Desde fines de 2014 hubo al menos cuatro intervenciones de la brigada Antiexplosivos del Ejército en la zona del World Trade Center a raíz de la aparición de paquetes sospechosos de contener explosivos. Los hechos despertaron la alerta de la
comunidad judía, dado que en la torre 4 del complejo se encuentra ubicada la
embajada de Israel. Uno de los últimos ocurrió el 4 de noviembre de 2015. La brigada concurrió a la zona luego de identificarse un objeto sospechoso. Luego de hacerlo implotar, identificaron que no tenía detonador.
El 17 de junio de ese año apareció en la zona otro artefacto, que terminó siendo una lata de sardinas con cables y con una batería, también sin capacidad explosiva. En ese momento el juez Néstor Valetti y el fiscal Gilberto Rodríguez indagaron a un funcionario de la embajada de Israel que quedó registrado cerca del lugar donde apareció el artefacto, pero no se probó que él lo hubiera dejado ahí. El 8 de enero de 2015 apareció otro paquete sospechoso, que terminaron siendo piezas que estaban sueltas dentro de una bolsa de nailon. Las autoridades del Ejército consideraban la hipótesis de que el objeto hubiera sido dejado de manera intencional, para medir los tiempos de respuestas.
Otro hecho que levantó sospechas fue la aparición de un maletín en bulevar Artigas en noviembre de 2014, cuando la embajada israelí aún estaba ubicada en esa zona. El Ejército inició un operativo para neutralizar la amenaza, que se trató de una falsa alarma. Sin embargo, el hecho estuvo cargado de dudas, dado que un diplomático iraní fue registrado por cámaras a pocos metros del lugar, cuando concurrió a una clínica oftalmológica. A través de las
cámaras de seguridad se confirmó que un reciclador había dejado el maletín contra un contenedor.