Por Fareed Zakaria
Para aquellos de nosotros que nos opusimos a Donald Trump, la respuesta al voto del martes podría ser enojo o una reflexión honesta. No soy por naturaleza una persona que se enoje, así que intentaré lo segundo.
Un ensayo de la página web satírica Cracked, por David Wong (quien creció en un pequeño pueblo en Illinois), expresa el espíritu de furia de los estadounidenses rurales. "Todo el maldito mundo gira en torno a [ciudades estadounidenses]" escribió. La vasta mayoría de la cultura pop del país trata acerca de los habitantes de las ciudades. La mayoría de las películas, shows, canciones, y juegos nuevos tratan acerca de Nueva York o L.A. o Chicago o alguna versión fantasiosa de ellos. Casi toda tendencia proviene de una metrópolis. Todas las nuevas industrias de moda se encuentran en ciudades modernas. "Si uno vive en [el Estados Unidos rural], eso realmente apesta", escribió.
Las ciudades obtienen atención desproporcionada de los medios de comunicación y otras elites, que también viven en y cerca de un puñado de ciudades. Wong escribe que el huracán Katrina, en la imaginación popular, trata todo acerca de Nueva Orleans. "Para mirar el informativo (o las múltiples películas y programas televisivos sobre este), uno apenas escucharía sobre cómo la tormenta absolutamente arrolló al Mississippi rural... ¿Qué tiene de interés periodístico un grupo de... palurdos llorando por un tráiler aplastado? Nueva Orleans es importante culturalmente. Importa."
"Para esas personas ignoradas, que sufren, Donald Trump es un bloque tirado por la ventana de las elites. ¿Está usted eh...escuchando ahora?"
Ahora, de hecho, varias, muchas más personas murieron en Nueva Orleans y la destrucción física a granel tuvo lugar allí. Y hubo una gran cobertura de la devastación de las áreas rurales. Pero el punto más amplio es verdad. Las ciudades captan nuestra atención en maneras que las comunidades rurales no lo hacen.
En las últimas tres o cuatro décadas, Estados Unidos se ha ordenado a sí mismo en una meritocracia con gran nivel de eficiencia, donde las personas de todo nivel económico pueden ascender y obtener altos logros e ingresos. Es mejor que utilizar la raza, género o linajes de sangre como la llave para la riqueza y el poder, pero crea sus propios problemas. Tal como con cualquier sistema, habrá gente que no ascenderá hacia la cima, y porque es una meritocracia, es fácil creer que está justificado.
Una meritocracia puede estar ciega del hecho de que algunas personas no lo logran porque tuvieron poca suerte de alguna u otra manera. Más profundamente, puede ser moralmente ciega. Incluso aquellos que obtienen bajos resultados en exámenes o poseen malos hábitos de trabajo son seres humanos que merecen atención y respeto.
El gran éxito de los republicanos en las comunidades rurales ha sido que incluso aunque usualmente defienden ideas económicas que no ayudarían a estas personas (de verdad, políticas que generalmente los lastiman), ellos demuestran respeto al identificarse con ellos en la cultura, religión y emocionalmente.
Donald Trump ganó entre los blancos sin un diploma universitario, asombrosamente por 39 puntos, pero ganó a aquellos con una educación universitaria por 4 puntos también. Ganó a los blancos de clase trabajadora pero también a los blancos de clase media. Tal como dijeron Nick Confessore y Nate Cohn en el New York Times: "Electrificó a la mayoría blanca del país y reunió su fuerza completa en contra del decaimiento demográfico a largo plazo."
En este tema, Trump no es inusual. El populismo de ala derecha está en aumento en una variedad de países occidentales. Está incrementando en países del norte de Europa, donde el crecimiento económico ha sido fuerte; en Alemania, donde los empleos manufactureros se han mantenido sólidos, y en Francia, donde el Estado provee varias protecciones para la clase trabajadora. La característica común en todas partes es que las poblaciones de mayoría blanca han enfrentado un influjo reciente de inmigrantes.
No obstante, usualmente se expresa simplemente como hostilidad a personas que son diferentes y generalmente son mulatas y negras. Tengamos en consideración, por ejemplo, que el 72% de votantes republicanos registrados todavía dudan que Barack Obama haya nacido en Estados Unidos, de acuerdo a una encuesta realizada en agosto por la NBC News.
La habilidad política de Donald Trump fue hablar desafiantemente acerca de estos dos temas sensibles (el elitismo y el racismo) de una manera simple, directa y políticamente incorrecta que conectaba con votantes blancos, especialmente hombres blancos. Pero al hacerlo, también asustó a decenas de millones de otros estadounidenses.
Sería importante que tuviésemos una conversación seria acerca del elitismo y las comunidades rurales. Sin embargo, también es fundamental que no huyamos de una conversación sobre el racismo. También hay otras personas ignoradas y que sufren en Estados Unidos. Ahora todos debemos escucharnos los unos a los otros.
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