Viviana Ruggiero, y el tema volverá a estar en el debate, mientras el tribunal de conducta política del Frente Amplio procede a analizar compras hechas por el vicepresidente pagadas con tarjeta de ANCAP. Y despejar dudas de eso, no es sencillo. Todo conduce a que la permanencia en el cargo se la haga más pesada (incluso hoy se reúnen dirigentes de la 711 que están abriendo camino propio y eso deja a Sendic más debilitado).

– ¿Quién lo sucedería? La Constitución establece que el cargo es para "el senador primer titular de la lista más votada del partido político por el cual fueron electos" presidente y vice. En este caso, el lema es Frente Amplio y la lista es la del MPP, y por orden son: José Mujica, Lucía Topolansky, Eduardo Bonomi (que está en uso de licencia, por ser ministro), Ernesto Agazzi (renunció y no queda en la línea sucesoria), Luis Almagro (igual que el anterior) y Patricia Ayala.

Aunque no está estipulado, si Mujica pretendiera asumir, se abriría un debate en la Corte Electoral respecto a la inhabilitación reeleccionista, porque aunque no está claro en las normas, el espíritu es que el presidente no puede ser reelecto, y si se diera esto por válido, se prestaría a una trampa electoral. Despejado eso, quedaría Topolansky (que había anunciado su renuncia pero se quedó), Bonomi (si dejara el ministerio) o la exintendenta de Artigas.

¿Cuál sería la consecuencia política? Sendic en el gobierno es un dolor de cabeza permanente para el Frente, y a la vez, un objetivo fácil para la oposición.

Si cae, ¿favorece a la oposición? El daño ya estuvo hecho, pero no porque Sendic lo haya provocado. Y además, ¿actuó solo en ANCAP? ¿Nadie sabía lo que pasaba en el ente? ¿ANCAP fue el único ente en el que hubo gasto exagerado y "generosidad" con dinero público?

En ese escenario, ¿una renuncia de Sendic es un golpe mortal para el Frente Amplio o un alivio que le permite rearmarse para dar mejor competencia en 2019?

Sendic ha estado tan desgastado que aunque una eventual renuncia constituya un hecho histórico sin antecedentes, seguramente el fallo judicial sobre ANCAP –sea cual sea– tenga más efecto político que su renuncia.

Respecto a la entrega en bandeja de la elección falta mucho para octubre de 2019 y justamente eso es lo que llama la atención, porque el oficialismo da signos de agotamiento, cuando le queda 45% del período efectivo de gobierno.

Ahí está el problema: en la "falta de agenda" (que no es culpa de Gonzalo Mujica), en la ausencia de generación de esperanzas, en la transmisión de enredos, en las dificultades de liderazgo de las corrientes internas, en la falta de sintonía con la opinión pública, porque no entienden cómo la gente se queja de la economía mientras crece el PIB, o por qué se lamentan de la inseguridad si hay baja en la cantidad de rapiñas.

Si cae Sendic no habrá entrega en bandeja de la elección: porque el Frente Amplio ya ha cedido esa bandeja. Ahora no la tiene y debe disputarla. La oposición tampoco la tiene, pero el escenario ha mutado de un favoritismo para la izquierda a un plano de competencia.

Para el Frente Amplio, independientemente de Sendic, la mala noticia es que ya está entregando la bandeja. Y la buena es que si reacciona en serio está a tiempo de recuperarla. Pero no le será fácil. l

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