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Milicias en Estados Unidos, la rebelión en la sombra contra el monopolio de la fuerza

La afición por las armas no merma en este país, menos aún entre algunos que sirvieron en las fuerzas armadas
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14 de abril de 2013 a las 13:33

Las milicias en Estados Unidos crecen en la sombra, alimentadas por los veteranos de guerra, "patriotas" armados organizados bajo disciplina castrense convencidos de que representan la última garantía para que el gobierno no tenga el monopolio de la fuerza.

Pese al debate para mejorar el control de armas en Estados Unidos, los datos indican que la afición por rifles y pistolas no ha mermado y las milicias, oscuros grupos armados que se erigen como garantes de la Segunda Enmienda de la Constitución, siguen creciendo en número.

Tim Vance, uno de los líderes de la autoproclamada Milicia Ciudadana de Virginia Número 10, explica en una entrevista con Efe que la Constitución contempla y protege la creación de milicias armadas informales para la protección de los derechos de los ciudadanos contra "los tiranos".

Esa protección data de 1776, cuando los 13 estados del recién nacido Estados Unidos aún temían que su independencia se viera amenazada por imperios invasores, aunque los miembros de la milicia aseguran que esas directrices siguen teniendo la misma vigencia.

Las milicias armadas secretas han aumentado desde un par de centenares hace unos cuatro años hasta alrededor de 1.300 grupos de "patriotas" y contrarios al gobierno federal, según datos de The Southern Poverty Law Center.

Esto ha hecho que en el último año el FBI haya reconocido que no ha parado de incrementarse el número de peticiones de información de las autoridades locales para lidiar con estos movimientos cada vez mejor armados y entrenados.

Además, según reconoce el propio Vance, las guerras de Irak y Afganistán han alimentado de veteranos duchos en el uso de armas y tácticas de guerra a estas organizaciones, cuyos participantes se unen de manera voluntaria y con el compromiso de servir a su comunidad.

"No somos grupos anti-gobierno, somos anti-tiranía. Estados Unidos tiene la mejor forma de gobierno jamás creada por el hombre y las milicias están sujetas a ese gobierno y defenderán el estilo de vida estadounidense de acuerdo con la Constitución", indica Vance.

Pese a todo, las autoridades federales vigilan con cautela este tipo de grupos paramilitares que han dado cobijo a personas con ideologías conspirativas dispuestas a atacar al gobierno federal para defender libertades que consideran cada vez más coartadas, como la posesión de armas.

No hace falta buscar demasiado para encontrar esas ideas en ciudadanos de Virginia que nunca han entrado en contacto con las subrepticias milicias.

Tom Clark, un defensor a ultranza del derecho a portar armas ajeno a las milicias, explica que en Virginia "hay una explosión en el número de gente que quiere aprender a usar armas. Estos días tenemos escasez de munición, las balas llegan a las tiendas y desaparecen al instante".

Clark no defiende las milicias pero comparte esa paranoia que mantiene a estos grupos vivos. "El crecimiento exponencial de los últimos años se debe a la preocupación de que el gobierno vaya a limitar libertades. La gente está preparándose", dice.

Al líder de la milicia 10 le preocupa que los controles de antecedentes penales y psicológicos para acceder a un arma se universalicen y "sean iniciados por las Naciones Unidas. La ONU no deberían estar envuelta en nada que afecte a nuestra constitución".

En esta preocupación subyace el miedo extendido entre algunos miembros de las milicias de que el presidente, Barack Obama, permita que otros poderes externos limiten los derechos y libertades individuales de los estadounidenses.

Los miembros de las milicias son discretos y no quieren protagonismo en los medios de comunicación, por ello Charles, otro de sus integrantes, es cauto a la hora de dar detalles de cómo se organizan. No quiere "saltarse la cadena de mando".

"Algunos miembros prefieren el secretismo de estos grupos y no quieren que la prensa, agentes del orden o agencias gubernamentales sepan sobre ellos, otros, por el contrario, creen que la publicidad es buena. Nosotros hemos elegido seguir en la sombra", indica Vance.

En pleno debate sobre el control de armas, las milicias siguen engordando sus filas, ahora compuestas por cientos de miles, con nuevos reclutas interesados en evitar lo que consideran abusos del poder central y la elite.

Por el momento, siguen entrenando periódicamente, algunas de ellas, como dejan entrever las confiscaciones del FBI, amasando lentamente arsenales.

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