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Marihuana y Resultados Académicos

Un estudio realizado en Holanda arroja resultados valiosos para analizar la relación entre ambos
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02 de abril de 2017 a las 05:00
Por Juan Dubra y Juan Diego Ferber

En Uruguay se aprobó recientemente una ley que, con restricciones, liberaliza algunos aspectos del mercado de marihuana.

Se manejaron varios argumentos en la discusión previa, pero pocos datos. Uno de los argumentos a favor de la legalización era que iba a ayudar en la lucha contra el narcotráfico; otro que representaba un "incremento" en la libertad individual (aunque al final se impusieran restricciones y ya no se pueda fumar legalmente sin estar registrado); también debe haber influido que aunque el tema no estaba muy arriba en la agenda de los uruguayos, contribuyó a la imagen internacional del Presidente Mujica.

En contra se escucharon argumentos moralistas (que está mal, y que legalizar baja la percepción de la droga como algo malo), y que podía tener consecuencias en aspectos cognitivos de la gente si aumentaba el consumo.

Parte de la razón por la que no había datos para una discusión seria es que es difícil saber si el consumo de marihuana tiene efectos sobre, por ejemplo, el aprendizaje. Si a un fumador le va mal en el liceo, en general no sabremos si la marihuana le baja la capacidad de aprender, o las ganas de estudiar, o si por el contrario es la gente a la que le cuesta estudiar la que empieza a fumar marihuana.

A menudo los estudios médicos sobre los efectos de las drogas sobre el cerebro tienen dificultad para separar esta causalidad reversa, o el hecho que puede haber alguna causa común que lleve a la gente a estudiar poco, a fumar marihuana y a modificaciones en aspectos cognitivos de la persona.

Sin embargo, en la última edición del Review of Economic Studies apareció el trabajo "'High' Achievers? Cannabis Access and Academic Performance" de Olivier Marie y Ulf Zolitz, que aísla claramente el efecto que tiene el consumo de marihuana sobre los resultados académicos.

Para entender cómo resolvieron los autores el problema de identificar el efecto de la droga, hay que pensar cómo haría uno para estudiar las consecuencias del consumo. Imaginemos que luego de la legalización en Uruguay baja el rendimiento académico de los estudiantes.

En ese caso será difícil atribuirle el efecto a la droga, pues podría suceder que al mismo tiempo de la legalización hubo otros cambios que afectaron a la población; por ejemplo, podrían haber aparecido aplicaciones en el celular que hicieran que la gente pasara más tiempo con el móvil y menos estudiando.

También usualmente, cuando la legislación cambia afecta a todos los individuos al mismo tiempo, evitando que puedan distinguirse los efectos de la política de variaciones subyacentes en el consumo: esas mismas variaciones pueden haber impulsado el cambio en la ley o viceversa; es imposible distinguir la causa del efecto.

Para evitar este problema, los investigadores aprovecharon un cambio en la política de ventas del conjunto de tiendas de cannabis de la ciudad de Maastricht en los Países Bajos.

Por presión de las autoridades que querían evitar el turismo de drogas, las tiendas restringieron el acceso a la marihuana para aquellos que no fueran alemanes, belgas u holandeses (ABH).

Así, se pudo observar el desempeño de los estudiantes en la Escuela de Negocios y Economía de la Universidad de Maastricht cuando todos tenían libre acceso a la droga y luego cuando solo los ABH podían acceder a la misma de forma legal.

En este caso, es claro que la política no tenía que ver con el consumo de drogas de los estudiantes no-ABH (son sólo 8% de los 4.419 estudiantes en las licenciaturas analizadas) por lo que para estos individuos el cambio en la política es "exógeno" (no está relacionado con lo que venía sucediendo con esta población).

Cualquier cambio que se encuentre en el rendimiento de los estudiantes no ABH, relativo a los ABH, se puede atribuir a la política, y a la caída del consumo de marihuana.

Los autores se aseguraron que la medida había surtido efecto, ya que los compradores no ABH pasaron de ser el 20% del total antes de la medida a tan solo 1,5% después.


