Demonstrators take part in a protest against Brazilian President Dilma Rousseff on March 13, 2016 in Copacabana, Rio de Janeiro. Protesters, many draped in the Brazilian national flag, poured into the streets of Brasilia and Rio de Janeiro on Sunday at the start of mass demonstrations seeking to bring down President Dilma Rousseff.  AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON
Demonstrators take part in a protest against Brazilian President Dilma Rousseff on March 13, 2016 in Copacabana, Rio de Janeiro. Protesters, many draped in the Brazilian national flag, poured into the streets of Brasilia and Rio de Janeiro on Sunday at the start of mass demonstrations seeking to bring down President Dilma Rousseff.  AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON
Demonstrators take part in a protest against Brazilian President Dilma Rousseff on March 13, 2016 in Copacabana, Rio de Janeiro. Protesters, many draped in the Brazilian national flag, poured into the streets of Brasilia and Rio de Janeiro on Sunday at the start of mass demonstrations seeking to bring down President Dilma Rousseff.  AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON
Jair Bolsonaro<br>
Supporters of Brazilian president Dilma Rousseff

Mundo > CRISIS POLÍTICA

Masiva e histórica protesta contra Dilma Rousseff sacudió a Brasil

Cerca de un millones de brasileños expresaron su irritación en 400 ciudades de todo el país
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14 de marzo de 2016 a las 05:00
Una gigantesca e histórica ola de manifestantes pedía ayer la destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, en un clima de fuerte descontento social por la recesión económica y el multimillonario fraude a Petrobras que salpica a la elite empresarial y política del país. Se estima que más un millón de brasileños expresó su irritación en las calles de más de 400 ciudades, protesta que por primera vez es públicamente apoyada por partidos de la oposición.

Según el diario Folha de Sao Paulo, la marcha en la avenida Paulista reunió a más de 500 mil manifestantes, lo que la convierte en el mayor acto político registrado en esa ciudad. En cambio, la Policía Militar de San Pablo calcula que fueron 1,4 millones quienes se manifestaron.

La magnitud de las marchas es un dato de alta sensibilidad para Rousseff, que enfrenta un pedido de juicio político que podría terminar anticipadamente su mandato, previsto hasta 2018, y también para los que buscan combustible para ese proceso que está en ciernes en el Congreso.

"Vine porque estoy cansada de ver tanta corrupción y para reclamar por el desorden en que se convirtió este país. Basta de robo, basta", dijo Rosilene Feitosa, una pensionada de 61 años en San Pablo. "Yo voté por el PT [Partido de los Trabajadores, en el poder] pero nunca más".

La capital económica e industrial de Brasil fue el corazón de las marchas contra el gobierno del año pasado, llegando a concentrar hasta un millón de personas, aunque según el método de medición de Folha de Sao Paulo la concentracióni más masiva reunió a más de 200.000.

El gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, afirmó que Brasil precisa "pasar la página" del gobierno de Dilma Rousseff, en abierto apoyo a las multitudinarias protestas.

"Precisamos pasar esta página. Precisamos una solución rápida para superar la crisis y retomar el crecimiento", dijo Alckmin a periodistas antes de dirigirse a la céntrica avenida Paulista, donde se desarrollaban las manifestaciones.

Imágenes aéreas mostraban el domingo una marea compacta de gente vestida de amarillo y verde, los colores de la bandera nacional y de la emblemática camiseta de la selección de fútbol, en una escena que se repitió en la capital Brasilia –con una asistencia oficial de 100.000 personas– y Rio de Janeiro, sede de los próximos Juegos Olímpicos, que reunió cientos de miles junto a las playas de Copacabana.

Grandes centros urbanos como Belo Horizonte, al suereste, e incluso tradicionales bastiones del PT, como el estado de Bahia o Pernambuco, en el noreste, también tuvieron grandes convocatorias.

Efervescencia política
En medio de citas alusivas al "fin del ciclo" tras más de 13 años del PT en el poder, los manifestantes se quejaron por el derrumbe de la economía, que cayó 3,8% en 2015 y continuaría su declive este año, conformando la peor recesión en un siglo, y por los escabrosos hallazgos de la investigación en Petrobras, desde donde se desviaron multimillonarios fondos a los partidos que integran la coalición de gobierno.

"Cayó Cristina, cambió el Congreso en Venezuela, perdió Evo, y ¿quién caerá ahora? Dilma", gritó uno de los organizadores de la protesta en San Pablo desde un camión, en referencia al término del mandato de la presidenta Cristina Kirchner en Argentina y a las derrotas sufridas por el oficialismo socialista en las legislativas en Venezuela y el mandatario boliviano Evo Morales en un referendo que le negó un potencial cuarto período.

Unas 300 personas se reunieron frente a la residencia del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, convertido ahora en uno de los blancos de los fiscales que investigan causas de corrupción y con pedido de prisión preventiva por supuesto ocultamiento de bienes. Lula, símbolo y fundador del PT, retribuyó el saludo.

En Rio de Janeiro, una avioneta roja que sobrevoló las playas portando un cartel con la leyenda "No va a haber golpe" fue abucheada por la multitud. Poco después, una yate navegaba frente a la costa mostrando una bandera que decía "Fuera Dilma".

Juez héroe
En Brasilia, activistas contra el gobierno levantaron un gigantesco muñeco inflable que asemejaba la figura de Lula vestido de presidiario. El juez federal Sergio Moro, cuyos fallos enviaron a la cárcel a varios empresarios y políticos de la elite local enlodados en la causa Petrobras, se convirtió en el símbolo de la lucha contra la corrupción en el Estado, un mal que junto al desempleo en alza y a una inflación creciente llevó a Brasil a una espiral de desánimo que alcanzó a la propia coalición de gobierno.

En plena tormenta, Rousseff compareció sonriente el viernes y echó mano del carácter glacial que envuelve su biografía: "¿Creen que tengo cara de estar resignada? ¿Creen que tengo genio para resignarme? Yo no estoy resignada ante nada y no tengo esa actitud ante la vida (...) Cuenten, por lo menos, que no tengo cara de quien va a renunciar", dijo ayer.

El PT puede perder a su principal socio político
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal socio de la coalición de la presidenta Dilma Rousseff, avisó el sábado que podría separarse del gobernante Partido de los Trabajadores en 30 días y sumarse a los intentos de la oposición para deponer a la líder de izquierda. En una agitada convención, los líderes del PMDB bloquearon una propuesta de delegados que querían renunciar de forma inmediata al gobierno de Rousseff, antes de que se desplome en medio de una tormenta política por la corrupción y la recesión económica.
Sin embargo, el partido acordó aplazar la decisión en 30 días y dejarla en manos del comité ejecutivo, asegurando la unidad tras su líder, Michel Temer, quien es vicepresidente de Rousseff. Allegados al partido dijeron que esto le da tiempo al PMDB para evaluar el apoyo en el país al proceso de juicio político contra Rousseff, con el que partidos de la oposición en el Congreso buscan destituirla, lo que podría colocar a Temer en el sillón presidencial.

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