El segundo "hermano Wachowsky" anunció públicamente que es transexual y su nombre es Lilly. Su hermano ya lo había hecho en 2012

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Los incomprendidos, ahora a la tele

Los creadores de Matrix estrenan hoy su serie Sense8 para Netflix
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05 de junio de 2015 a las 03:01

Una visión violenta hace que ocho personas procedentes de rincones completamente diferente del mundo queden conectadas. Pueden ver, sentir, escuchar y hablar unas con otras como si estuvieran en el mismo lugar. Esa es la premisa de la nueva serie de Netflix, Sense8.

La idea de una conexión fantástica entre varias personas no es un disparador único en la historia de la industria audiovisual. Pero dado el currículum de sus creadores, si hay algo que Sense8 augura es un sinfín de sorpresas, giros narrativos y buenas secuencias de acción.

Se trata de la nueva producción de los hermanos Lana y Andy Wachowski y el primer paso que la dupla de hermanos cineastas dan en la televisión. Mientras que unos celebran su llegada a Netflix, uno de los medios más atractivos actualmente en la industria del entretenimiento, otros aseguran que la incursión es el principio del ocaso para una de las carreras más originales y menos apreciadas del séptimo arte.

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Los elegidos

Con Matrix (1999) Lana y Andy Wachowski revolucionaron al cine para siempre. La película, que hoy es un clásico indiscutible del género, tuvo varios aciertos en el momento en que la industria del blockbuster lo necesitaba. Andy y Lana (que en aquel entonces no había cambiado de sexo y llevaba su nombre de nacimiento, Larry)concibieron, escribieron y dirigieron la película.

Fanáticos de los videojuegos, la cultura asiática, la literatura de Tolkien y las historietas, brindaron la mezcla perfecta de un guión filosóficamente atractivo, una premisa cargada de acción y un manejo excelso de efectos especiales. Así se convirtieron en los nuevos chicos de oro de Hollywood. Su uso de la cámara lenta y “el tiempo bala” (donde el tiempo se enlentence de forma extrema para ver nítidamente movimientos o sucesos muy veloces) son replicados hasta el día de hoy.

El éxito financiero de Matrix les dio a los Wachowski el tablero necesario para jugar en lo que quisieran. En pos de subir aún más la apuesta técnica y ampliar el mundo que habían creado, en cuatro años filmaron de corrido sus dos nuevas películas: Matrix Recargado y Matrix Revoluciones, ambas estrenadas en 2003. Los efectos especiales fueron mejores y la historia técnica y narrativamente más ambiciosa que en la película original. Pero el exceso de ambos elementos alejó a los críticos, que sintieron que se enfrenaban ante más de lo mismo. De todas formas, la taquilla los acompañó y los Wachowski siguieron en carrera.

Para su siguiente película, la dupla comenzó a darse sus gustos creativos y adaptaron en 2003 la novela gráfica V de Vendetta, del inglés Alan Moore. Con Hugo Weaving –que había deslumbrado como el villano Agente Smith en la trilogía de Matrix– y Natalie Portman a la cabeza, Lana y Andy nuevamente se mostraron capaces de deslumbrar con sus visuales sin perjudicar por completo el peso de su historia, pese a la pluma anárquica y antisistema del texto.

El ocaso

Ese resultado, sin embargo, no pudo reiterarse en su próximo proyecto: Speed Racer (2008). Nuevamente el dúo de hermano se pararon en un material previamente creado. Con la oportunidad de rendir homenaje a una de las series animadas más clásicas de la cultura japonesa del animé, la versión “americanizada” del Meteoro de los Wachowski terminó de romper la relación con los espectadores, quienes se vieron azorados por la calidad casi epiléptica de la película.

Aún con sus defensores, los cineastas volvieron en 2010 a tratar de llevar su visión de una obra a un formato tan magnánimo como el cine. Tras probar con los cómics y las series animadas, el siguiente proyecto elegido fue la novela El atlas de las nubes del escritor británico David Mitchell. Compuesta por seis historias entrelazadas a través de varios tiempos, ni la presencia de estrellas como Tom Hanks cercano a este emprendimiento futurista al éxito alcanzado años antes con Matrix.

El peso taquillero de los hermanos nacidos en Chicago se terminó cuando el año pasado estrenaron El destino de Júpiter, una epopeya espacial creada por ellos. Pero ni los fanáticos más acérrimos de la dupla pudo defenderlos esa vez y el filme sentenció la relación de los hermanos con los grandes estudios.

Tanto Andy como Lana han expresado que su futuro en el cine se encuentra actualmente en duda. El afán de los hermanos por la creación de películas originales y de aventuras visualmente enriquecedoras ya no tienen lugar en la taquilla de franquicias, superhéroes y relanzamientos motivados por su recaudación.

Por ahora, la dupla probará su suerte en la televisión y, así como los personajes de Sense8, los Wachowski deben adaptarse a una nueva etapa en sus vidas. Si recobran un poco de suerte, tal vez vuelvan a conectar con las millones de personas que supieron admirarlos.

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