Sin esperar a las nuevas lluvias que se avecinan, el gobierno peruano, cuyos ministros están repartidos por las distintas zonas de emergencia, comenzó a repartir los primeros cargamentos de ayuda humanitaria.
En la noche de este sábado el puente Virú, de unos 120 metros de longitud, se vino abajo por la crecida del río del mismo nombre cuando varios vehículos se encontraban encima de su estructura, lo que hasta el momento deja cuatro desaparecidos, entre ellos un menor de edad.
Además, seis estructuras similares colapsaron a lo largo de la carretera Panamericana Norte, una vía que atraviesa las regiones más afectadas, y cuyos daños impiden enviar ayuda por transporte terrestre.
"La naturaleza ha sido dura. Tardaremos varias semanas en reponer ese puente", dijo hoy el vicepresidente de Perú y ministro de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, durante una visita a Trujillo, ciudad cuyo
centro quedó este sábado inundado y donde más de la mitad de la población lleva más de dos días sin
agua potable.
En Lima hay distritos que llevan cerca de tres días sin suministro de agua porque la caída de aludes de lodo sobre el río de Rímac, principal fuente de abastecimiento de agua para la capital, impide el procesamiento y potabilización del agua.
Las inundaciones están producidas por un atípico fenómeno climatológico de El Niño, al calentar inusitadamente la superficie marina del litoral peruano, lo que provoca intensas e inusuales lluvias en su costa desértica, que devienen en aniegos, desbordes de ríos y deslizamiento de tierras, conocidos en Perú con el término quechua "huaicos".