Como consecuencia, aquellos a quienes se les negó el acceso al cannabis de forma legal vieron una mejora significativa en sus calificaciones relativas a las de los alumnos ABH: de la variación total que tienen las notas de los estudiantes, medida como la desviación estándar, las notas mejoraron un 11%.

Conjuntamente, se observó una mejora de 74% a 78% en la probabilidad de aprobar los cursos para los no ABH. Por otro lado, el efecto fue mayor sobre las calificaciones de las mujeres.

Adicionalmente se detectó que casi toda la mejoría fue impulsada por los alumnos más jóvenes, lo cual sugiere que los alumnos mayores están menos dispuestos a cambiar como consecuencia de la prohibición, o bien que ya han hecho amigos ABH que pueden proveerlos de cannabis.

Es interesante notar también que la droga parece afectar más a los peores estudiantes ya que el efecto sobre las calificaciones de aquellos cuyas notas estaban en la mitad de debajo de las clases fue mayor. Más aún, para este mismo grupo, la probabilidad de pasar un curso subió de 60% a 66,4, un incremento de más de 10%.

Para corroborar que el incremento realmente provenía de una baja en el consumo de cannabis, los investigadores verificaron que sus hallazgos fueran consistentes con la manera en que el Tetrahydrocannabinol (THC, el componente psicoactivo de la marihuana) afecta las funciones cognitivas.

Ha sido demostrado que éste afecta en mayor medida las habilidades numéricas que las no numéricas, por lo que se comparó la mejora en las calificaciones de las materias de la rama matemática con las demás.

Si la mejora hubiera sido producto, por ejemplo, de una caída en el consumo de alcohol, debería darse una mejora similar en ambos campos. Sin embargo ésta fue 3,5 veces superior en las materias numéricas. Resulta difícil encontrar otra explicación para tal diferencia.

Al mismo tiempo, para cerciorarse de que no hubo un aumento del esfuerzo de los alumnos que pueda haber causado la mejoría se analizaron las encuestas estudiantiles: las horas de estudio fuera del salón no cambiaron significativamente ni para los ABH ni los no ABH.

Las encuestas también revelaron que los estudiantes afirmaban entender más las clases, y que hubo una mejora generalizada en la calidad percibida de los cursos y de los profesores.

Por último, la mejora relativa de los no ABH se podía deber a un aumento del consumo de los ABH (esto igual diría que la droga afecta el entendimiento): la caída en la demanda por cannabis de los no ABH podría haber producido una caída en los precios, aumentando el consumo por parte de los ABH. Sin embargo, los autores verificaron que los precios eran menores antes de la prohibición.

El acceso diferencial por nacionalidades a la droga duró sólo 7 meses, por lo que uno también puede preguntarse si el menor consumo durante un período "corto" de tiempo tiene consecuencias en el largo plazo.
Los autores no encontraron diferencias relativas en los promedios finales o en las probabilidades de graduarse de aquellos sometidos a la restricción en su primer, segundo o tercer año contra los que nunca les fue aplicada.

Sin embargo, los alumnos sujetos al cambio en su segundo año (cuando eligieron sus materias electivas) se volvieron levemente más propensos a elegir materias de contenido numérico, lo cual es consistente con su mayor entendimiento de las mismas.

Para ver si los efectos encontrados son "grandes" en relación con otros elementos que afectan la capacidad cognitiva, el resultado de la prohibición es casi el mismo a tener un profesor con una calidad de desvío estándar por encima de la media, de tamaño similar a tener un compañero de cuarto con un promedio de desvío estándar superior (algo que se sabe que ayuda en el rendimiento) y apenas inferior a empezar las clases una hora más tarde y tener menos sueño durante la misma.

Pero probablemente la comparación más relevante sea que el acceso al cannabis afecta de forma casi idéntica el rendimiento que el acceso al alcohol por parte de los estudiantes.

En nuestro país será interesante seguir los niveles de consumo a nivel individual, y ver si cambian los rendimientos académicos.

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