Ministro de a pie, entre mates, compañeros y “los pibes”

Entre los árboles y la oscuridad de la calle hermanos Gil, donde escasean los focos de alumbrado público encendidos, el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, caminó al menos una cuadra para llegar hasta la puerta del Comité de Base Cuaró, en el Prado, donde era esperado por militantes para dar una charla sobre perspectivas económicas.

Aunque en la puerta del comité los esperaban algunos frenteamplistas que peinaban canas y también otros menores de 20 años, la primera en saludar a Lorenzo fue la exdiputada colorada, Glenda Rondan, que le dio un beso y un abrazo. Al lado de la ahora frenteamplista estaba el ministro de Transporte, Enrique Pintado, junto a su esposa, Alejandra Ostria, quienes viven cerca de la zona y fueron a presenciar la charla.

Lorenzo ingresó al Comité Cuaró y se sentó en una silla de mimbre junto al otro disertante de la jornada, el coordinador del PIT-CNT, Marcelo Abdala. Tras la intervención de Abdala, el ministro de Economía tomó la palabra. Habló sobre política, el Frente Amplio y economía, aunque anticipó que en su primera intervención daría una visión a largo plazo ya que las preguntas sobre la coyuntura las harían “los compañeros”. “Para eso estamos acá”, dijo.

Y así fue. Lorenzo comenzó con un discurso formal y con tecnicismos económicos. Luego llegó la intervención de los militantes. Gianina, de 20 años, le reclamó aplicar el control de precios. Una vecina de 65 años le comunicó al ministro que la UTE había roto la vereda de su casa y que los trámites en la intendencia eran lentos. Por su parte, un estudiante de Veterinaria le agradeció la presencia al ministro. “Agradezco verlos porque a veces la visión de los medios es deformada”, dijo.

El docente
Con los minutos de charla el ministro pasó a utilizar un lenguaje coloquial. Tras defender la reforma tributaria y pedir mayor productividad, habló de su actividad como docente y convocó a los frenteamplistas presentes a “ir pa’ adelante”.

Le preguntaron sobre cuál sería el futuro de los jóvenes, a los cuales se refirió como “pibes y pibas”. “Yo soy educador todavía. Es la actividad más maravillosa de mi vida. Y yo no sé qué van a hacer los pibes y las pibas que trato de ayudar educándolos. Cuando vienen a preguntar en qué van a trabajar yo no me animo a decirles nada”, dijo.

Lorenzo, doctor en Economía por la Universidad Carlos III de Madrid, dijo que “ojalá” pueda “ayudar” a su hijo a recibir una formación superior a la suya.

Iban dos horas de charla, ya no quedaba agua en el termo de Abdala, y Lorenzo retomó los temas económicos.

Lejos del rostro serio que tiene en las conferencias de prensa, el ministro se mostró cercano a los militantes. Los canales de televisión ya se habían ido. En se momento de distensión, relativizó la promesa electoral de bajar dos puntos el IVA y pidió defender a las empresas públicas.

Lorenzo finalizó pidiendo a los militantes tener una actitud “ofensiva” para defender al gobierno y no dejarse ganar “por la derecha”. Cuando terminó de hablar, sobre las 23 horas, saludó uno a uno a los alrededor de 20 militantes. A las mujeres con un beso y a los hombres con la mano.

“Me tengo que ir a casa volando, mirá la hora que es”, le comentó en la puerta del Comité a Pintado antes de partir.