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Los nacidos en 1990 y después: desafíos para la educación

Qué cambió y qué debe cambiar en la educación
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06 de septiembre de 2016 a las 17:45

El cerebro de un nativo digital, aquel nacido en 1990 y después, se desarrolló para poder funcionar en el mundo digital. El uso sostenido de las destrezas que se requieren para funcionar en el mundo digital terminó por generar un cableado diferente en el cerebro del nativo digital. Las diferencias en el desarrollo del cerebro se explican por la cantidad y calidad de los estímulos que se reciben del entorno y lo que uno hace en ese entorno. El cerebro es tanto la fuente como el efecto de la actividad humana.

Es decir, el cerebro de los jóvenes de hoy se desarrolló de manera diferente al de los adultos debido a que crecieron en un mundo diferente; el mundo de la tecnología. Tenemos hoy más de una división digital. La brecha digital entre los que tienen y no tienen acceso a la tecnología digital y la que proviene de la sustancial diferencia que deriva de las circunstancias en las que crecimos y nos desarrollamos (tiempos diferentes). Para el niño la adquisición del "idioma digital" es un proceso natural (lo adquiere). Crecieron y se desarrollaron digitalmente. Es su "lengua materna". No así para su docente (lo aprende).

La sostenida experiencia con tecnologías digitales se traduce en cambios en la manera de pensar, interpretar, procesar, y utilizar la información. Por ejemplo, el fácil acceso a juegos sofisticados y mundos virtuales de alta intensidad y activa participación, horas y horas de dedicación a estos juegos, puede marcar una diferencia en la capacidad para procesar información visual (percibir y manipular formas visuales, etc.) pero, al mismo tiempo, dar lugar a mayor dificultad para funcionar en entornos de baja estimulación. Mayor dificultad para funcionar en aulas tradicionales. Los sistemas educativos tienen que actuar acorde con esta realidad.

Por otra parte, el rápido desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la actual realidad de sociedades más interdependientes y globalizadas, abre nuevos desafíos en materia educativa. La globalización impone nuevas demandas y desafíos a las personas y a las sociedades. Poblaciones interconectadas que crecen en diversidad, cambios tecnológicos en el lugar de trabajo y en la vida cotidiana de las personas, y la rápida disponibilidad de más y más información, son algunos de los factores que contribuyen con estos nuevos desafíos y demandas.

En los centros educativos del siglo XXI, no se puede seguir enseñando como en el siglo XX. Caso contrario, se ofrece una enseñanza y una educación desconectada de la realidad del mundo en el que se desenvuelven nuestros niños y jóvenes hoy y, más aún, en el que sin duda se irán a desenvolver en el mañana. No alcanza con reconsiderar contenidos y competencias curriculares. También hay que reconsiderar metodologías de enseñanza. ¿Cómo enseñar mejor para que se pueda aprender mejor?

Ya no se espera que los alumnos (en particular alumnos de la educación media y superior) sean consumidores pasivos de información proveniente de fuentes de información bien definidas. Tampoco que hagan uso del conocimiento de la forma en la que era utilizado cuando fue adquirido. La información hoy proviene de múltiples fuentes y el conocimiento necesita transformarse y aplicarse a situaciones nuevas. Los alumnos tienen que desarrollar capacidades para adaptarse a situaciones que cambian, absorber y filtrar nueva información, combinarla con la información que ya tienen, y hacerlo innovando con nuevas formas.

Al mismo tiempo, hay que decirlo y subrayarlo: la sola disponibilidad de computadoras y acceso a internet no es garantía de mejoras en la calidad y relevancia de la educación y el aprendizaje de los alumnos. No es la incorporación de la tecnología lo que hace la diferencia sino el buen uso que se haga de esa tecnología en la enseñanza y en el aprendizaje. Tecnología no es sinónimo de educación.

Importan los caminos pensantes que el alumno utiliza para extraer sentido de los contenidos. ¿Cuánto del desarrollo y fortalecimiento de estas habilidades y capacidades cognitivas es cometido de la educación (o debería serlo)? Es decir, constituir una meta explícita de la educación; habilidades cognitivas que cambian y varían en cada grupo etario y en los distintos niveles educativos.

Los logros en materia de educación van más allá de tener una cierta acumulación de aprendizajes y competencias adquiridas en la educación formal y tener un nivel de conocimiento proveniente de distintas disciplinas. Refieren al pleno desarrollo de la persona. Sus valores, actitudes y conductas. Refieren a capacidades que le permitan a la persona contribuir con la sociedad y tener éxito en sus vidas públicas, lugares de trabajo, y otros contextos sociales. Estas características suelen agruparse bajo la denominación de capacidades no cognitivas. ¿Cuánto del desarrollo y fortalecimiento de estas habilidades y capacidades no cognitivas es cometido de la educación (o debería serlo)? Es decir, constituir una meta explícita de la educación.

La educación del futuro será cada vez más personalizada. Los días de ir a clase, sentarse en un determinado lugar, y escuchar a un docente que transmite información y conocimientos a un alumnado con poca participación, irán, cada vez más, dando lugar a metodologías distintas.

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