Maderas en lugar de acetatos, plásticos en vez de tejidos, espejos por cristales y mucho material reciclado fueron las estrategias de las escuelas de samba de Río de Janeiro para poder desfilar en el
carnaval de este año en medio de la grave crisis del país que las dejó sin patrocinio.
Las 12 escuelas de samba del Grupo Especial, cuyos famosos desfiles del domingo y el lunes próximo constituyen la principal atracción del carnaval de Río y el considerado mayor espectáculo del mundo al aire libre, tuvieron que improvisar más que nunca para mantener el lujo de sus espectáculos pese a la necesidad de ahorrar en los materiales de los disfraces y las carrozas alegóricas.
Tras dos años de recesión en
Brasil casi ninguna empresa pública o privada se interesó por patrocinar los desfiles de 2017, lo que obligó a los grupos carnavalescos a reducir sus presupuestos entre 30 % y 40 % respecto a 2016, según la Liga Independiente de las Escuelas de Samba (Liesa).
"Casi ninguna escuela consiguió patrocinio este año", admitió el presidente de la Liesa, Jorge Castanheira. Sin ayuda de terceros, la mayoría se ajustó a sus escasos recursos propios y a la ayuda fija que reciben todos los años para montar sus desfiles.
A cada escuela se le asigna anualmente cerca de seis millones de reales (unos US$ 1,9 millones), procedentes de los derechos de televisión sobre los desfiles, de la venta de los ingresos al Sambódromo y de la ayuda de la alcaldía de Río de Janeiro.
En 2016 varias consiguieron patrocinio. Este año, en cambio, la única excepción fue Unidos da Tijuca, que logró el patrocinio de algunas firmas estadounidenses para un desfile en el que abordará el jazz, el blues y Louis Armstrong.
De acuerdo con Castanheira, para ahorrar recursos casi todas economizaron en los materiales y prefirieron convertir "lixo em luxo" (basura en lujo), en una referencia al aprovechamiento de los materiales reciclados.
La Liesa también ayudó en la reducción de
costos y disminuyó la duración de los desfiles de 82 hasta 75 minutos, con lo que cada escuela podrá recortar de su presentación hasta una carroza alegórica y seis alas (grupos de integrantes disfrazados).
Pese a los esfuerzos por recortar costos para sustituir la falta de patrocinadores, la primera polémica del carnaval de este año fue provocada por un supuesto patrocinador de Imperatriz Leopoldinense, que presentará en el Sambódromo un desfile sobre la preservación de la Amazonía. La escuela fue acusada por congresistas de hacerle el juego a los grupos que critican la deforestación de la selva para abrirle espacio a la agricultura.