Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > TEATRO

Los celulares en el teatro, el peor enemigo del actor

La decisión del actor Roberto Jones de retirarse de la actuación tras un incidente en el que a un miembro del público le sonó el celular durante una obra, es una excusa para analizar la complicada relación entre los teléfonos y los intérpretes, cómo manejan esas situaciones y las posibles soluciones a ese problema
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04 de octubre de 2015 a las 05:00
Hace una semana Roberto Jones anunció que daría fin a su carrera de seis décadas como actor de teatro, tras un incidente sucedido mientras presentaba el unipersonal La memoria de Borges en el Carrasco Lawn Tennis.

Durante la función, el celular de uno de los integrantes del público sonó en dos oportunidades. Una vez finalizada la obra, el intérprete increpó al espectador y luego publicó en su cuenta de Facebook un mensaje en el que lo calificaba como "un mal educado, una persona marginada de las buenas costumbres, un irrespetuoso violador de los derechos de otros".

Meses atrás, el actor había vivido una situación similar durante otra presentación de la misma obra con una joven, aunque luego se disculparon mutuamente y Jones hasta le dedicó una función posterior.

Tras el anuncio de Jones de abandonar la actuación, el espectador dueño del famoso celular, Leonardo Decarlini, publicó en El Observador una carta en la que reconocía su error y explicaba que el teléfono sonó a pesar de estar en silencio porque se trataba de una alarma. Si bien Decarlini asumía el problema generado por su falta de conocimiento sobre el funcionamiento del aparato, consideraba que la reacción del actor fue desmedida.

Jones pidió disculpas a Decarlini a través de su cuenta de Facebook por su actitud y sus insultos, aunque insistió en la necesidad de instaurar medidas para evitar que este tipo de situaciones se reiteren. Según una entrevista concedida al diario El País, esta es la única condición que tiene para retornar a los escenarios.

En ese sentido, el actor destacó el apoyo de la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay(ACTU), cuya presidenta, María Rosa Carbajal, explicó a El Observador que se plantea realizar una reunión entre los integrantes para luego dialogar con la división de Espectáculos Públicos de la Intendencia de Montevideo con la finalidad de establecer una regulación al respecto. Esto lo plantea ACTU en su rol de nexo entre los actores, el público y las autoridades.

Carbajal maneja como posibilidad imitar lo que se realiza en los teatros de Broadway, en Nueva York, donde los asistentes son obligados a dejar sus teléfonos antes de entrar a la sala. La excepción son los médicos, quienes son forzados a sentarse en los bordes de las filas, para no molestar al resto de los asistentes ante una emergencia que los obligue a retirarse.

La presidenta de ACTU también maneja la posibilidad de que se constate que los espectadores apagan sus teléfonos al momento de ingresar a la sala o que se apliquen multas en caso de que se produzcan estas situaciones. Hoy en día la regulación establece sanciones monetarias para la sala.

Ante lo sucedido con Jones, El Observador se contactó con diferentes integrantes del sector teatral, que tanto desde la comedia como el drama y en la actuación o dirección están involucrados con este arte.

Los consultados plantearon sus experiencias con celulares durante las funciones, una situación por la que todos destacan de forma unánime como uno de sus principales problemas y establecen que prácticamente no pasa una sola función sin que suene un teléfono.

Dados los diferentes ambientes en los que cada uno se maneja, algunos lo enfrentan con humor, integrándolo a sus espectáculos o a sus monólogos de comedia. En cambio, otros deben armarse de paciencia, esperar que deje de sonar y seguir con su texto. Pero en lo que todos concuerdan es que se trata de uno de los peores enemigos de los actores.

Es que los sonidos de los celulares son particularmente perjudiciales en el teatro, en comparación con el cine, por ejemplo. Tanto arriba como debajo del escenario hay individuos de "carne y hueso", que deben generar una conexión, a la vez que los actores requieren de una gran concentración para decir sus líneas e interpretarlas.

Si bien reconocen sus molestias, la mayoría de los actores también aceptan, con una combinación de realismo y resignación, que los teléfonos celulares son parte integral de la vida diaria y que tienen utilidad. No obstante, explican que el teatro (así como otros tipos de espectáculos) son un contexto inadecuado para utilizarlos.

Por otra parte, los actores también fueron consultados sobre las posibles soluciones (si consideran que las hay) a esta situación, que van desde la regulación formal, hasta reforzar lo que ya se realiza en varias salas de teatro.

Por ejemplo, en la Sala Verdi, previo al inicio de cada función, Graciela Pereyra, asistenta de dirección de la sala, sale a escena para solicitar, de forma personal, que el público apague sus teléfonos.

En el Teatro Solís, como en varios otros escenarios, se solicita lo mismo a través de una voz en off, al tiempo que el personal de sala llama la atención a quienes no hacen caso al llamado y utilizan sus dispositivos durante las obras.

Despedida a un referente


La decisión de Jones de retirarse de los escenarios también generó comentarios unánimes entre los actores y directores consultados, tanto entre quienes trabajaron directamente con él como los que no.
"Es el mejor actor del mundo. Si hubiera nacido en Nueva York, sería mil veces más conocido que Robert De Niro", afirmó Gustaf.

Robert Moré consideró por su parte que con esto se "pierde a un gran actor", mientras que Natalia Chiarelli, integrante de la Comedia Nacional, destacó que su retiro perjudica al teatro nacional porque Jones "tenía aún cosas para dar como actor y director".

Más allá de estar de acuerdo o no con la reacción de Jones, los consultados lamentan que este problema sea el catalizador para su retiro. Aunque, quizá, en un futuro cercano, el público decida hacer un esfuerzo, silenciar sus teléfonos y escucharlo solo a él.

Experiencias de actores


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Posibles soluciones


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Cómo silenciar el teléfono


Desactivar alarmas. Comprobar que no hayan quedado alarmas activadas a pesar de que se haya silenciado el teléfono es una buena forma de evitar sorpresas. Si bien siempre depende del modelo, hay celulares como los iPhone en los que las alarmas suenan a pesar de que se haya silenciado el equipo y hay modelos en lo que suenan incluso aunque estén apagado.

Apagarlo, no silenciarlo. Si bien hay situaciones de emergencia donde se hace necesario dejar encendido el equipo, siempre es mejor apagarlo totalmente y no arriesgase dejándolo en silencio, para evitar sonidos inesperados.

Reducir la intensidad de la luz. Si no es posible apagarlo y se hace necesario usarlo, bajar la intensidad de la luz de la pantalla para evitar molestar al resto del público.

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