Adele durante el homenaje a George Michael

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Los mejores y peores momentos de los Grammy

Desde Adele y su falla durante el homenaje a George Michael a las diferentes presentaciones que impregnaron de política a la ceremonia
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13 de febrero de 2017 a las 08:39

La 59° ceremonia de los premios Grammy duró tres horas y media, dentro de las cuales Adele se transformó en la gran ganadora de la noche, no solo gracias a los cinco premios que obtuvo, sino por sus dos presentaciones en vivo y sus emotivos discursos.

Se trató de una transmisión que tuvo muchos momentos bajos, presentaciones que sobraron y desperfectos técnicos que arruinaron shows.

Lo que sigue es un repaso de los momentos altos y no tanto de la máxima premiación de la música estadounidense.

Adele abre la transmisión saludando


Luego de una defectuosa presentación el año pasado (un micrófono se cayó dentro del piano y causó un desperfecto sonoro), Adele volvió al escenario para interpretar su máximo hit del disco 25, esta vez luciéndose sin problemas.

Pero la maldición volvió


La cantante inglesa encabezó el homenaje a George Michael con una versión orquestal de Fastlove. Sin embargo, cuando empezó el estribillo detuvo estrepitosamente la canción al equivocarse la letra. "Sé que es televisión en vivo. Perdón, pero no puedo repetir lo del año pasado", dijo visiblemente afectada y maldiciendo fuera del micrófono. "No puedo equivocarme por él", agregó en referencia a Michael.

En la segunda vuelta Adele pudo completar la presentación, pero no pudo aguantar las lágrimas.

Y resultó siendo la más premiada


Adele se llevó cinco premios a los que estaba nominada: Álbum, Grabación y Canción del año, Mejor interpretación pop vocal y Mejor álbum de pop vocal. Asimismo, se transformó en la primera persona en ganar las tres categorías más importantes dos veces (sucedió lo mismo con su álbum 21).

Sin embargo, la cantante se vio obligada a reclamar sobre su galardón a Álbum del año, premio que consideraba que debía recibirlo Beyoncé. "No puedo aceptar este premio", dijo en su discurso. "Mi vida es Beyoncé y para mí Lemonade fue monumental y un apoyo para el alma. Pudimos ver otro lado de ti que no siempre nos dejaste ver y te lo agradecemos", le dijo a la cantante, que le agradeció emocionada desde su asiento.

En la sala de prensa, la cantante inglesa no escatimó palabras para expresar su sorpresa: "Mi álbum del año es 'Lemonade'. Estaba completamente hinchando por ella", dijo a los periodistas presentes. "Sentí que era su tiempo de ganar. ¿Qué mierda tiene que hacer para ganar álbum del año?", afirmó con su clásico humor.

Beyoncé y su virginal presentación

Como ya es costumbre, las presentaciones en vivo de Beyoncé son todo un espectáculo, y esta vez no fue la excepción. Luciendo su embarazo con un look en completo dorado y una corona virginal, la cantante interpretó dos de las canciones del nominado Lemonade, Love Drought y Sandcastles, con el apoyo de una pantalla gigante y un numeroso elenco de bailarinas. Así como en su álbum visual, su show contó con intervalos de poesía, que brindó la frase para terminar en alto: "Si vamos a sanar, que sea glorioso".

El discurso integrador


Beyoncé se llevó solo dos de los nueve premios a los que estaba nominada, pero aprovechó su momento en el escenario tras ganar la estatuilla a Mejor álbum urbano contemporáneo para dar un discurso sobre la necesidad de inclusión y visibilidad de la población afrodescendiente en la cultura y la política. "Mi intención con este filme y álbum fue crear una obra que diera voz a nuestro dolor, nuestra lucha, nuestra oscuridad y nuestra historia", dijo la artista. "Es vital que aprendamos del pasado y reconozcamos nuestras tendencias a repetir los errores", agregó en tenor político.

La política en los Grammy

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En esta ceremonia dos presentaciones se destacaron por sus intenciones políticas. Primero llegó Katy Perry, que para dar a conocer por primera vez en vivo su nueva canción Chained to the rhythm metaforizó sobre el muro que promete construir Donald Trump. Con una intención claramente política, la cantante vistió un traje blanco en clara alusión a la icónica moda de Hillary Clinton y en su brazo lució una cinta que leía "persist". Y para coronar el show, la escenografía se transformó en un lienzo sobre el cual se proyectó la constitución estadounidense. Aunque la canción no tenga la potencia de sus hits anteriores, logró crear un show visualmente atractivo.

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Desde el hip hop A Tribe Called Quest junto a Busta Rhymes y Anderson .Paak ofrecieron el show más electrizante y combatiente. Antes de interpretar su canción We the People, Rhymes se encargó de "agradecer" al "Presidente Agente Naranja por perpetuar toda la maldad que has estado perpetuando" y por "su fallida prohibición contra musulmanes", mientras Paak y A Tribe Called Quest rompía un muro de utilería.

El micrófono que no anduvo

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La colaboración entre Lady Gaga y Metallica parecía prometedora, sin embargo, resultó el momento fallido de la ceremonia. El micrófono del líder de la banda James Hetfield se negó a funcionar, dejando mudo al vozarrón del cantante. Gaga, por su parte, intentó salir adelante con la presentación, pero además del error técnico, la sobrecarga de elementos (bailarines haciendo pogo, fuego sobre el escenario y el stagediving de Gaga) fue demasiada, y las altas expectativas no pudieron ser cumplidas.

Bruno Mars se transforma en Prince

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El segundo de los homenajes póstumos fue para el ícono violeta. La banda The Time -ensamblada por el mismo Prince- comenzó con todo el funk, interpretando Jungle Love y The Bird. Luego fue el turno de Bruno Mars que, completo con un traje violeta, camisa con volados y una guitarra blanca, se transformó en El Artista para ofrecer su versión de Let's Go Crazy.

Los momentos que sobraron

La Academia de Grabación, además de homenajear a George Michael y Prince decidió celebrar los 40 años de la película Fiebre de Sábado por la Noche, para lo cual contó con cuatro artistas: Demi Lovato, Little Big Town, Andra Day y Tori Kelly. Y aunque las voces se destacaron, era una presentación prescindible. Lo mismo sucedió con una insólita celebración a Jackson 5 por el grupo vocal Pentatonix sin razón aparente.

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Por su parte, el conductor James Corden -que tuvo un buen desempeño durante la ceremonia- intentó realizar un gag al estilo la "selfie del Oscar" con un recorte de auto, haciendo referencia a su programa Carpool Karaoke. Lo que salió mal fue que invitó a artistas como Jennifer López, John Legend y Keith Urban a interpretar el clásico de Neil Diamond, Sweet Caroline, con el mismísimo Diamond. El problema fue que algunos no sabían la letra. Ni Blue Ivy, hija de Beyoncé y Jay Z, pudo salvar la escena.

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