Mentor para rato

Álvaro es hijo de Ruben Casco, conocido periodista deportivo uruguayo, del que asegura que heredó la habilidad comercial y el espíritu emprendedor. “A los 18 años salí a vender publicidad para fútbol”, recordó. En 2001, la multinacional en la que trabajaba Álvaro Casco como ingeniero químico decidió cerrar en Uruguay y le ofrecieron, junto a otro exempleado, hacerse cargo de la distribución. Biraden nació, según comentó el empresario, como la razón del artillero: “te mato o me matas”.

¿Cómo fue enfrentar ese nuevo camino?
Todos me decían que estaba loco, que me buscara un trabajo. Uruguay estaba en plena crisis. Pero si se quiere es de lo que me puedo enorgullecer, porque cuando las papas quemaban no tuve más remedio que encarar y salir adelante con mi propio esfuerzo. Nos dieron las herramientas para desarrollarnos, pero tenía que demostrarle a los clientes que aunque no estaba la multinacional, la operación nueva de Uruguay les iba a poder dar el mismo servicio. Fue mucho esfuerzo, convicción y perseverancia. Los clientes me reafirmaron la confianza, la mayoría siguió con nosotros.

En el marco del Programa Empresario-Emprendedor de la Cámara de Industrias (CIU) es mentor de una emprendedora textil, ¿Cómo vive esta experiencia?
Es linda, uno se da cuenta todo lo que sabe y aprendió. Porque cuando uno está en el día a día no se da cuenta cuanto se ha desarrollado. Y hacer cosas sin fines de lucro ayuda a descomprimir parte del cerebro; te das cuenta que no todo lo hacés por dinero. Estoy contento. Cuando ves que alguien valora lo que decís te sentís orgulloso.

¿Qué considera importante transmitir a un emprendedor?
Tiene que saber cuál es su negocio y obviamente desarrollar sus capacidades, dando por descontado que es proactivo.
A mí me hubiera encantado jugar de nueve en la selección. Me gustaba jugar de nueve pero no tenía capacidad. Hay veces que se confunde tener pasión con tener capacidad.
Para progresar hay que tener los principios claros. En el largo plazo respetarlos te va a ayudar a ser exitoso en lo que uno quiere: en los negocios y en la vida también porque creo que se trata de ser feliz. Hay que corregir ese negativismo uruguayo de siempre echarle la culpa a otro.
Hay que administrar la energía. Un emprendedor tiene que saber que la mayoría de los negocios son 60% emoción y 40% raciocinio. Las decisiones se basan en la emoción. Un cliente que está comprometido emocionalmente con la empresa te perdona un mal resultado y no al revés.
Y desde el principio hay que generar imagen de marca.
Hay que ser perseverante, si te gusta y no sos perseverante, fracasás. No hay que tener miedo a equivocarse, uno tiene que hacer, probar, tropezar y empezar de nuevo.