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Más o menos garrote al Frente, ese es el dilema de la oposición

La estrategia para seducir a los desencantados con el FA aún no está clara
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24 de septiembre de 2017 a las 05:00
El miércoles 13 se concretó en el Parlamento un hecho inédito con la aceptación de la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic, y la asunción de Lucía Topolansky en el cargo. Sin embargo, la nota del día fue que la sesión duró apenas un minuto y estuvo dominada por el silencio. El debate se podía presumir áspero e interminable, pero se canceló en acuerdo entre los partidos para evitar que se ventilara a nivel internacional un asunto penoso para la imagen del país.

Esa decisión de la oposición, de aceptar el pedido del Frente Amplio de no ingresar en ese debate tan delicado, generó varios reclamos de militantes enojados con la gestión, y puso sobre la mesa el dilema en cuanto a la dosificación de la crítica por parte de los partidos que intentarán en 2019 ganarle el gobierno a la izquierda. Más o menos garrote al oficialismo, esa es la cuestión.

En el medio parecen estar aquellos votantes que hoy representan casi 20% del total del electorado, y que no quieren contestar en las encuestas o no saben a quién apoyar en las próximas elecciones. Esos presuntos desencantados con el FA se convierten en el botín de todo partido con aspiraciones de gobierno. Y como no hay receta probada para asegurar su conquista, cada uno ensayará la suya.

El Observador consultó a cuatro dirigentes de primera línea de la oposición, para conocer cuál es su postura frente a ese dilema.

Hay quienes no dudan en dar palo y otros se alejan de la crítica como un ejercicio habitual. Ninguno se propone "pisar cabezas" por más errores que cometa la izquierda, y en la mayoría predomina un ánimo de reconocer aciertos del FA y tender puentes entre el bloque opositor en el plano de las ideas y la táctica electoral, para llegar con aire a 2019.

"Superador"

El líder nacionalista Jorge Larrañaga (Juntos) centra sus esfuerzos en generar un "esquema de colaboración" en la oposición para propiciar un "cambio político" en el país. "Lo que sí debemos hacer en la oposición es ofrecerles una alternativa que no pasa por ser negadores del FA ni decir que todo está mal. Hay cosas que están mal y cosas muy importantes que se hicieron mal. Otras no. El desafío es presentarnos con capacidad de superar esas cosas, de trascender al Frente siendo un proyecto superador", dijo a El Observador.

El senador Álvaro Delgado (Todos), por su parte, entiende que los desencantados conforman un "tercer polo" en el electorado, formado por la "falta de acción del gobierno". A su juicio, se trata de un piso importante para conquistar, tarea para la cual tienen 25 meses. "Hay que ser muy nítido con el mensaje: se agotó el modelo del Frente Amplio, se cansó y no enamora ni ilusiona como antes. La gente estaba disconforme y se volvió a ilusionar, pero ahora no. Al gobierno le faltó capacidad para innovar, para generar políticas, le faltó capacidad de diálogo", comentó a El Observador el diputado del grupo de Luis Lacalle Pou

"Claudicación ética"

Pablo Mieres, senador y líder del Partido Independiente, dijo que el "gran punto débil" del FA es la "claudicación ética" y es allí donde se debe dar palo. "Hay que ser muy duros en las claudicaciones éticas del FA", aseguró a El Observador.

"El FA ha tenido aciertos y errores. El primer gobierno fue el mejor, el segundo un caos y el tercero inerte", agregó.
"La oposición está llamada a batirse con el gobierno frenteamplista en un duelo discursivo, contraponiendo visiones respecto al desarrollo nacional", opinó el doctor en Ciencia Política Adolfo Garcé.
Finalmente, el diputado colorado Fernando Amado (Batllistas Orejanos) descarta como opción el ejercicio de crítica permanente al gobierno de izquierda. "Para mí no hay ningún dilema. Se dialoga y se acuerda en las cosas en las que haya acuerdo o puntos en común, se debate y se combate las ideas, perspectivas o proyectos que no se compartan y se critica duro en los errores de gestión del gobierno cuando haya que serlo", indicó a El Observador.

"Ni simpatizo ni compro el concepto de que cuando se es oposición hay que ser un barrabrava negador de todo lo bueno que pueda hacer un gobierno que no es de mi partido", insistió.

Para Amado no es cierto que la oposición actual tenga que repetir lo hecho por el Frente Amplio cuando le tocó estar fuera del gobierno.

"Lo más importante, la esencia, es que no me siento cómodo con una actitud destructiva y deshonesta intelectualmente en la que la táctica es desprestigiar y joder al otro sin importar razones, verdades, ni nada", sostuvo.

El diputado colorado entiende que el frentista desencantado es justamente el que espera otra actitud.
"Que no seamos tan mediocres de pagar con la misma moneda ni enredarse en ese griterío Ámsterdam-Colombes. Mucho menos esperan que seamos necios y deshonestos intelectualmente y no reconozcamos cosas que los gobiernos del FA hicieron bien", apuntó.

Opiniones

Jorge Larrañaga:
"Veo que algunos analistas entienden que hay ciudadanos frentistas desencantados que no han dado el paso hacia los partidos de la oposición. Eso no me preocupa porque hay tiempo para ello. Las adhesiones de años y de corte cultural no se abandonan de un día para otro, se dejan despacio. Lo que sí debemos hacer en la oposición es ofrecerles una alternativa que no pasa por ser negadores del FA ni decir que todo está mal. Hay que trascender al FA siendo un proyecto superador".

Álvaro Delgado:
"Hay que ser muy nítido con el mensaje: se agotó el modelo del Frente Amplio, se cansó y no enamora ni ilusiona como antes. La gente estaba disconforme y se volvió a ilusionar, pero ahora no. Al gobierno le faltó capacidad para innovar, para generar políticas, le faltó capacidad de diálogo. Tenemos una sociedad cada vez más dividida, producto de que el Frente Amplio es patrocinante de esa división. Están generando un movimiento anti".

Pablo Mieres:
"No estoy de acuerdo con pisar cabezas. Con serenidad, hay que marcar la cancha. Hicimos lo que teníamos que hacer con la denuncia por el caso ANCAP. Lo demás son cacareos. Hay que ser muy duros en las claudicaciones éticas del FA y las debilidades para marcar las faltas. El gran punto débil es la claudicación ética. Hay una ausencia de proyecto en el gobierno, que no tiene impulso, no lleva adelante reformas con firmeza y claridad".

Fernando Amado:
"Quienes reclaman más crítica al FA me inclino a pensar que, en general, son los que ya integran el piso duro antifrente. El frentista desencantado es justamente el que espera otra actitud, que no seamos tan mediocres de pagar con la misma moneda ni enredarse en ese griterío Ámsterdam-Colombes. Mucho menos esperan que seamos necios y deshonestos intelectualmente y no reconozcamos cosas que los gobiernos del FA hicieron bien".


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