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MSF condena la doctrina de "daños colaterales" en ataque
Médicos Sin Fronteras reaccionó ante la justificación del atentado que destrozó su hospital
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05 de octubre de 2015 a las 05:00
Ningún miembro de #MSF reportó combates dentro del hospital antes del ataque aéreo de Estados Unidos. Estaba lleno de doctores y pacientes.
Al día siguiente de los bombardeos que mataron a 22 personas en su hospital, la organización médica humanitaria Médicos Sin Fronteras denunció una "grave violación del Derecho Internacional Humanitario" y condenó los hechos "en los términos más enérgicos posibles". A mayor información disponible, mayor es la dimensión del horror en esa zona de Afganistán, acotó.
El paso de las horas ayudó a que dimensionara mejor una situación que sorprendió desde el comienzo, cuando en la madrugada del sábado un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) recibió bombardeos durante cerca de una hora. Esto, a pesar de que la organización se había encargado de dar a todos los bandos implicados –los talibanes y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)– las coordenadas de la zona donde funcionaba el hospital.
El saldo del ataque son 19 muertos (12 de MSF y siete pacientes, entre los que había tres niños) y 37 heridos, entre los que hay 19 del staff.
La OTAN, que cuenta con 13 mil soldados en Afganistán, tildó lo ocurrido de "daños colaterales" que podrían haber sido provocados por un bombardeo de la aviación estadounidense, que apuntaba a insurgentes talibanes.
MSF reaccionó ante semejante definición y, en un comunicado, indicó que "no se puede aceptar que esta horrible pérdida de vidas simplemente sea descartada como 'daños colaterales'".
Por otra parte, la institución desmintió las versiones que indicaban que el lugar se habría convertido en una base de los terroristas y que por eso los aliados lo habrían atacado.
A través de Twitter, MSF puntualizó que las puertas del hospital estuvieron cerradas toda la noche del bombardeo. "Sólo había personal, pacientes y civiles. Ninguno de los trabajadores de MSF informó de enfrentamientos dentro del hospital antes del ataque de EEUU".
Meinie Nicolai, presidenta de la organizavión, exigió la total transparencia de las fuerzas de la OTAN y una investigación independiente que permita asegurar la máxima transparencia y la rendición de cuentas.
Desde que estallaron los combates en la zona de Kunduz el pasado lunes, MSF trató a 394 heridos. Al momento del ataque aéreo había 105 pacientes y sus cuidadores en el hospital, junto a más de 80 trabajadores internacionales y nacionales.
Además de la muerte de los bombardeados, el ataque supone el final del tratamiento para quienes tendrían necesidad de atención en el futuro. Sucede que este hospital es el único con servicio de traumatología y cirugía en todo el noreste del país, y el único en Kunduz. Brinda atención gratuita y no impone requisitos para sus pacientes. Pero con los destrozos en la unidad de cuidados intensivos, las salas de emergencia y la de fisioterapia, poco se puede hacer ahora.
Kate Stegeman, portavoz de la ONG, declaró a la agencia AFP que por el momento no se sabe qué pasará con el centro médico. "No puedo decirles si el centro de traumatología de Kunduz volverá a abrir o no", indicó. Algunos pacientes fueron trasladados a otro hospital ubicado a dos horas en vehículo.
"Indudablemente había sido cerca. Al principio no sabía lo que estaba pasando (...). Después de 20 o 30 minutos en los que no pararon de caer bombas, escuché que alguien gritaba mi nombre. Era uno de los enfermeros de la sala de emergencia. Se tambaleaba con una herida muy grave en su brazo. Estaba cubierto de sangre, con heridas por todo el cuerpo. En ese momento mi cerebro no podía entender lo que estaba sucediendo. Por un segundo me quedé inmóvil, conmocionado. Mi compañero gritaba pidiendo ayuda. En la habitación de seguridad tenemos un suministro limitado de elementos médicos esenciales, pero no había morfina para parar su dolor. Hicimos lo que pudimos, pero no fue suficiente", relató el enfermero.
El hombre acompañó al coordinador de proyecto por la zona, para medir qué había ocurrido. Vieron el hospital destruido y varias salas completamente en llamas. Sintió conmoción.
En la Unidad de Cuidados Intensivos había poco que hacer. "Seis pacientes estaban ardiendo en sus camas".
"Fuimos a buscar a los compañeros que estaban trabajando en el quirófano en el momento en el que empezaron a caer las bombas. El panorama que vimos allí también era horrible. Un paciente estaba muerto en la mesa de operaciones, en medio de la destrucción", prosigue el relato.
Después de hacer todo el recorrido, el enfermero regresó a su oficina de trabajo, adonde habían llegado los heridos que podían caminar. Ahí todo eran gritos y heridos.
"Fue una locura. Tuvimos que organizar rápidamente un plan para atender a las víctimas que llegaban en masa a la oficina, viendo qué médicos estaban vivos y disponibles para ayudar. Hicimos una cirugía urgente a uno de nuestros médicos. Lamentablemente murió allí, en la mesa de la oficina".
