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Mientras que EEUU prohíbe las grasas trans, en Uruguay no están ni reguladas

Si bien está confirmado que estos alimentos son responsables de enfermedades coronarias, ambos países están en situaciones opuestas respecto a sus controles
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19 de junio de 2015 a las 05:00
Mucho se dice sobre la mala alimentación y los consiguientes altos guarismos de sobrepeso y obesidad en Estados Unidos (EEUU). Sin embargo, esta semana dicho país dio una lección a Uruguay y el mundo sobre cómo, desde las autoridades, mejorar la nutrición de la ciudadanía.

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de EEUU informó el martes que aplicará una normativa de tolerancia cero para los alimentos con aceites parcialmente hidrogenados, más conocidos como grasas trans artificiales. Este proceso de prohibición que se inició en 2013 y finalizará en 2018 es un hito en la historia moderna de la alimentación.

"Es probable que sea el cambio aislado más importante en el mercado alimenticio en décadas y hasta en la historia", dijo Michael Jacobson, director ejecutivo del Centro para la Ciencia en el Interés Público de EEUU, al periódico The Washington Post.

Por su parte, Stephen Ostroff, comisionado de la FDA, dijo al anunciar la medida: "Con esto se espera que se reduzcan las enfermedades coronarias y podamos prevenir miles de infartos cardiacos fatales al año".

Está demostrado que el consumo de grasas trans artificiales o de origen industrial, como también se les llama, eleva el colesterol "malo". Esto aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en Uruguay. Sin embargo, aquí las vidas siguen desprotegidas ante los peligros de las grasas trans.

Uruguay y las grasas trans


En Uruguay las grasas trans no solo están permitidas, sino que además los consumidores desconocen qué alimentos tienen y cuáles no, explicó a El Observador María Antonia Grompone, directora de la cátedra de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CYTAL) de la Facultad de Química de la Universidad de la República.

Si bien existe en el país una reglamentación que obliga a indicar en las etiquetas si hay o no grasas trans en todos los alimentos envasados, no hay quién controle que esa información sea cierta. Es así como en sus investigaciones CYTAL ha encontrado grasas trans en productos que dicen ser "0%", por ejemplo, margarinas.

Otro ejemplo son los yogures y quesos, que en su mayoría no advierten de la presencia de grasas trans en sus etiquetas. Sin embargo, en los estómagos de los rumiantes se producen grasas trans naturales, es decir, de las "buenas". Por ende, aunque no sean de las artificiales ahora prohibidas en EEUU, su omisión en las etiquetas es un reflejo de la falta de control.

De cualquier modo, existen productos en los cuales ni siquiera existe la opción de que se le mienta u omita información al consumidor: los alimentos no envasados. ¿Cuántas grasas trans de las "malas" tiene un bizcocho o una masita? Nadie lo sabe con certeza.

Según la FDA, el etiquetado obligatorio (con controles) sumado al cambio de recetas por parte de algunos actores de la industria de los alimentos consiguieron que el consumo de grasas trans en Estados Unidos en la última década decayera 78%.

En Argentina, por citar un ejemplo cercano, desde 2012 que el contenido de ácidos grasos trans artificiales en los alimentos no puede ser mayor al 2% del total de grasas en aceites vegetales y margarinas destinadas al consumo directo. Desde diciembre pasado, en el resto de los alimentos tampoco puede superar al 5% del total de grasas.

Grompone explicó que, en Uruguay, al no existir un organismo oficial que certifique lo que indican las etiquetas y controle los alimentos no envasados, uno puede cocinar en el hogar con el objetivo de tener una dieta saludable y estar utilizando como materia prima productos con grasas trans artificiales.

Durante el anterior periodo de gobierno de Tabaré Vázquez, de 2005 a 2010, ya había existido un intento de reglamentar las grasas trans artificiales en el país, tal como aconsejan distintos organismos internacionales, pero nunca se concretó.

Historia de las grasas trans


Las grasas trans están presentes en una amplia variedad de alimentos. Los más obvios son los platos fritos típicos de comida rápida, los snacks y congelados, pero también puede estar presente en galletas saladas y dulces, alfajores, tortas, tartas y otros productos horneados.

A pesar de su presencia en una gran variedad de alimentos, las grasas trans no solo son nocivas para la salud, sino que no aportan ningún beneficio. Así lo empezaron a demostrar distintos estudios desde la década de 1970. Fue entonces que por primera vez la ciencia logró unir los comidas procesadas con enfermedades coronarias aunque en animales. En la década de 1990 los estudios clínicos demostraron el vínculo en humanos.

Al contrario de lo que afirmó en un principio la industria alimentaria, según la experiencia estadounidense, restringir o directamente eliminar las grasas trans no fue tan dificultoso ni caro. Sin embargo, aún hoy quedan empresas que se resisten a cambiar en pro de la salud.

Habrá quienes "probablemente sigan argumentando que existen algunos alimentos que requieren de grasas trans. Pero eso no es verdad. El gobierno (de EEUU) lo sabe", dijo Jacobson a The Washington Post. La pregunta es si el gobierno uruguayo lo sabe.

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