Sebastián Mariani

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Los conejos y los huevos de Pascua también tienen su historia

Fuertemente relacionados con las celebraciones de la Semana Santa, conejos y huevos de Pascua también tienen una historia que contar
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02 de abril de 2015 a las 00:00

Omnipresentes en las Pascuas, huevos y conejos son algunos de los artículos gastronómicos con más arraigo y popularidad entre los uruguayos.
Ambos manjares suelen ser elaborados con chocolate, el rey de la cocina dulce, producto obtenido de la las semillas del fruto de la planta tropical americana Theobroma Cacao.

La tradición de los huevos y conejos de Pascua es de origen Católico y europeo.

HUEVOS DE PASCUA DE CUARESMA
El huevo, desde inmemorial, fue un alimento muy apreciado por el Hombre por sus extraordinarias propiedades nutricionales. Además, en diversas culturas europeas constituyó un símbolo de fertilidad, renacer, abundancia y resurrección.

Por este último carácter, es que se comienza a relacionar con la Pascua, celebrando con él la resurrección de Jesucristo.
No debemos olvidar que la Pascua también coincide con el comienzo de la primavera en el hemisferio norte, estación emparentada con el renacer por definición.

Durante la Edad Media el huevo fue catalogado por la Iglesia Católica como “carne”, quedando vedado su consumo durante el período de la cuaresma.
Además, en los últimos días de invierno y comienzo de la primavera boreal, año a año millares de aves migratorias vuelven a las tierras del norte más frío, provenientes del sur cálido. Y con ellas, sus huevos.
Los católicos, imposibilitados de consumir este alimento hasta Pascua, cocinaban los huevos frescos de gallinas, patos y ocas para conservarlos; y para diferenciarlos de los crudos, los pintaban.

En estos dos usos, se considera que se cimenta la costumbre de consumir huevos como celebración el domingo de Pascua, y de decorarlos con colores.

El hecho de asociar el huevo con la fertilidad y por coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que haya quedado establecido en toda Europa como símbolo de la Pascua.
Muy pronto los pasteleros europeos comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes como el azúcar, y más tarde el chocolate, llegado de América.

El primer registro histórico sobre huevos de chocolate se remonta al siglo XVI en la Corte del Palacio de Versalles en Francia. Los documentos se refieren a un innovador regalo llegado para el rey Francisco I.

Los colores utilizados para la decoración nunca fueron antojadizos: el rojo simboliza la sangre de Cristo, el amarillo la luz del día de resurrección, el púrpura la Pasión, y el azul como símbolo general de la época pascual.

Durante el siglo XIX se comienza a popularizar la tradición de regalar huevos de chocolate en Pascuas.

UN CONEJO COMO TESTIGO
El conejo y la liebre son animales que en diversas culturas y religiones europeas simbolizaron la fertilidad, por su singular capacidad de reproducción.

Tras ser crucificado, el cuerpo ya sin vida de Jesús fue inhumado en un sepulcro propiedad de José de Arimatea (tío abuelo de Jesús), quien además se ocupó del traslado del sudario y del grial.
La leyenda cuenta que junto con el cuerpo de Jesucristo, quedó encerrado un conejo que fue testigo, primero del sufrimiento de todos los que se acercaron a la tumba para llorar su pérdida, y luego el domingo de Pascua, también de su resurrección.

El conejo, consciente del dolor de la gente, y de la alegría que le produciría a esas mismas personas saber que Jesús estaba vivo, decidió comunicar la noticia.
Ante su incapacidad de anunciarlo con palabras, el animal salió a repartir huevos a los cristianos para trasmitirles el regocijo de la buena nueva.

Sus orígenes como símbolo de Pascua se encuentran en la Alemania del siglo XVI. En el mismo país durante el siglo XIX es que se encuentran los primeros registros de conejos elaborados con chocolate.

Justo es reseñar que tanto el conejo de Pascua como los huevos, son tradiciones que ya se utilizaban en celebraciones paganas previas al cristianismo, de las que indudablemente se nutre y edifica la entreverada construcción histórico-cultural de la vieja Europa.

Se puede ver la columna completa de chocolate, huevos y conejos de pascua en formato audiovisual, en El Observador TV en este enlace.

Más historias gastronómicas curiosas, en este enlace.

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