Zoltan quedó especialmente impactado por el sufrimiento de sus colegas, a los que vio llorar desconsolados hasta morir. "Son personas que han estado trabajando muy duro durante meses, y que no habían descansado un minuto durante la última semana. Personas que no habían ido a sus casas, que no habían visto a sus familias, que habían estado trabajando en el hospital para ayudar a la gente ... y ahora están muertos", lamentó.
El paso de las horas ayudó a que dimensionara mejor una situación que sorprendió desde el comienzo, cuando en la madrugada del sábado un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) recibió bombardeos durante cerca de una hora. Esto, a pesar de que la organización se había encargado de dar a todos los bandos implicados –los talibanes y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)– las coordenadas de la zona donde funcionaba el hospital.
El saldo del ataque son 19 muertos (12 de MSF y siete pacientes, entre los que había tres niños) y 37 heridos, entre los que hay 19 del staff.
La OTAN, que cuenta con 13 mil soldados en Afganistán, tildó lo ocurrido de "daños colaterales" que podrían haber sido provocados por un bombardeo de la aviación estadounidense, que apuntaba a insurgentes talibanes.
MSF reaccionó ante semejante definición y, en un comunicado, indicó que "no se puede aceptar que esta horrible pérdida de vidas simplemente sea descartada como 'daños colaterales'".
Por otra parte, la institución desmintió las versiones que indicaban que el lugar se habría convertido en una base de los terroristas y que por eso los aliados lo habrían atacado.
A través de Twitter, MSF puntualizó que las puertas del hospital estuvieron cerradas toda la noche del bombardeo. "Sólo había personal, pacientes y civiles. Ninguno de los trabajadores de MSF informó de enfrentamientos dentro del hospital antes del ataque de EEUU".
Meinie Nicolai, presidenta de la organizavión, exigió la total transparencia de las fuerzas de la OTAN y una investigación independiente que permita asegurar la máxima transparencia y la rendición de cuentas.
Desde que estallaron los combates en la zona de Kunduz el pasado lunes, MSF trató a 394 heridos. Al momento del ataque aéreo había 105 pacientes y sus cuidadores en el hospital, junto a más de 80 trabajadores internacionales y nacionales.
Además de la muerte de los bombardeados, el ataque supone el final del tratamiento para quienes tendrían necesidad de atención en el futuro. Sucede que este hospital es el único con servicio de traumatología y cirugía en todo el noreste del país, y el único en Kunduz. Brinda atención gratuita y no impone requisitos para sus pacientes. Pero con los destrozos en la unidad de cuidados intensivos, las salas de emergencia y la de fisioterapia, poco se puede hacer ahora.
Kate Stegeman, portavoz de la ONG, declaró a la agencia AFP que por el momento no se sabe qué pasará con el centro médico. "No puedo decirles si el centro de traumatología de Kunduz volverá a abrir o no", indicó. Algunos pacientes fueron trasladados a otro hospital ubicado a dos horas en vehículo.
Una noche sin palabras
Lajos Zoltan Jecs, enfermero, dormía en el centro médico de Kunduz cuando a las dos de la mañana lo despertó una "gran explosión". Su testimonio fue divulgado por la ONG."Indudablemente había sido cerca. Al principio no sabía lo que estaba pasando (...). Después de 20 o 30 minutos en los que no pararon de caer bombas, escuché que alguien gritaba mi nombre. Era uno de los enfermeros de la sala de emergencia. Se tambaleaba con una herida muy grave en su brazo. Estaba cubierto de sangre, con heridas por todo el cuerpo. En ese momento mi cerebro no podía entender lo que estaba sucediendo. Por un segundo me quedé inmóvil, conmocionado. Mi compañero gritaba pidiendo ayuda. En la habitación de seguridad tenemos un suministro limitado de elementos médicos esenciales, pero no había morfina para parar su dolor. Hicimos lo que pudimos, pero no fue suficiente", relató el enfermero.
El hombre acompañó al coordinador de proyecto por la zona, para medir qué había ocurrido. Vieron el hospital destruido y varias salas completamente en llamas. Sintió conmoción.
En la Unidad de Cuidados Intensivos había poco que hacer. "Seis pacientes estaban ardiendo en sus camas".
"Fuimos a buscar a los compañeros que estaban trabajando en el quirófano en el momento en el que empezaron a caer las bombas. El panorama que vimos allí también era horrible. Un paciente estaba muerto en la mesa de operaciones, en medio de la destrucción", prosigue el relato.
Después de hacer todo el recorrido, el enfermero regresó a su oficina de trabajo, adonde habían llegado los heridos que podían caminar. Ahí todo eran gritos y heridos.
"Fue una locura. Tuvimos que organizar rápidamente un plan para atender a las víctimas que llegaban en masa a la oficina, viendo qué médicos estaban vivos y disponibles para ayudar. Hicimos una cirugía urgente a uno de nuestros médicos. Lamentablemente murió allí, en la mesa de la oficina".
Zoltan quedó especialmente impactado por el sufrimiento de sus colegas, a los que vio llorar desconsolados hasta morir. "Son personas que han estado trabajando muy duro durante meses, y que no habían descansado un minuto durante la última semana. Personas que no habían ido a sus casas, que no habían visto a sus familias, que habían estado trabajando en el hospital para ayudar a la gente ... y ahora están muertos", lamentó.
