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Los actores que debieron vencer a sus personajes

La vuelta de Hugh Laurie con Chance, un actor asociado a House, y los casos de artistas pegados a un rol
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12 de julio de 2017 a las 05:00
La semana pasada se estrenó en Uruguay Chance, serie de Fox que tiene a Hugh Laurie como protagonista principal. El actor, conocido masivamente por interpretar al excéntrico Gregory House en Dr. House, regresa a la pantalla chica luego de formar parte de The night manager, una miniserie de la BBC One y AMC que en Uruguay se transmitió en por AMC Latinoamérica.

En Chance, Laurie se pone nuevamente en la piel de un médico, en este caso un neuropsiquiatra que, al igual que en Dr. House, da nombre a la serie con su apellido. Las comparaciones, obviamente, surgen inmediatamente. Es imposible evocar el rostro del actor sin imaginar al personaje que le dio la posibilidad de ganar dos Globos de Oro, y justamente eso sucede porque Laurie es uno de los tantos actores que a pesar de haber protagonizado producciones interesantes posteriormente, no ha logrado despegarse de la sombra de la serie que lo llevó a la fama.

Un caso similar es Matt LeBlanc, quien encarnó a Joey Tribbiani en la icónica Friends. LeBlanc fue uno de los pocos miembros del elenco que no pudo despegar luego del éxito de la sitcom.

Posteriormente, el actor buscó estirar el éxito de su personaje con Joey, que no fue bien recibida ni por la crítica ni por el público.

LeBlanc encontró su redención parcial con Episodes, una sitcom en la que se interpretó a él mismo, y que en agosto estrenará su quinta temporada.

Olvidar el personaje

En 2015, Bryan Cranston dejó atrás a Walter White definitivamente. Su nominación a Mejor actor en la edición de ese año de los Oscar por su interpretación del guionista Dalton Trumbo en Trumbo, disipó las dudas hasta del espectador más escéptico: el pasaje de Cranston de la televisión al cine se había completado con éxito.

Si bien muchos lo recordarán siempre por Breaking Bad, Cranston es un ejemplo claro del éxito fuera de un personaje tan pesado como el de Walter White. Su filmografía incluye títulos como Drive (2011), Argo (2012) y Godzilla (2014), además de la mencionada Trumbo, y una serie de comedias que si bien no fueron bien recibidas, muestran su versatilidad a la hora de adapatarse a cualquier género.


Jennifer Aniston es otro caso exitoso. Al igual que al resto de sus compañeros de elenco en Friends, su papel en la sitcom marcó un antes y un después en su carrera y la posicionó en el mapa de las "estrellas".

Ya simultáneamente a la emisión de la serie, Aniston participó en varios filmes, y luego de terminado su contrato con la producción y tras abandonar su papel de Rachel, protagonizó sus películas más conocidas, como por ejemplo Dicen por ahí... (2004), Mi novia Polly (2005) o Marley y yo (2008).

Si Friends fue el gran éxito de la segunda parte de 1990, Seinfeld fue el de la primera. De allí salió Julia Louis-Dreyfus y, al igual que Cranston y Aniston, consiguió despegarse de su personaje con una serie que se emite actualmente y que es uno de los grandes éxitos cómicos de HBO: Veep.

Su multipremiado papel de Selina Meyer –una congresista que escala posiciones en la Casa Blanca hasta convertirse en presidenta de EEUU– ha logrado, además, consagrarla como una de las mejores actrices que hoy trabajan en televisión.

La incógnita

Game of Thrones es una de las series más populares del momento, y ante el inminente estreno de su penúltima temporada, no se puede dejar de pensar en que sus actores, en poco tiempo, deberán separarse de personajes que han pasado a formar parte de la cultura popular.

Ese problema será, sobre todo, de los actores más jóvenes. Kit Harington, que en la serie interpreta a Jon Snow –uno de los héroes principales de la historia– ha intentado diversificar su carrera a la pantalla grande, con magros resultados. A excepción de Seven days in hell, una hilarante película para HBO, el inglés no ha podido encontrar un papel que lo despegue de Jon Snow, ya que sus protagónicos en Pompeya (2012) y Testament of Youth (2014) pasaron sin pena ni gloria.


Un poco mejor le ha ido a Emilia Clarke y Sophie Turner (Deanerys Targaryen y Sansa Stark en la serie, respectivamente). La primera logró un relativo éxito comercial en la adaptación del libro Yo antes de ti (2016), aunque fracasó estrepitosamente como la nueva Sarah Connor en Terminator: Génesis (2015). Turner, por su parte, se convirtió en una pieza importante dentro del universo X-men al transformarse en 2016 en Jean Grey para X-men: Apocalipsis, y aunque fue la entrega más floja de la nueva trilogía de los mutantes, seguirá con el personaje en posteriores adaptaciones.

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