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Lula advierte una persecución por miedo a que gane en 2018

El juez que investiga el caso Petrobras lo enjuició por corrupción y lavado
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22 de septiembre de 2016 a las 05:00
El exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva salió ayer a defenderse ante el proceso que inició en su contra la Justicia brasileña por presunta corrupción asociada al escándalo de Petrobras. El histórico líder de la izquierda de Brasil advirtió un ensañamiento con su figura y afirmó que el nuevo proceso judicial se debe al temor de que vuelva a postularse a la Presidencia en 2018.

Lula encabezó ayer un acto de campaña para las elecciones municipales del próximo 2 de octubre en Crato, una localidad del estado de Ceará, en el noreste de Brasil, en el que, frente a cientos de personas, criticó la decisión de aceptar las denuncias en su contra en el caso Petrobras.

El juez Sergio Moro, a cargo de la investigación sobre la red de corrupción que operó en la petrolera estatal, consideró que existen suficientes indicios para enjuiciar tanto a Lula como a su esposa, Marisa Letícia Lula da Silva, y a otros seis allegados al expresidente.

"Están investigando mi vida desde hace dos años", se quejó Lula. "Están haciendo eso porque están con miedo de que sea candidato en 2018", agregó en referencia al año en que se celebrarán las próximas elecciones presidenciales en Brasil.

Según Lula, la "persecución judicial" que dice sufrir es obra de una "elite económica y política" que no perdona que "un obrero haya llegado al poder" en Brasil.

"Si ellos prueban que robé 10 centavos, con la misma honradez de siempre, con la cabeza en alto, sabré pedir disculpas al pueblo", declaró el dirigente, quien agregó que si se comprueba su inocencia, será quien esperará un pedido de disculpas.

El expresidente brasileño será juzgado por corrupción y lavado de dinero en el caso Petrobras y enfrentará por primera vez a Moro, el magistrado que puso en jaque a la elite política y empresarial del país. "Habiendo indicios suficientes de autoría y materialidad, recibo la denuncia" presentada por la fiscalía, señaló Moro en un escrito divulgado el martes.

La procuraduría general inculpó a Lula de haber recibido beneficios por un equivalente de 3,7 millones de reales (US$ 1,1 millones) de la constructora OAS, una de las principales involucradas en la confabulación orquestada en la empresa estatal para desviar fondos públicos hacia la política.

Lula "sería beneficiario directo de ventajas concedidas por el Grupo OAS y, según la denuncia, tendría conocimiento de su origen en el esquema delictivo que afectó a Petrobras", afirma el texto de Moro basado en los alegatos de la fiscalía.

Según los cargos, el exmandatario recibió diversos "favores" de empresas implicadas en el escándalo de Petrobras.

La acusación sostiene que una empresa de OAS derivó a Lula "parte de los valores recibidos de licitaciones fraudulentas en Petrobras". Los sobornos se transfirieron "mediante la compra, personalización y decoración de un apartamento tríplex en Guarujá", en el litoral del estado de San Pablo.

Se defiende

En tono irónico, Lula dijo que cometió "barbaridades" en el gobierno, entre las cuales enumeró "haber llevado a los hijos de los más pobres a la universidad, hacer escuelas técnicas, legalizar la profesión de empleada doméstica y garantizarle tres platos de comida por día a todos los brasileños".

En esa misma línea irónica, responsabilizó "al pueblo" de todo. "Fueron ustedes los que eligieron presidente a un metalúrgico pobre", dijo Lula.

También aseguró que esa misma sociedad tuvo después la "osadía" de elegir como su sucesora a su ahijada política Dilma Rousseff, quien el pasado 31 de agosto fue destituida tras un juicio parlamentario en el que fue declarada culpable de irregularidades fiscales.

"En un estado machista, tuvieron la osadía de elegir a una mujer para la Presidencia y eso ya fue demasiado para la elite", afirmó.

Sin descargos

En su discurso, Lula no hizo ningún comentario directo sobre las acusaciones que lo llevaron al banquillo de los acusados por segunda vez este año.

Lula negó en reiteradas oportunidades ser propietario de ese apartamento en Guarujá, pero para la Policía y la Fiscalía existen firmes indicios de que, aunque no está registrado a su nombre, es el verdadero dueño del inmueble.

Además de ese proceso, Lula responde en otro juicio por cargos de obstrucción a la Justicia, por el supuesto intento de soborno de un implicado en las corruptelas en Petrobras a cambio de su silencio.

La Corte Suprema también investiga si Lula y Rousseff intentaron obstruir las investigaciones contra el exmandatario al nombrarlo ministro jefe de su gabinete en marzo, y dotarlo así de fueros.

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