Opinión > ANÁLISIS/ E. BLASINA

Mejoran Argentina y Brasil, ¿cuánto lo aprovecharemos?

Por primera vez en mucho tiempo puede que los vecinos empiecen a actuar en forma sinérgica con Uruguay, dando continuidad al crecimiento y tal vez acelerándolo
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23 de septiembre de 2017 a las 05:00
La oportunidad uruguaya está cruzando otro período adverso desde lo regional. Pero el ciclo económico está cambiando de fase en la región y la propia economía uruguaya ha logrado esquivar lo más adverso.

Si Brasil y Argentina se encaminan, los 15 años de crecimiento uruguayo se estiran y consolidan la posibilidad de que el país dé el salto cualitativo. Por primera vez en mucho tiempo puede que Argentina y Brasil empiecen a actuar en forma sinérgica con Uruguay, dando continuidad al crecimiento y tal vez acelerándolo.

Brasil siempre ha sido determinante del resultado de la economía uruguaya, para bien o para mal. Y luego de la peor recesión de su historia, la economía del país vecino se viene afirmando, gradual pero persistentemente. Puede que las tormentas políticas que están barriendo con el viejo stablishment no dejen ver esta nueva etapa brasileña que despunta.

Como consecuencia de esa mejora ayer viernes el gobierno de Brasil liberó más de 10.000 millones de reales (US$ 3.180 millones) del gasto. Pero no es un acto de populismo sino todo lo contrario. Lo hace luego de haber renunciado a usarlos, porque anteriormente el gobierno congeló 45.000 millones de reales de gasto como una señal de los esfuerzos por restaurar la confianza de los inversores tras dos años de recesión. Y la confianza se está restaurando.

En esta semana, por segunda consecutiva, el Banco Central (BCB) elevó su proyección de crecimiento para 2018. Aumentó la proyección de crecimiento del PIB en 2018 por segunda semana consecutiva, de 2,10% a 2,20%. El de este año se mantuvo en 0,6%. Corrigió al alza la proyección de la producción industrial para 2018 de 2,3% a 2,45%, desde 1,1% para este año.

Una base para cimentar el rebote de la actividad es haber reinstaurado el criterio de equilibrio fiscal, y a la vez de haber quebrado a la inflación. Este año será el de inflación más baja del siglo con solo 3% y con la reactivación, el año que viene pasará a un muy correcto 4%, permaneciendo por debajo del centro de la meta del Banco Central, 4,5%.

Y por otra parte avanza una reforma laboral. Un shock que genera un crecimiento de la demanda de trabajo.

En agosto se crearon en forma neta 35.457 puestos de trabajo formal de acuerdo a las cifras del Cadastro Geral de Empregados e Desempregados (Caged) y fue el quinto mes consecutivo con creación de puestos de trabajo, Fue el mejor mes en términos de empleo desde 2014.
Un crecimiento que parece haberse independizado de la política.

Seguramente Temer termine cayendo, y seguramente Lula no llegue como un candidato viable a la próxima elección. Al mercado ya básicamente no le importa. Apuesta a que alguien más racional tomará el timón.

El crecimiento en Brasil impactará tanto directamente sobre lo que les exportamos y el turismo como indirectamente porque ayuda a consolidar la recuperación de la economía argentina, que aunque también es frágil, empieza a insinuarse.

El resultado del segundo trimestre fue bueno. Un crecimiento de 2,7% impulsado por la mejora de la inversión y el consumo privado. La inversión aumentó 7,7%.La mejora de la economía brasileña reactiva por ejemplo a la industria automotriz argentina y por esa vía hace crecer al consumo y la inversión. La construcción creció 9,7%, la industria 2,5%, la producción agropecuaria 4,9%, según los datos oficiales del Indec.

"La evolución macroeconómica del segundo trimestre de 2017 determinó, de acuerdo con las estimaciones provisorias, una variación en la oferta global, medida a precios de 2004, de 4,0% con respecto al mismo período del año anterior, debido a la suba de 2,7% del PIB y al aumento de 9,1% de las importaciones de bienes y servicios reales", estimó el instituto.

Es factible que un cambio de gobierno en Chile desate inversiones que actualmente están en pausa y que el crecimiento de Bolivia y Perú continúen. Una nueva chance de emprender cambios estructurales con una lógica económica más amigable.

Y en Uruguay también se empieza a percibir un cambio en el ánimo de los consumidores y algunos indicadores que anticipan la aceleración. Por la reactivación incipiente de Brasil y Argentina y porque Uruguay ha estado en los titulares del mundo como país liberal, será nuevamente una gran temporada turística. En julio el desempleo bajó a 7,6% desde 7,8% el mes anterior y 8,6% el año pasado.

Pero mientras en Brasil el sector exportador viene de años muy buenos por la fuerte devaluación de 2015 y en Argentina los exportadores tienen el optimismo derivado de haber salido del proteccionismo, en Uruguay los exportadores siguen a la defensiva. Los cultivos de trigo y cebada tendrán menos rendimiento que el año pasado y con este dólar cualquier tropiezo agrava la tensión en una cadena de pagos que ya estirada al límite.

A veces pareciera que a tres pesos de distancia del dólar actual reside un crecimiento armónico. El actual del consumo doméstico y el exportador que sigue dubitativo y que de lograrse despejaría un panorama sólido hasta el 2020. Vencida la inflación en Brasil y Uruguay, es inevitable añorar un shock de competitividad que permita acelerar la actual fase de crecimiento y usarla para equilibrar las cuentas del fisco con el ingreso adicional generado.

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