La canciller alemana Angela Merkel intentó ayer jueves aportar tranquilidad al señalar que espera "muy pronto" la detención del tunecino sospechoso de perpetrar el atentado de
Berlín, mientras que la policía es duramente criticada por no haber seguido la pista de este notorio islamista.
Los investigadores encontraron huellas dactilares del presunto autor del ataque, Anis Amri, solicitante de asilo de 24 años, en la cabina del camión que atropelló a las víctimas, anunció el jueves el ministro del Interior.
"Se han encontrado huellas dactilares en la cabina", declaró Thomas de Maizière, que afirmó que varias pruebas indican que Amri es "muy probablemente el autor" del atentado que provocó 12 muertos el lunes.
Sobre Amri pesa una orden de arresto europea dictada por la justicia alemana. El acto fue reivindicado por el grupo yihadista
Estado Islámico (EI).
En tanto, la policía efectuó varias operaciones ayer de mañana por toda
Alemania, como en Dortmund (oeste), en Renania del Norte-Westfalia, región en la que Amri vivió durante algún tiempo.
Además, se llevaron a cabo registros en un centro de refugiados y en dos apartamentos de Berlín, según medios de comunicación.
De las víctimas, ya fueron identificados seis alemanes, un polaco, una italiana y una israelí.
Tras una visita al cuartel general de los investigadores en Berlín, Merkel dijo que espera "una pronta detención", y alabó "el trabajo altamente profesional, sin pausa" de los agentes. Dijo también estar "muy orgullosa" de la "calma" mostrada por los alemanes.
Además de las críticas recurrentes sobre su política de acogida de refugiados, Merkel tendrá que enfrentar la controversia causada por la descoordinación de las autoridades al momento de vigilar al principal sospechoso.
Investigación con fisuras
El caso de Amri pone la "lupa" sobre las lagunas del sistema, dijo otro miembro de la familia política de Merkel, Stephan Mayer.
La policía berlinesa aseguró el jueves que la billetera que contenía este documento no fue hallada hasta el martes, lo que explicaría que los investigadores centraran sus pesquisas en un sospechoso paquistaní, que finalmente fue liberado.
Amri era un viejo conocido de la policía. Estuvo vigilado durante la mayor parte de 2016, principalmente en Berlín, donde se sospechaba que podría estar preparando un atentado y un robo para comprar armas automáticas. Pero en setiembre, la fiscalía abandonó la investigación por falta de pruebas.
Según el New York Times, también era conocido de las autoridades estadounidenses por haberse puesto en contacto, al menos una vez, con el grupo EI y por haber buscado en internet cómo fabricar explosivos.
La revista alemana Der Spiegel, citando escuchas telefónicas de "predicadores" islamistas, afirmó que Amri se había propuesto "desde hacía meses" para una misión suicida.
Una traumática reapertura
Mientras Berlín parecía volver a la normalidad el jueves, la policía autorizó la reapertura del mercadillo de Navidad que fue atacado el lunes, una decisión que "no fue fácil de tomar en una situación así", indicaron sus gestores en un comunicado.
Numerosos visitantes acudieron al lugar al mediodía. Muy emocionados, algunos comerciantes lloraban, mientras otros se abrazaban, pero todos con un vaso de vino caliente intentaban demostrar que no cederían ante el terror.
"Es bueno ver que tras un atentado la gente se muestre fuerte y no se paraliza", decía David Ulbricht, un organizador de eventos de 24 años presente en el lugar.
En medio del mercadillo, la gente depositó en el suelo velas, flores y mensajes personales en homenaje a las víctimas