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Más “yeahs” que Nirvana

Michael Stipe escribió Man on the Moon en un rato, durante un período en el que se veía a diario con Kurt Cobain
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03 de diciembre de 2014 a las 22:12

¿Hay alguna canción que vayas a extrañar cantar en vivo con R.E.M.?, le preguntó David Fricke, entonces editor de Rolling Stone, a Michael Stipe. Man on the Moon, contestó, “observar el efecto de esa línea de bajo en un mar de gente al final de un show. Y es una canción fácil de cantar. Es difícil errarle a una nota”. Era el último día de trabajo de Stipe en la banda, el 29 de noviembre de 2011.

En los dos conciertos que R.E.M. ofreció en Buenos Aires, en 2001 y en 2008, Man on the Moon ocupó ese lugar especial. En el Hot Festival de 2001, el tema dedicado al excéntrico cómico Andy Kaufman cerró el show, antes de los bises, que concluyeron con It’s The End of the World (As We Know It). En el Personal Fest, siete años después, se invirtieron las canciones y Man on the Moon significó el grand finale. Octubre de 1992. Había pasado solo un año y medio desde el terremoto de Out of Time y la canción Losing my Religion. Ya todo el mundo sabía que en la ciudad de Athens, en el Estado de Georgia (EEUU), había un grupo llamado R.E.M. que hacía un rock-folk con influencias country –era su octavo disco en casi 10 años– y no se sabía bien cómo etiquetarlo.

Ya había dejado de ser una banda “universitaria” hacía tiempo. En los años 1980, su vestimenta no ayudaba a catalogarlos: no eran new romantic, ni pospunk. El paso del tiempo colocaría a R.E.M. como un grupo clave en la transición al rock independiente y el crecimiento de la escena alternativa, incluyendo el grunge. Entre marzo de 1991 –cuando se editó Out of Time– y octubre de 1992 –lanzamiento de Automatic for the People–, el grupo puso en la calle y en las radios un puñado de canciones que, ellas solas, armarían un greatest hits de cualquier grupo promedio: Radio Song, Losing My Religion, Low, Shiny Happy People, Drive, Try Not to Breathe, Everybody Hurts, Nightswimming. Y Man on the Moon. Carta en la manga R.E.M. entraba a los años 1990 como la nueva gran banda que le disputaba el liderazgo mundial a los mismísimos U2. Así, al menos, lo mostraban los medios. Para Michael Stipe y los demás miembros de la banda las cosas fluían con otra naturalidad. Al menos lo intentaban. Empacadas como canciones pop o baladas, Stipe dejaba caer letras complejas sobre frustraciones, pérdidas, muerte; siempre poéticas y con la dificultad de que no venían impresas en las carátulas de los discos, al menos hasta Up! (1997) ni había Google donde buscarlas. Man on the Moon es un claro ejemplo. Excepto su ahora archiconocido estribillo, ¿qué decía el resto?

If you believed they put a man on the moon (Si creíste que pusieron un hombre en la Luna) Man on the moon (Hombre en la Luna) If you believe there’s nothing up his sleeve (Si creés que no tiene nada en la manga) Then nothing is cool (Entonces nada es cool) Así como hay canciones que son trabajadas durante meses, letras reescritas que consumen, papel, tinta, nicotina y café, otras surgen de la espontaneidad. “Cuando escribí Man on the Moon no tenía idea de que iba a terminar siendo una canción sobre Andy Kaufman; en realidad, fue un movimiento desesperado y completamente inconsciente de mi parte”, le contó Stipe a MTV. “Estuvimos metidos durante meses en un estudio en Seattle, y habíamos escrito, grabado y mezclado cada canción de Automatic for the People, menos una. Había una música ahí, y la banda insistía en que yo apareciera con la letra de una vez, pero no podía.

“Cuando escribí Man on the Moon no tenía idea de que iba a terminar siendo una canción sobre Andy Kaufman; en realidad, fue un movimiento desesperado y completamente inconsciente de mi parte”, le explicó Stipe a MTV

El último día de la mezcla no tenía nada, así que me puse el walkman, me fui a caminar por Seattle y volví con esta letra. Fui al estudio, la escribí, la canté, hice la mezcla esa noche y a la mañana siguiente habíamos mandado la cinta al sello para hacer el máster. Eso fue Man on the Moon”. El líder de R.E.M. recuerda como “único elemento inconsciente” en aquel momento que “estaba pasando mucho tiempo con Nirvana. “Le dije a Kurt (Cobain) que iba a escribir una canción con más ‘yeahs’ que cualquier canción que él hubiera escrito; en realidad no pretendía presentar a Andy Kaufman como el personaje central, casi como un héroe, en la canción”. Stipe se tomó el tiempo de describir en qué teorías conspirativas se inspiró para Man on the Moon, comenzando por la que dice que el gobierno y los militares de Estados Unidos simularon la caminata lunar de 1969, que Elvis Presley seguía vivo y que Andy Kaufman, el más extraordinario imitador y parodiador de Elvis, fingió su propia muerte en 1984. Sobre esos “rumores” armó la canción esa tarde. Drive era el primer simple de Automatic for the People.

El tema no tenía obligación de ser un éxito comercial. Además de Drive, ahí estaba Everybody Hurts, una sesión de terapia de tres minutos.

El mito Kaufman

Sin embargo, Man on the Moon fue elegida por la gente del sello Warner para hacer un clip y ser editada como sencillo. “Les gustó la canción, hicimos un video precioso con el director Peter Care y fuimos a pedirle a la familia Kaufman que nos dejara usar imágenes de archivo de Andy. Estaban sorprendidos pero creo que sintieron que la canción era honrosa”, relata Stipe. En blanco y negro, un Michael Stipe todavía con pelo camina por el desierto cantando hasta que se sube a un semirremolque conducido por el baterista Bill Berry, que lo lleva hasta un bar donde atiende el guitarrista Peter Buck y el bajista Mike Mills juega al pool. Todos cantan y aparecen imágenes superpuestas de personajes de Kaufman nombradas en la canción.

La banda elogia sus “pelotas como campanas de iglesia para salir cada noche a hacer lo mismo otra vez, a hacerse odiar por la gente”. Un par de años después, las imágenes del clip fueron usadas en un documental de televisión que también agregó conversaciones y entrevistas a gente que había conocido al actor, extractos de su trabajo y otras imágenes. “Alguien creyó que era material interesante para escribir un guión, lo hizo, y cuando el libreto le llegó a Danny DeVito, este se lo pasó a Milos Forman, que lo leyó y decidió hacer una película, que se iba a llamar Man on the Moon, así que levantó el teléfono y nos llamó para que hiciéramos la banda de sonido”. Con esa facilidad, Stipe resume un proceso creativo y financiero que lleva años, un negocio en el que ha tenido activos vínculos como productor.

Además de la propia película sobre Kaufman, coprodujo Being John Malkovich y Velvet Goldmine. Inspiración, suerte, desesperación. Elementos aleatorios que pueden cruzarse o no. “Cuando escribo material nuevo no siento que las viejas canciones estén diciéndome por encima del hombro que tengo que escribir cosas mejores”, dice Stipe, “Man on the Moon es una canción que me encanta, me encantó escribirla y me encanta cantarla. Pero no tengo que ponerme a pensar en eso cada vez que escribo un tema nuevo”.

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