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Los obstáculos para llegar al TLC

Tabaré Vázquez volvió de China con la "bienvenida" del presidente Xi Jinping para negociar un tratado de libre comercio; el camino no será tan fácil
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31 de octubre de 2016 a las 05:00
China quiere firmar un tratado de libre comercio (TLC) con Uruguay. Y el gobierno uruguayo quiere firmar un acuerdo de este tipo con China. Pero las cosas no son tan simples como aparentarían. Entre la voluntad y la consumación hay un abismo que los dos países, y en especial el presidente Tabaré Vázquez, deberán sortear.

El mandatario volvió de Pekín con la confirmación de que el presidente Xi Jinping está dispuesto a avanzar con celeridad en un TLC. Pero para que eso suceda, el presidente debe vencer varios frentes.
En el frente interno, las mayores complicaciones están en su partido y en la central sindical. Tanto el Frente Amplio (FA) como el PIT-CNT se han manifestado, en el pasado, en contra de este tipo de acuerdos.

En particular, fueron oposición cuando Vázquez intentó firmar un TLC con los Estados Unidos durante su primera administración. Vázquez había advertido que el tren pasaba una sola vez, pero Uruguay no lo tomó.

Una tercera barrera que se erige en el frente interno son algunos industriales, para quienes un acuerdo de esta característica los puede volver menos competitivos en el mercado interno.

Mientras que la oposición del FA y la central obrera tienen una inequívoca connotación ideológica, para los industriales el tema se reduce a un análisis de costos y beneficios desde el punto de vista comercial.

El frente externo ofrece tantos desafíos como el interno. Vázquez deberá ser capaz de convencer al resto de los socios del Mercosur para que autoricen una negociación bilateral, tal como ocurrió con México entre el 2002 y el 2004.

Durante su última presidencia pro témpore, el gobierno de Uruguay pidió flexibilizar la resolución 32/00 –que inhabilita a los socios del bloque a negociar por fuera de la alianza regional– pero el resto de los Estados no aprobó la propuesta.

El último escollo que el gobierno deberá atravesar es la propia negociación del TLC con China, que puede presentar dificultades puntuales para una cancillería que no ha ejercitado el músculo negociador en un buen tiempo.

Oposición del Frente Amplio
Desde el Frente Amplio ya hubo algunas señales que si el gobierno decide avanzar en un tratado de libre comercio (TLC) con China habrá resistencias internas. El presidente Tabaré Vázquez señaló que no se guiará por el "grito de la tribuna" y subrayó que el gobierno tiene derecho a establecer la política exterior que crea conveniente para el país. En el pasado, el Frente Amplio le impidió a Vázquez avanzar en un TLC con Estados Unidos y también trancó la posibilidad de entrar en negociaciones por el TISA.

Los interrogantes del PIT-CNT
En la central obrera hay opiniones diversas en cuanto a la conveniencia de que Uruguay firme un TLC con China. Milton Castellanos y Jorge Bermúdez, quienes viajaron con la delegación oficial a China, habían manifestado una visión de apertura. Sin embargo, con el paso de los días aparecieron voces discordantes que cuestionan la oportunidad de un tratado en el sentido tradicional. El PIT-CNT ha estado históricamente en contra de este tipo de acuerdos por entender que limitan la soberanía del país.

El contexto
El contexto internacional podría funcionar como un obstáculo para la concreción de un TLC entre los dos países. Hace menos de una década, Estados Unidos estaba dispuesto a firmar un TLC bilateral con Uruguay. El contexto político y económico nacional, regional y mundial cambió. En la actualidad, Estados Unidos ya no negocia acuerdos de este tipo con ningún país y está concentrado en los acuerdos regionales como el Transpacífico o el Transatlántico. Los cambios en el contexto pueden afectar los intereses.

Empresarios no favorecidos
Si bien el sector empresarial comparte la visión aperturista del gobierno, no existe una única voz respecto a la conveniencia de firmar un tratado de libre comercio con China. Y por este motivo será difícil que todas las cámaras o las gremiales empresariales fijen una postura única sobre el tema. En la industria hay quienes se verán afectados por el ingreso de productos chinos al mercado uruguayo. Uno de los posibles involucrados será la industria farmacéutica. Para el director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, un futuro TLC con China habrá de golpear a la "industria liviana" uruguaya: plásticos, químicos y vestimenta. El hecho de bajar los aranceles hará que Uruguay reciba productos chinos a mejor precio de lo que hoy le compra a Argentina y Brasil. La pregunta última es si prevalecerá la posición de los empresarios favorecidos o aquellos que no encuentren ninguna ventaja en liberalizar el comercio con el gigante asiático.

El frente externo
La posibilidad de que Uruguay firme un tratado de libre comercio con China depende en gran medida de su capacidad de convencer a los socios del Mercosur para que le permitan hacer una negociación bilateral. Por iniciativa de Brasil, en el bloque existe una disposición que impide a los socios negociar acuerdos comerciales por fuera de la alianza regional. La posibilidad de que el gobierno uruguayo reciba un permiso para negociar por su cuenta tiene el antecedente de México. Y conseguir una nueva habilitación es ahora el desafío de la diplomacia uruguaya. El otro escenario planteado es que todo el bloque se mueva hacia un acuerdo de este tipo con China, tal como sugirió el presidente argentino Mauricio Macri. Sin embargo, ese camino plantea dificultades puntuales. La más importante de ellas está dada por el factor temporal. Uruguay y China quieren firmar un acuerdo para 2018, mientras que movilizar a todo el Mercosur llevaría más tiempo.

Las negociaciones
En caso que el resto de los obstáculos se superen, la diplomacia uruguaya tendrá un gran desafío cuando inicie las tratativas con China: la negociación por sí misma. Es sabido que los chinos son implacables negociando y que han profesionalizado la cancillería. Por otro lado, los técnicos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay negociaron el TLC con Chile después de más de una década de inactividad en este rubro. Un músculo negociador sin tanto ejercicio se puede transformar en una desventaja.

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