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Migrantes duermen en la calle a la espera de lugar en un refugio en París

Centro de acogida no dispone de cupos suficientes
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09 de enero de 2017 a las 05:00
A la espera de que se libere una plaza en un centro de acogida para migrantes en el norte de París, decenas de sudaneses y afganos duermen a la intemperie, en medio de las bajas temperaturas y el ruido constante del tráfico urbano.

"Intenté entrar, pero todos los días me dicen que está completo", cuenta Ousmane, envuelto en una frazada, mientras acampa en la calle, junto al centro humanitario que abrió sus puertas en noviembre en el norte de la capital francesa.

Más que su fina manta, son sus compañeros de infortunio quienes le protegen del frío invernal de cerca de cero grados. "Aquí dormimos unas cuarenta personas", explica este sudanés, que espera con ansias una plaza desde hace más de 10 días.

"Quiero pedir asilo en Francia; voy a seguir intentando entrar" al centro, que cuenta con habitaciones con calefacción, explica este joven.

Capacidad insuficiente

A un centenar de metros de él, el primer centro humanitario para migrantes y refugiados de París, con capacidad para 400 personas, está completo.

Más de 2.200 personas fueron acogidas en este establecimiento desde que abrió sus puertas el pasado 10 de noviembre. El centro, destinado exclusivamente para hombres, acoge a migrantes durante cinco a diez días.

Cada día, 50 migrantes logran entrar.

Pero su capacidad locativa es insuficiente, estima Ivan Leray, coordinador de la asociación Utopia56, ya que cada día entre 80 a 100 migrantes llegan a la capital francesa.
Pedido de asilo

Las autoridades francesas prometieron 200 nuevos cupos. Esta extensión "sigue estudiándose", señaló la prefectura de París.

Tras pasar de cinco a diez días en este centro donde pueden someterse a un examen médico, recibir ayuda psicológica y asistencia jurídica, se los orienta posteriormente hacia instalaciones más perennes en función de su situación personal.

Algunos pedirán asilo en Francia pero los que registraron previamente sus huellas dactilares en otro país europeo deben por ley regresar al país en cuestión para solicitar asilo allí.

Mientras tanto, decenas de migrantes deambulan en las inmediaciones del centro, en el distrito XVIII de París, bajo la atenta mirada de la policía.

La noche del martes, las fuerzas del orden desalojaron a unos 40 migrantes de su campamento de fortuna, instalado bajo un puente.

El jueves por la mañana, la policía tuvo que dispersar a las personas que hacían fila frente al establecimiento. "Cuando se abrieron las puertas, todo el mundo intentó entrar. La policía comenzó a lanzar gases", cuenta Mattio, un migrante afgano. "La policía interviene muy a menudo", indica Benoit Alavoine, del colectivo Quartiers solidaires (Barrios solidarios) que ayuda a los migrantes.

"Pero a veces se limitan a limpiar las calles. Los migrantes pierden sus pertenencias. No entendemos la lógica" de esto, añade.

Evitar campamentos

Con estas intervenciones, buscamos "evitar que se vuelvan a formar campamentos" de migrantes en las calles, explica una fuente policial.

Los migrantes desalojados de los míseros asentamientos deben buscar nuevos lugares donde instalarse. La policía instaló barreras para impedir que accedan a los lugares donde habitualmente se congregaban los migrantes en el norte de París. El resultado de esto es que "ya no sabemos dónde está esta gente", apunta Ivan Leray.

"Duermen donde pueden, en pequeños grupos. Cada día entre 150 a 200 personas en París; los demás están en los suburbios más cercanos", asegura Pierre Henry, director general de la asociación Francia tierra de asilo.

Frente a esta situación, muchos piden la creación de centros como el de París en otras ciudades francesas. "Necesitamos más establecimientos", estima Henry.

"No es una buena idea que París sea la única puerta de entrada para obtener el asilo", opina Ivan Leray, quien advierte a las autoridades sobre la necesidad de "anticipar" nuevas llegadas de migrantes en la primavera.

La situación de los migrantes, procedentes en su mayoría de países de Africa y Asia, se constituyeron en motivo de preocupación en los principales países europeos.

Esa preocupación ha ido en aumento como consecuencia de recientes atentados ocurridos en ciudades europeas y en los que estuvieron involucrados migrantes.

Reducción en la llegada por mar

El número de migrantes llegados a Europa por mar en 2016 cayó a 364 mil personas, una reducción de dos tercios respecto a 2015, con una neta baja de llegadas a Grecia, anunció el viernes la agencia encargada de las fronteras exteriores de la Unión Europea.

No obstante, Frontex destacó un aumento récord de migrantes llegados desde África por el Mediterráneo central, 181 mil personas en 2016, el 20% más que el año anterior, según consignó la agencia AFP.

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